Especial
El pueblo mallorquín que se ha convertido en un referente europeo en gestión de residuos
Esporles es un ejemplo a seguir en esta materia. Allí, el temido “tasazo” en el impuesto de basuras no asusta a los vecinos.
Cuando se habla de respeto al medio ambiente, es esencial fijarse en los lugares en los que se están haciendo bien las cosas, de cara a poder aprender de ellos e importar prácticas que funcionen. Y a menudo, no hace falta viajar miles de kilómetros para encontrar espejos en los que mirarse: los tenemos muy cerca.
Ese es el caso de Esporles, un pequeño municipio de algo más de 5.000 habitantes en la isla de Mallorca, que se ha convertido en un ejemplo a seguir para todos aquellos que creen que es importante repensar la manera que tenemos de gestionar aquello que acaba en la basura. No en vano, es uno de los lugares en los que se ha implantado el tipo de sistema que la UE pone como objetivo en la nueva ley y que en España apenas existe.
Quién más residuos genera, más paga
¿Y en qué consiste ese modelo? Básicamente, en que paga más quien más basura genera. Cada vecino paga una tarifa fija para cubrir el servicio de recogida y luego una variable dependiendo de sus necesidades. Una manera de implicar a la ciudadanía en la responsabilidad a la hora de generar residuos que ya funciona con éxito en países como Bélgica, Finlandia, Irlanda o Suecia.
2025 es el año tope para poner en marcha el nuevo sistema
Adoptar este sistema en toda España era uno de los objetivos finales de la ley 7/2022 de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, que marcó abril de 2025 como la fecha tope para ello. Hasta 2022, sólo alrededor de entre un 30 y 40% del coste de este servicio se pagaba con lo recaudado: el gasto total se cubría con otras partidas del presupuesto de cada Ayuntamiento, mientras que el ciudadano pagaba las basuras de manera conjunta con otros conceptos como el IBI o el recibo del agua, dependiendo del municipio.
Ese cambio obligado por Europa se ha trasladado en el llamado "tasazo" de basuras, que en muchos hogares se va a traducir en más de 100 euros al año. Ese dinero deberá ir destinado en exclusiva a cubrir de manera “específica, diferenciada y no deficitaria” los gastos de recogida, tratamiento y gestión de todos los residuos urbanos de cada ciudad, tal y como dicta la nueva normativa europea.
Se da la circunstancia de que, tras las elecciones municipales de 2023, muchos ayuntamientos se apresuraron a poner en marcha una bajada de impuestos en consonancia con las promesas realizadas por los alcaldes en campaña. Ahora, esos mismos ayuntamientos se han visto obligados a volver a subir ese impuesto concreto.
Un “sablazo”, según el PP
La situación ha puesto a muchos en pie de guerra, especialmente entre los mandatarios de otro signo político. Es el caso de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), presidida por María José Catalá, del Partido Popular, que en su día tildó de "sablazo" la nueva tasa de basuras. Otros ediles populares, como el madrileño José Luis Martínez-Almeida, señalaron directamente al presidente del gobierno y rebautizaron la tasa como "sanchazo".
Los habitantes de Esporles no temen al "tasazo": han hecho los deberes y la ciudadanía ha cambiado el chip. De hecho, el municipio ha alcanzado unos niveles de recogida selectiva de residuos de en torno al 80% en el último trimestre de este año, muy por encima de cualquier otro municipio español, donde de media ese porcentaje se sitúa en el 36%.