¿Por qué nunca hay incendios en Soria?

El caso de la provincia castellanoleonesa es digno de estudio: pese a contar con una enorme superficie de masa arbolada, el fuego apenas hace acto de presencia. Te contamos por qué.

El cuidado de los bosques, clave para prevenir incendios. / Getty Images.

Estamos a las puertas del que, según los expertos, podría ser uno de los veranos más dramáticos en materia de incendios forestales. La sequía y las altas temperaturas amenazan los bosques españoles más que nunca, lo que ha llevado a varias comunidades autónomas a movilizar a sus efectivos dos meses antes de lo habitual.

Te recomendamos

La mano del hombre está detrás de la inmensa mayoría de los incendios. Se calcula que en torno al 95% de ellos son provocados, generalmente por imprudencias o accidentes. El 5% restante se debe a causas naturales, la mayor parte a causa de los rayos. Unos datos que llevan inevitablemente a una conclusión y a una pregunta: los fuegos son evitables. Pero, ¿cómo hacerlo? ¿Existe algún lugar donde las cosas se hagan de manera ejemplar? La respuesta es sí, y no hay que irse lejos para encontrarlo. Se llama Soria.

Cabría pensar que la despoblación que afecta a esta provincia, la más deshabitada de toda España, es un factor de riesgo a la hora de combatir los incendios forestales. No en vano, más de la mitad de sus localidades tienen menos de 100 habitantes. Y sin embargo, la falta de gente no es un problema a la hora de frenar el fuego: el último gran incendio en Soria se produjo hace más de dos décadas, en agosto del año 2000, cuando se quemaron 2.500 hectáreas. Desde entonces, la provincia está prácticamente libre de incendios. ¿Cómo lo hacen?

Una tarea de todos

La respuesta hay que buscarla en el llamado “modelo Soria” de gestión de las masas forestales. En la zona está muy arraigada la idea de que el bosque es una fuente de recursos de la que se benefician todos los vecinos. Y por tanto, cuidarlo es tarea de todos. De los bosques se obtiene madera, pero también resina. El monte soriano es, además, un polo de atracción para los buscadores de setas. Nadie quiere que este generador natural de ingresos sufra daños.

El resultado de ese interés compartido es una alerta constante: en Soria, los pequeños conatos de fuego son sofocados rápidamente. A ello también ayuda una infraestructura especialmente diseñada para ello: la gran mayoría de los bosques de la provincia cuentan con caminos muy anchos para que los medios terrestres de extinción de incendios puedan llegar en poco tiempo a prácticamente cualquier rincón. Además, existe una coordinación enormemente eficaz entre la diputación, la Junta de Castilla y León y los distintos ayuntamientos.

El éxito del modelo se ha traducido en un incremento notable de la masa forestal en las últimas décadas. En los años 60, la provincia tenía apenas 87 millones de árboles: hoy son casi 250 millones. De ellos, casi la mitad (116 millones) son coníferas (principalmente pinos y sabinas) y 134 son frondosas (encinas, robles, hayas, chopos), según el Inventario Forestal Nacional del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco). En total, la extensión total de los bosques en esta provincia del centro de España alcanza las 447.000 hectáreas. Los sorianos tocan a 2.804 árboles por habitante. Y todos y cada uno de ellos importan.