Jesulín de Ubrique rompe a llorar en 'El Hormiguero' al recordar su infancia
El torero acudió junto a Ablert Espinosa al plató de Antena 3 para presentar 'El camino a casa', un nuevo programa de La Sexta
El Hormiguero de Antena 3 recibió el pasado miércoles 3 de mayo al torero retirado Jeusulín de Ubrique y al escritor, guionista y presentador Albert Espinosa, dos invitados de honor que acudieron al formato de Pablo Motos para presentar El camino a casa, un programa que estrena este jueves La Sexta en el que Espinosa entrevista a famosos mientras recorren el camino que estos solían hacer para regresar del colegio hasta las casas de sus padres. Y como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta que Espinosa estaba en el plató, Jesulín de Ubrique se emocionó al ver lo que el guionista autodenominado "ternurista" o terrorista de la ternura, habían logrado con su programa.
Todo sucedió después de que Motos diese paso a un pequeño teaser de El camino a casa en el que se puede ver a Jesulín y Espinosa entrando, por sorpresa para el de Cádiz, en la casa en la que creció junto a su familia; un momento muy emotivo en el que el matador no pudo contener las lágrimas.
Y lo mismo le pasó el pasado jueves en el plató de Antena 3. Al revivir la aventura que vivió junto a Espinosa, Jesulín volvió a emocionarse como el día que fue hasta su pueblo y no pudo evitar que se le escapasen un par de lágrimas.
"La bañera me la llevé", bromeó enseguida el torero para explicar que, tal y como había advertido en el vídeo, después de esta aventura con Espinosa había decidido rescatar de la vieja casa en la que creció algunas cosas y se las había llevado a su vivienda actual. "La tengo en casa y la voy a colocar porque me voy a bañar allí y voy a bañar a mis hijos allí después de casi 40 años", añadió Jesulín.
Jesulín, muy ilusionado con la experiencia
Además de las lágrimas que ha soltado en el directo, Jesulín de Ubrique aseguró que, para él, grabar el programa que estrena hoy La Sexta ha sido un camino de emociones. El hecho de recorrer unas calles que un día fueron como su casa después de más de 30 años sin hacerlo le ha traído recuerdos de la infancia que creía que ya se habían esfumado.
"Yo soy una persona dura a la hora de soltar las lágrimas. Pero ha quedado genial, fantástico... Me has hecho un regalo de cojones Albert, ha sido muy bonito", llegó a explicar el famoso torero mostrándose totalmente agradecido con la experiencia que le ha permitido recordar aquella infancia en la que, por un lado era un niño totalmente normal y por el otro, cuando el resto de sus amigos se dedicaban a jugar, él se iba a la plaza a torear siendo ya el eje económico cenetral de su familia y de otras muchas que dependían de su trabajo.