La infravalorada infusión que es un aliado inesperado contra el estrés, el colesterol y la mala digestión

Para las personas que rechacen el café y opten por no tomar tés por su contenido en teína, la mejor alternativa son las infusiones, las aliadas perfectas en los días más fríos de invierno. Pero, antes de nada, ¿en qué se diferencia de los tés? Una infusión es toda aquella bebida que se obtiene a partir de mezclar partes de una planta (flores, hojas, raíces, corteza, frutos o semillas) con agua caliente, ya que en altas temperaturas se liberan los nutrientes y principios activos de la planta. Pero, ¿por qué son recomendables las infusiones y qué nos aportan?

Para empezar, las infusiones no son estimulantes, por lo que no provocan ninguna alteración en nuestro sistema nervioso, como señalan desde la empresa especializada en dietética Natur House. Pero, como es de sospechar, cada infusión es diferente y cada una posee sus propias propiedades, en función de la planta de la mezcla. Las tisanas, por ejemplo, se han utilizado desde hace décadas para tratar algunas enfermedades; la melisa o la tila ayudan a calmar los nervios o a conciliar el sueño o las de alcachofa, que tiene un efecto protector para nuestro estómago y facilitan la digestión.

Estos son algunos de los tipos de infusiones más conocidos, pero hay otro, desconocido por la gran mayoría, que tiene gran variedad de beneficios.

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Por qué deberías empezar a tomar infusión de laurel

Se trata de la infusión de laurel, una planta aromática que solemos usar en algunas recetas de cocina y que también se puede usar en estas bebidas calientes. Desde Vanity Fair en su edición italiana señalan también sus propiedades terapéuticas debido a sus aceites esenciales, los polifenoles, los taninos y otros componentes antioxidantes que al combinarlos con el agua caliente, potencian estas propiedades.

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Además, desde Humanitas destacan también su alto contenido en vitamina C, que ayuda en las defensas del organismo contra el estrés oxidativo, así como de los virus y bacterias. Asimismo, destaca su aporte de vitamina A, también un potente antioxidante, y la de tipo B, entre ellas el ácido fólico (vitamina B9).

Y, por si esto fuera poco, las infusiones de laurel también nos ayudan contra la inflamación, gracias a sus aceites esenciales, y a favorecer la circulación con su alto contenido en minerales como el calcio, el magnesio, el fósforo o el potasio. ¿Otro punto extra? Las hojas de laurel contienen ácido cafeico, valioso aliado en la lucha contra el colesterol malo y favorecen la producción de enzimas, lo que favorece en la asimilación de alimentos.

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