Este experto en felicidad de Harvard recomienda seguir la teoría de Aristóteles para una vida plena: pedir favores
El filósofo griego reflexionó sobre la generosidad y los actos de bondad

Arthur Brooks, catedrático de Harvard, en su despacho / The Washington Post
Decía el filósofo Aristóteles en su escrito de la 'Etica a Nicómaco' sobre la amistad que la felicidad se consigue de la mano de los amigos y defendía que "el desgraciado necesita bienhechores y el afortunado personas a quienes hacer bien". Con esto, el griego hace referencia a la importancia de saber dar y recibir en una relación de amistad.
"No es noble estar ansioso de recibir favores, por más que igualmente hemos de evitar ser displicentes por rechazarlos", decía. Un pensamiento que sigue un hilo similar al de otro orador moderno, Arthur C. Brooks, científico, divulgador, conferenciante y catedrático de la Universidad de Harvard que indaga sobre la búsqueda del ser humano de la felicidad.
Es él quien comparte, en cierta medida, y sintetiza en The Atlantic esta teoría del estagirita en palabras más simples y certeras: "La generosidad es más sana y mejor cuando, como la circulación de la sangre, da vueltas y vueltas". ¿Qué quiere decir con esto? Que pidas favores y los hagas.
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Estos favores pueden ser materiales, afectivos, tangibles o incorpóreos, pero sabemos que al darlos, hacemos felices a los demás; lo cual, en teoría, debe complacernos también a nosotros. De la misma forma, debemos aprender a pedir esos favores para que otras personas sientan esta satisfacción o plenitud personal.
Con esta premisa, Brooks cuestiona aquello de que la persona que solo da pero nunca recibe tiene más valor que la que también sabe recibir: "Se apropia para el dador de todo el prestigio moral de la generosidad, mientras que impone al receptor un sentimiento de deuda".
En este sentido, el catedrático insiste en que debemos ofrecer a nuestros amigos, familiares, cercanos, e incluso a los extraños, la oportunidad de ser generosos con nosotros. ¿Conclusión? La verdadera felicidad está en saber dar y recibir por igual.