Carta abierta a Belén Aguilera: en el nombre del pop y el espíritu de un galgo
“Gracias por asegurarnos un futuro, contigo el pop está en buenas manos”
Hace ya varios meses, allá por un marzo que parece que ocurrió hace un milenio, escribí un artículo que titulé “La Santísima Trinidad: Aitana, Lola Indigo y Ana Mena, a la caza del nuevo pop”. En ese texto, básicamente, ensalzaba sus figuras aprovechando que las tres artistas estaban presentando proyectos sólidos con una clara vocación internacional. Unos pocos lectores me regañaron por no incluir dentro de esta corte de fieles a Belén Aguilera. No contesté porque Twitter me da dolor de cabeza y porque, 'darlings', ella bien merecía un artículo aparte. Dedicar unas palabras a la persona que a mi parecer – sin miedo a equivocarme – no necesita presentación y sí representa un cambio en el nuevo paradigma, postulándose directamente como el futuro del pop.
Belén Aguilera forma parte de una industria musical convulsa y que va a toda leche. Ella, sin embargo, va a su ritmo y, en la medida de lo posible, juega con sus propias reglas. Es independiente y esto le permite hacer a su antojo…y gracias a Dios que es así. Desde que dejó de hacer covers con el piano y saltó al vacío para armar su proyecto artístico – muy centrado en las melodías, las letras con chicha y la producción mimada –, Belén, como el pokémon estrella de la pokédex, ha tenido dos evoluciones imprescindibles en su trayectoria. La primera llegó con Superpop, un álbum pop redondo y homenaje a esos millennials y centennials que necesitaban refugiarse en canciones para sanar el coco y el corazoncito. La tercera es el ahora, una transformación espiritual que, más allá de un cambio de sonido – el hyperpop del nuevo EP me tiene loco – y las ganas que tiene de llorar bailando, la coloca en una posición de liderazgo junto a sus homólogas. Y como diría una contemporánea mía: cómo me alegro tía de verte ahí.
Metanoia, a pesar de ser un disco con una duración más reducida que un álbum completo, tiene una fuerza tremenda e identidad propia dentro de la discografía de Belén Aguilera. Al igual que Superpop consiguió consagrarla como una de las imprescindibles del pop de este país, Metanoia es un reflejo de su madurez musical porque sí, esta mujer no deja de asumir riesgos para conseguir lo más complicado: mantener a los fans que la siguieron devotamente desde Tus monstruos y contentar al público que captó con Superpop sin dejar de atraer a nuevos oyentes que se van sumando al movimiento pop que comanda.
Y hablo de movimiento porque – ojo, me pongo intenso – somos muchos los que, si fuéramos animales, seríamos un galgo, inseguros y sin saber, a veces, muy bien hacia dónde ir. Porque somos personas altamente sensibles que no hacemos siempre lo que decimos y, también a veces, sentimos más de lo que nos gustaría, aunque no sepamos ni quienes somos. Porque todos hemos tenido alguna noche en la que hemos sido licántropos y, por suerte, hemos tenido este camaleón indomable poniendo banda sonora a todos los gays & girls que estábamos en las nubes y necesitábamos poner tiritas mientras bailamos con las lágrimas en los ojos. Gracias Belén por asegurarnos un futuro, contigo el pop está en buenas manos y eso me hace inmensamente feliz.
Adriano Moreno
Periodista de LOS40 y escritor. Me gustaría vivir en la película ‘Chicas malas’ y Russell Tovey lleva...