Mai Menenes (Nena Daconte) se quita la máscara para hablar de drogas, salud mental, OT o maternidad

Se muestra vulnerable tras la publicación de su primer libro

Mai Meneses no es esa chica frágil que se convirtió en la primera expulsada de la segunda edición de Operación Triunfo y que luego triunfó con Nena Daconte. Su voz dulce y timidez hizo pensar a muchos que era una niña buena a la que había que proteger. Pero es una imagen que no se corresponde con la realidad y lo hemos podido comprobar tras leer el primer libro de la cantante: Tenía tanto que darte.

Una autobiografía en la que, como ella misma reconoce, se quita la máscara y se libera al mostrar quién es realmente. Y para conseguirlo ha hablado de consumo de drogas, abuso de alcohol, problemas de salud mental, amoríos varios y relación de amor/odio con la música.

Admite que hablar de su libro le hace quedarse sin voz porque se siente vulnerable y le cuesta. Pero ese arrebato de sinceridad y valentía no merece más que un aplauso. Ahora es más fácil entenderla y su testimonio servirá de referente para muchas personas que atraviesan algunos de los problemas que ella ha admitido tener.

Ya ha entregado su vida en estas páginas y ahora toca dar algunas explicaciones, aunque tampoco hacen falta. Leerla es más que suficiente para entenderla.

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¿Cuántas vueltas le has dado al libro antes de entregarlo?

Tardé un mes en sacarlo todo y un año en corregirlo. Un año en quitar, poner, alargar. Me he leído el libro yo creo que más de 20 veces.

¿Cuántas veces te has arrepentido?

Solamente una. Cuando me presentaron a la editorial, a Cristina y David, les vi como muy interesados y entonces me dio miedo. Se quedó el libro como seis meses en un cajón y no pensaba ya publicarlo. Lo había escrito y ya está. Pero justo me leí el libro de Ángel Martín, el de Si por las voces vuelven, y cuando lo leí me sentí super identificada, acompañada. Pensé, ‘bueno, no soy la única a la que le pasa eso’ y en mi libro, que hay un tema de salud mental importante, sobre todo en la segunda parte, pensé que le podía servir a alguien, dar voz y ser referente ahora que se está apostando tanto por dar visibilidad a estos temas.

¿Qué te daba miedo?

El pudor, porque con este libro me he vuelto super vulnerable al público, a la crítica. Pero, por otro lado, me apetecía quitarme esa careta y mostrarme realmente como yo soy, con mis cosas.

Reconoces que con este libro buscabas terapia y crecimiento personal, ¿te ha funcionado en ese sentido?

Sí, yo creo que he hecho una evolución bastante grande y he pasado de la oscuridad a la luz y en este libro lo cuento. Puedo contar ese paso.

¿Qué te aconsejó tu entorno cuando les hablaste del proyecto?

Sobre todo, me interesaba la opinión de Eduardo, de mi marido, que también es el padre de mis hijos. A largo plazo los niños van a leer el libro y habrá que explicarles muchas cosas que a día de hoy no saben. Edu me apoyó en todo y siempre ha estado ahí al lado. Era lo que más me importaba. El núcleo familiar más grande yo no lo controlo. Estarán más o menos de acuerdo en que cuente cosas o no las cuente.

Si para muchos Eduardo era un desconocido, ahora se habrá ganado muchos fans.

Jajaja, es como mi salvador siempre.

Prólogo de Máximo Huerta que es otro que se desnuda entre las páginas de un libro, ¿qué te dijo después de leerlo?

Le gustó mucho. Yo soy fan de Máximo y por eso me atreví a pedirle que leyera el libro y que, si le apetecía, que escribiera el prólogo. Me ha parecido como muy cariñoso, muy bonito. Muy poético y a la vez muy cariñoso. Él me dijo que había compartido todo el nombre de los nombres porque al principio se había llamado Maxim y ahora quiere que le llamen Máximo.

Infancia complicada con unos padres ausentes en muchos casos, ¿qué es lo que más pesa de aquella época?

Yo creo que era la falta de hogar. Lo que yo echaba de menos era como un lugar fijo que yo dijera, ‘mira, este es mi cuarto, este es mi lugar en el mundo’. Es muy importante tener un lugar en el mundo. Por un lado, eso me ha dado una capacidad de adaptación muy grande y, por otro lado, me ha faltado un poco de raíz.

Decías que uno de los temas centrales es el de la salud mental. Ahora se habla mucho de esos temas, pero hace unos años era como algo impensable, ¿era el momento?

Aun me parece que somos pioneros. Hablas con gente de la calle y no están tan acostumbrados a hablar sobre si han tenido ansiedad o depresión, pero por lo que lleva el libro en la calle, he recibido un montón de mensajes y llamadas de gente dándome las gracias por estar poniendo voz a un problema sobre el que ellos no tienen voz para decirlo. Tener referentes, siempre, es importante. Por esa parte me atreví a lanzarme, porque pensé que podía ayudar.

¿Qué es lo más duro de esta inestabilidad?

Pregúntaselo a Edu… jajaja… ayer me decía, ‘a veces no te das cuenta, pero eres el eje central de tu mundo y todo gira en torno a ti. Las personas que convivimos contigo tenemos que girar en torno a ti todo el tiempo y eso es difícil’. Las personas que te rodean no saben qué hacer, qué decirte, no comprenden en realidad lo que te está pasando. Por mucho que tú expliques las cosas es como si explicaras un sueño, nunca te interesan los sueños de los demás.

Hablas de varios diagnósticos... sigue siendo complicado definir estos temas, ¿has notado una evolución y un avance en este sentido?

No, hablando con gente, muchos siguen teniendo problemas para que le diagnostiquen de manera certera. La diferencia entre bipolar, trastorno límite de la personalidad o es esquizofrenia, o es bipolar, pero tiene psicosis… es muy difícil. Se ha evolucionado a la hora de hablar de ello, pero en mi caso, tampoco ha habido una evolución a mejor. Con la medicación estoy perfecta, pero sin ella, no. Son temas difíciles.

Mencionabas a Ángel Martín y cuando hablé con él me decía que a veces echaba de menos ese estado de paranoia porque las sensaciones que se viven no se tienen de otra forma, ¿es tu caso?

Es una montaña rusa increíble. Me enganché a las paranoias. Vas retrasando como el momento de tomar la medicación porque en el fondo es todo tan intenso que dices ‘no, yo quiero seguir viviendo esto porque la vida normal me parece aburrida’.

¿Tus compañeros en la industria eran conscientes?

No, yo creo que el único era Kim, que al principio del todo le conté un poco lo que me estaba pasando, pero tampoco yo sabía lo que me estaba pasando. Yo le decía, ‘oye, que en la tele han hablado de tal’ y él me decía, ‘no, eso es mentira, te lo estás imaginando’. En aquel momento lo creía y creo que nadie era como consciente de que yo lo estaba pasando tan mal.

Hablas de drogas y abuso de alcohol, temas muy presentes en esta industria, pero que se mantienen ocultos, ¿por qué?

La música siempre ha estado muy ligada a lo del sexo, drogas y rock and roll y un poco más facilidad para acceder a determinadas sustancias sí que hay, aunque las drogas y el alcohol no son sólo del mundo de la música. El día de mañana cuando yo tenga que hablar con mis niños, con la verdad por delante siempre se llega mejor que no intentar ocultar, intentar prohibir, pero el alcohol te desinhibe, te ayuda a salir al escenario, quién es el artista que no siente unos nervios antes de salir a escena, o no siente un poco de miedo y vas cayendo un poco en eso. Después del concierto, con todo el subidón, te tomas algo, y después otra cosa y, al final, te das cuenta de que todos los días estás bebiendo un montón.

Ahora eres madre y aunque tus hijos ahora son pequeños, en nada se presentan en la adolescencia, ¿cómo te enfrentas con ellos a estos temas?

No lo sé todavía. Intenté hablar con ellos, pero tienen 10 y 8 y todavía no entienden nada. Con un amiguillo suyo les escuché hablar de porros y pensé que ya estaban hablando de estas cosas y les sonsaqué un poco y no estaban entendiendo nada de lo que les estaba diciendo.

Al final llegará el momento. Cuando tú has pasado por ello no sé si eso lo hace más fácil o más difícil.

No lo sé, creo que lo difícil es enfrentarse al adolescente y todos los peligros de la vida, pero tú no puedes acompañar a tu hijo de la mano toda la vida. Tendrás que confiar en él y pienso que, si tienes una autoestima más o menos buena y no tienes problemas de comunicación con tus padres, todo es mucho más fácil. Aunque hay por ahí una película, que no recuerdo el título, que es de un padre que educa super bien a su hijo, con cariño, respeto y comunicación y el hijo con 14 años se engancha al crack y lo pierde y es la historia del padre de cómo recuperar al hijo y no lo consigue.

23 años fumando, ¿no has vuelto a recaer?

Sigo sin fumar. Lo de fumar lo cumplí. Me costó muchísimo dejar de fumar. Eso sí que es como ‘por favor, hijos míos, nunca encendáis un cigarro, nunca’. Ahora veo gente fumando y los veo como esclavos. Era esclava del maldito paquete de tabaco.

Empezaste a fumar cuando no aprobaste el examen de ingreso en la escuela de canto, ¿qué crees que habrán pensado al ver tu éxito posterior?

No lo sé, fumaba como para cargarme la voz, una especie de castigo a mí misma. Qué cosas…

No falta Operación Triunfo. ¿Te ha dado más que quitado o al revés?

Todo suma, al final. Es una experiencia que yo al principio no la viví mal, pero sí es verdad que dejó un poco de herida porque salir la primera del programa hace que al final tengas menos fans, menos seguidores, que nadie te conoce en el fondo y me comparaba con mis compañeros y pensaba que a lo mejor no tenía demasiado talento y que por eso había perdido. En ningún momento pensaba que había superado un casting de 80.000 personas. Eso no lo veía. Al principio me lo tomaba con humor. Decía que era la telonera de los compañeros de Operación Triunfo, pero eso pesó.

En la gira de OT conociste a Kim Fanlo, ¿has tenido feedback?

No.

¿Es tu venganza en frío?

No, tampoco escribí el libro como para vengarme, pero sí es verdad que he contado la historia según mi versión y con mi verdad en la mano.

Sabiendo que podía doler…

Sabiendo que puede haber otra verdad diferente.

Dices que te llamó un AR para hacerte desistir porque había un acuerdo entre industria y medios para que solo se apoyara a 7 triunfitos, ¿no sé si todos respaldarían tus palabras?

No lo sé, no sé si es verdad o no, pero sí es verdad que hablando con otros triunfitos me han dicho que saben que en algún momento no han querido actuar en una gala donde hubiera un triunfito, no sé qué artistas, pero como artistas consagrados de este país, al principio, miraban a los triunfitos por encima del hombro y no querían compartir escenarios con todos nosotros.

Aseguras que sentiste el rechazo de los grandes artistas tras haber pasado por OT, ¿qué sientes cuando ahora los ves colaborar con muchos de ellos?

Al final, la vida es así. Hay que tener paciencia. Todo puede cambiar y nada es para siempre. Creo que se puede cambiar de opinión perfectamente y es que se ve.

Me hace mucha gracia cuando cuentas que había entrevistas en las que te preguntaban por Risto Mejide y lo que te había dicho cuando en tu edición todavía no había hecho acto de presencia.

Jajajaja, sí, sí, y yo decía, ‘sí, Risto’. ¿Qué les vas a decir? ‘No, que en mi edición no estaba Risto’. Es que me confundían con Virginia Maestro que era de la cuarta.

Hablas de Ainhoa, ¿has seguido sus pasos en Supervivientes?

No, no la he seguido. Con Ainhoa no tengo mucho contacto. Pero no por nada. Con algunos sí que llevamos más contacto de teléfono y con otros menos.

¿Con quién mantienes ese contacto más seguido?

Con Enrique Arnau, por ejemplo, que siempre habla de temas espirituales y crecimiento personal y ahí nos entendemos muy bien. Y me ha estado dando clases de canto porque hace de profe también. Hace cosas de música, pero nada comercial, está como en algún musical o en alguna cosa así. Él se busca la vida como puede. También con Marey, con Nika, con Vega también, cuando nos vemos es como muy cariñosa. En realidad, con todos, pero con ninguno a la vez. Amigos, amigos para toda la vida, te diría que Enrique.

Joan Tena te ayudó mucho, ¿no?

Le tengo mucho cariño. Tenemos un grupo de whatsapp, pero no hablo tanto como en aquella época, pero en aquella época me ayudó muchísimo y recuerdo que era un tipo super divertido.

Para ir a OT no tuviste el apoyo de tus padres, ¿qué supuso para ti?

Un poco ir sin respaldo, es como cuando vas sola por el mundo.

Entre unas cosas y otras pasaste por un despacho de abogados, ¿qué aprendiste en esa etapa?

Aprendí lo que es trabajar en una oficina ocho horas y esto no lo quiero para mí. Después de eso, cuando tengo algo en la música que no me gusta, siempre lo comparo con trabajar en una oficina ocho horas y salgo ganando todo el tiempo.

Luego te metiste en el mundo casting de musicales donde coincidiste con Beatriz Luengo, ¿qué sabía de tu situación?

No hablé con ella. Fue como un breve encuentro, pero que me hizo ilusión. De estas cosas que recuerdas y dije ‘esto lo voy a poner’ porque recuerdo que me hizo mucha ilusión. Era para el musical de Concha Velasco, uno que hizo, no sé si era del de Hello Dolly.

¿Te llegaron a coger en alguno de esos castings?

No. Siempre llegaba a las puertas, pero al final siempre cogían como a alguien conocido y la época de castings fue antes de Operación Triunfo. Siempre cogían a alguien que era actriz en una serie o tal…lo hice en el momento equivocado. Yo creo que trabajar en teatro musical es de las cosas más duras que hay. Debe ser durísimos. Dos pases a veces. La voz perfecta todo el tiempo. Cantar, bailar.

El mundo del que viene Chanel.

Cuando decían que iba a hacer el de Nacho Cano yo decía, ‘qué cosa más rara que se ponga otra vez a hacer musicales con lo duro que eso’. Que no digo que lo otro no sea duro, porque ella debe bailar muchísimo y debe entrenar muchísimo, peor me extrañaba y ahora que ha dicho que al final no lo hace, digo, ‘ves’. Los músicos el otro día en al furgo lo especulaban.

La época que viviste más alejada de la música fue la de Texas, ¿qué recuerdos prevalecen de esa época?

Me pasaba todo el día leyendo y fue una época un poco para mí, para yo estar conmigo misma, con mi soledad, con mis pensamientos. Crecí en esa época. En esa época empecé a escribir mis frases afirmativas de mí misma, empecé a trabajar mi autoestima en serio y parece una tontería, pero empecé a hacer tapping.

¿Qué es eso?

Es como que te vas dando golpecitos y diciendo frases a la vez y es como que se te va quedando y la siguiente vez que dices ‘es que soy tonta y por eso me pasa esto’ dices ‘eh’. Te haces como una campanilla y empiezas a ser más consciente de todas las frases que te dedicas a ti misma. Eso fue en Texas.

Es curioso cómo cuentas que te sacaste el carnet de conducir de allí para recoger a los niños del cole.

Llegué con crisis a Dallas y no me estaba medicando porque no quería hacerlo en ese momento y sacarme el carnet y hacer cola para coger a los niños en la cola del colegio, todo el día lloviendo… me parecía un estrés… pero luego me calmé. Luego ya todo bien.

En esos momentos, ¿pesa mucho la maternidad?

Yo pedí ayuda. Cuando llegamos a Dallas le dije a Edu que yo sola no iba a poder porque, además, Manolete, que es el pequeño, estaba en una época en la que no nos entendíamos demasiado bien y pedí ayuda, que allí es carísimo, pero le dije a Edu, ‘o tenemos una niñera o yo sola no voy a poder con dos niños en un sitio donde no tengo ayuda ni de los abuelos ni de nada’. Estuvo bien al final.

Decía que tienes una relación amor/odio con la música... ahora están en luna de miel, ¿no?

Sí, sí, ahora estoy feliz. Desde que estoy con Subterfuge es como si me hubiera relajado. Siento que no hay presión. Todo el trabajo que va entrando, yo lo celebro. No tengo como agobio de si tengo más conciertos, si tengo menos conciertos, es como que ni lo pienso. El concierto que tengo lo celebro como si fuera el único. Estoy escribiendo un diario de la gira para que no se me olviden las cosas. Apuntes rápidos, pero dejando constancia pero que luego pueda repasarlo y no me pase como en la gira de Nena Daconte cuando triunfamos, que, tirando del hilo, mi editora me decía, ‘es que te tienes que acordar de más cosas’ y yo le decía que no me acordaba nada. Es como si no nos pasaran esas cosas, te pones una especie de armadura y vas tirando. En el libro tengo la frase de Christina Rosenvinge, la de que ‘el día que yo fui feliz, nadie tocaba el violín y como nadie me avisó, no me di cuenta y me dormí’, es la sensación total, yo creo que a ella le debió pasar en algún momento.

¿Qué le debes a La La Love You?

Un montón, hemos congeniado muy bien. Con Celia, que es la bajista, ya la considero amiga mía. Me ha dado como bastantes consejos y yo a ella, creo. Ha sido muy bonito hacer la nueva versión del Tenía tanto que darte con ellos. Sobre todo, que, cuento en el libro, que yo era muy fan de la canción, Fin del mundo, y durante el confinamiento tenía la playlist de bailar por casa y cuando llegaba esa canción apagaba todas las luces y me ponía en plan rollo discoteca y pensaba, ‘algún día voy a bailar con este chico’. No le ponía ni cara ni nada, no sabía ni cómo era. Tiene como una historia de amor no correspondido que yo tengo también un montón de canciones, también, de amores no correspondidos y me sentía super identificada con la letra. Al año se cumplió un poco el sueño, pero cantando, en lugar de bailando.

Hablando de amores no correspondidos, tú en el libro hablas más bien de los que sí han sido correspondidos. Dices que no te ha llegado feedback de Kim, ¿del resto?

No, tampoco.

¿Te has dejado muchas cosas consciente o inconscientemente?

Conscientemente. Hay cosas que no quería compartir. Esas las contará en plan cuando tenga 80 años si tengo la mente bien.

Tenía tanto que darte, que da título al libro, la compusiste en 5 minutos y bajo el efecto de sustancias, ¿alguna vez te ha dado miedo pensar que para repetir un éxito así tienes que hacerlo en las mismas condiciones?

Yo creo que como no lo voy a hacer…

¿Componer otro hit?

No, ponerme bajo sustancias para componer. En cuanto a lo del hit, eso nunca se sabe. Igual que vino uno, puede venir otra canción que de pronto pegue. Pero no es algo que ahora espere, que ahora piense. Los conciertos van funcionando bien, vamos metiendo canciones nuevas que algunas enganchas y otras menos. Hablando con un músico de Raphael me decía que él en sus conciertos siempre tiene sus clásicos y a veces va metiendo como canciones nuevas, pero que lo que funciona es lo que la gente más conoce y por ahí como que no tengo la necesidad de que haya otro hit.

Ahora nos queda claro que nunca has sido esa niña naif y dulce, casi perfecta, que muchos habían pensado, ¿de dónde salió esa imagen tan contraria a lo que realmente eres?

No lo sé, pero me pesaba mucho porque yo todo el rato decía, ‘si yo no soy esa persona’. La gente me hablaba con esa especie de consideración, como para no romperme y ya venía rota yo, un poquillo. Ha sido como quitarme la máscara un poco.

Hablas de espiritualidad en el libro, ¿a qué conclusiones has llegado en ese sentido?

Ahora mismo pienso que somos energía, somos polvo de estrellas y hay algo, pero no sé lo que es. Sí es verdad que puedes, a veces, como accionarlo con el dedo. Algo podemos hacer con nuestro destino. Cuando estaba escribiendo el libro todo parecía que todo se estuviera reordenando y era como que seguía un caminito y, al final, yo creo que todo ha sido para bien.

¿Y ahora qué?

A seguir componiendo. Saco disco en marzo, un nuevo trabajo. Toco el 6 de noviembre en la Joy Eslava, y, sobre todo, a hacer conciertos. Después del confinamiento yo creo que mi cabeza ha hecho un clic y ahora como que conecto mucho con el público, no sé cómo lo he conseguido ni por qué, pero ya no tengo miedo. Yo creo que ha sido todo ese trabajo de autoestima, ese trabajo de decir ‘lo que yo puedo ofrecer es esto’ y estar en paz con eso que puedes ofrecer, bajar el nivel de expectativas y exigencia y eso hace que salga al escenario mucho más tranquila y relajada. No tengo que hacer el pino puente, ya sabe la gente que yo no bailo.

¿Y de ese disco qué nos puedes avanzar?

Lo estoy haciendo con Subterfuge. Lo ha producido Dani Alcover, el de Dover y es un disco super rockero, recuerda mucho a la música de los 90, que está bastante influenciado por Cranberries, Guns ‘N Roses…

Y en cuanto a temática, ¿se dejarán ver estos brotes de sinceridad que hemos visto en el libro?

habla un poco de lo de siempre, de soledad, amor, desamor, el paso del tiempo, la ilusión. compongo en el mismo lugar siempre.

¿Les has puesto las canciones a tus hijos

Sí, dicen que algunas son aburridas…jajajaja… en general, cuando les pongo mi música y les pregunto si les gusta me dicen, ‘sí, algunas canciones están muy bien, pero otras son un poco aburridas’ y yo me quedo con eso.

Cristina Zavala

Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...

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