
Aitana y su historia más real en Cara C: “Sabía que no quería nada banal, no quería nada inventado”
Una charla donde la cantante se ha abierto como nunca para contar todo lo que hay tras 'Cuarto Azul'
Cuarto Azul ya es una realidad. Un álbum que Aitana ha estado creando entre Miami y Los Ángeles con nuevos productores y compositores, saliendo de su zona de confort. Un trabajo para el que se ha tomado su tiempo para ofrecer la historia que quería contar, la suya, sin ficción, ni rodeos.
Pasó un mal año marcado por una ruptura sentimental y una depresión y eso le llevó a una etapa de oscuridad que se ve reflejada en el disco. Pero supo aceptar ayuda y poco a poco encontró la luz. Y sus nuevas canciones reflejan esa transformación.
Le gusta la película de Inside Out y reconoce que “te das cuenta que alegría quiere estar todo el rato y la tristeza es importante también porque si no, no valoras la alegría”. Ella ha pasado por ese abanico de emociones que ha utilizado de manera creativa en su terapia particular que es la música.
LOS40
LOS40
Te recomendamos
Nuevos amigos: Gale y Manuel Lorente
Una de sus mayores anclas son los amigos y ha hecho algunos nuevos en su etapa compositiva. Aunque ha trabajado con mucha gente nueva, ha congeniado especialmente con Gale y Manuel Lorente –Spread Lof de nombre artístico-, “son de mis mejores amigos a los que les cuento mi vida”.
Manuel nos habló con mucho cariño y respeto de ella y reconoce que tiene una sensibilidad muy especial y la admiración es mutua. Aitana reconoce que todos los días llegaba al estudio con un texto que había escrito durante la noche de insomnio. Así surgió En el centro de la cama, porque es así como se vio esa noche que no podía dormir y empezó a escribir uno de esos textos. “Sabía que no quería nada banal, no quería nada inventado”, afirma convencida.
Compaginaba esas sesiones de estudio con sesiones con su psiquiatra y su psicóloga con las que hablaba de que la música es la vía por la que podía canalizar todo lo que sentía y le recomendaban que explotara eso porque realmente, en el estudio era donde podía ver la luz.
Una canción para su abuelo
Comparte con Manuel muchas cosas, una de ellas, que ambos tuvieron abuelos que ya no están y tenían relación con la música. El del compositor escribió 12 cascabeles, el de Aitana, cantaba saetas y, de hecho, al principio de Música en el cielo se escucha uno de sus quejíos.
Reconoce que ella entendió lo que es la muerte “cuando crecí sin la figura de mi cuarto abuelo. Mi madre me explicó qué era morir y he tenido mucho miedo, de ahí viene ser hipocondríaca, entre otras cosas”.
Reconoce que, durante la composición y grabación del tema, ambos lloraron mucho.
Una listening party con críticas
Los primeros en escuchar el disco fueron sus fans que la acompañaron en el Movistar Arena de Madrid tras pagar una entrada de 16 euros. Algo que muchos han criticado. Pero ella deja claro que “no me llevo nada de beneficio, en los estadios tampoco”.
“No quería que estuviera patrocinado por marcas, que trabajo con muchas, porque con marcas estás más limitado. Hay grandes artistas que han tenido marcas patrocinando y lo han hecho gratis, pero nosotros no lo hemos hecho así”, explica la opción que escogió.
Y está feliz con el resultado y con haber podido vivir una noche tan especial junto a la gente que lleva tantos años apoyándola.
Un documental que no quiere ver
Pudimos intuir algo de lo que iba a ser este álbum viendo su documental Metamorfosis, dirigido por su amiga Chloe Wallace que podemos ver en Netflix. La salida le pilló en Milán en un desfile de Versace y “pensé que la gente me iba a odiar con el documental”. Lo vio una vez y no quiso verlo más porque se veía “egocéntrica, déspota y no me gustaba lo que veía de mí”. Pero reconoce que la acogida ha sido muy buena y las críticas también.
Cree que, si lo ve dentro de unos años, que no está segura de que lo haga, le dará cierta ternura porque ha supuesto también un aprendizaje y a ratos, también le ha producido momentos de mucha risa.
Un disco de amores y desamores
El disco viene marcado por una ruptura sentimental. Y no hace falta dar nombres para saber de quiénes habla en sus canciones. “He sufrido por amor, pero también he hecho sufrir por amor. He hecho daño sin querer y tienes que darte cuenta y sanar y pedir perdón”, asegura.
Está en ese proceso de aceptar que en el amor se sufre y se hace sufrir y ella se ha equivocado como se han equivocado también con ella. “La gente te pone la cruz porque no lo hiciste bien, lo sé, hay muchas cosas que no he hecho bien y creo que gracias a eso lo voy a hacer bien en el futuro”, reflexiona.
Hay una canción de perdón dirigida a su primer amor, Cuando hables con él. “Es una canción de perdón, sin querer, bueno no, queriendo y quería que quedase claro para quién es. Ese sin querer incluye que se vaya a hablar de él y eso lo llevo peor”, asegura, “él necesita silencio y vivir su vida y ya está. Soy esclava de mis canciones porque es lo que hago y lo que me hace feliz y es mi vida”.
Proceso de salud mental
Hay canciones, como la que da título al álbum, Cuarto Azul, que habla de salud mental y el proceso que ha atravesado y que sigue atravesando porque no le cuesta admitir que ahora mismo sigue tomando medicación para equilibrar sus emociones. Eso hace que ahora le cueste mucho llorar y no, aunque algunos insistan, no lloró al final de su listening party. Sí se emocionó, pero no fue capaz de soltar ninguna lágrima. Sabe que cuando deje esa medicación, llorará todo lo que no está llorando ahora. “Echo de menos ser más exagerada con las emociones”, reconoce.
En ese proceso ha contado con el apoyo de su familia y sus amigos. “No me sacaban de la cama, sino que se quedaban dándome conversación”, expresa sobre lo que han supuesto para ella.
Las babys siempre presentes
Una de sus anclas más fuertes es el que le proporcionan sus amigas que están muy presentes en este disco. “Yo era de muy amigas hasta que con 17 empecé a tener novio y desde ahí he enlazado un novio con otro, eso sí es verdad, admito que me ha pasado”, admite y eso le hizo apartarse un poco de ellas.
“He estado con muy pocos chicos a nivel sexual porque me cuesta, es una energía que me cuesta, tiene que ser una conexión muy grande, no hacerlo por hacerlo”, reconoce, pero se ha dado cuenta de que estar de novia no significa que tenga que prescindir de sus amigas.
“He podido estar un año soltera y en ese tiempo he entendido el valor de la amistad y lo importantes que son para mí. Cuando te encuentras con otras personas y empiezas una relación puedes llevar las dos cosas y cada uno te aporta una cosa”, reflexiona sobre otro de los aprendizajes que se ha llevado.
Conciertos de estadio
Reconoce que lo ha pasado mal con el tema del Bernabéu y tener que cancelarlo y mover los conciertos a otro estadio, pero está convencida de que, a pesar de todo, va a ser un gran show.
Un proceso que ha vivido en paralelo a su amiga Lola Índigo con la que ha estado intercambiando mensajes. “Ella colgó un post cuando hizo el cambio llorando, en plan ‘estoy hasta la po**a’, es normal, ‘i feel you’. Nos entendemos porque estamos haciendo los estadios a la vez, los mismos recintos y hemos hecho los mismos cambios. Una ansiedad constante, pero las dos lo vamos a hacer”, concluye.
Con artistas cool
El disco trae varias colaboraciones. Sin duda, la que más ha llamado la atención es con Alaska, totalmente inesperada y para ella “la guinda del pastel, me faltaba eso, no hubiera molado tanto sin ella”.
También ha llamado la atención la de Barry B, un artista del círculo de Ralphie Choo o Rusowsky que no se maneja tanto en el mainstream, pero que tiene colgado el cartel de artista cool. “También es generosidad de su parte que es más underground y se junta con artistas cool y yo no lo soy”, admite.
Una charla en la que ha hablado de todo esto y mucho más. Hemos sabido lo que opina de Melody y si ella iría a Eurovisión. Hemos repasado algunas letras de sus canciones y, en definitiva, hemos conocido mejor a una artista que ya nos volvía locos y ahora, más todavía porque cuando un artista es tan honesto, se valora.














