Especial
Cristina Soria, la coach de ‘Sálvame’, aclara qué número de relaciones sexuales con tu pareja podría considerarse normal
Si Shakira y Gerard Piqué hubieran leído su libro, "a lo mejor lo hubieran hecho de mejor manera"
El libro que salvará tu relación de pareja es el nuevo trabajo de Cristina Soria, la coach a la que muchos conocen por el papel que desempeñaba en Sálvame. Y es que su marido, Alberto Díaz, era el director del programa y consideró que su ayuda podría venirle muy bien como aporte profesional a los contenidos.
Acabado el programa, ella sigue con sus múltiples proyectos, entre los que se encuentra publicar libros de auto ayuda, en este caso, para mejorar nuestra vida en pareja.
La comunicación sigue siendo la clave, pero hay más cosas que tener en cuenta. Incluso, asumir, que, si la cosa no funciona, no pasa nada por decir adiós. Y sí, el sexo, o más bien la falta de sexo, es un síntoma de que algo falla.
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El libro que salvará tu relación de pareja… Muchos esperarán la fórmula mágica, ¿la hay o no?
Siempre añado, el libro que salvará tu relación de pareja si tú quieres. Eso para empezar. Y segundo, fórmula mágica, no. Sí es verdad que hay determinados aspectos que se repiten y que trabajándolos se puede salvar la relación, pero también hay parejas que están avocadas al fracaso y no pasa nada.
Como todo en la vida, mantener la pareja requiere esfuerzo, ¿hemos perdido la cultura del esfuerzo?
Es una mezcla de todo. Es verdad que antes los matrimonios se mantenían juntos toda la vida por necesidad, educación, cultura, religión, porque la mujer no era independiente y dependía mucho más de su pareja y ahora mismo, somos todos mucho más independientes económicamente, intelectualmente, emocionalmente. Posiblemente, como el ser humano tiene la tendencia de ir de un extremo al otro del péndulo, antes se aguantaba demasiado y ahora no se aguanta nada. Lo que está claro es que con amor todo es posible. Ese ‘fueron felices y comieron perdices’ que nos han enseñado desde pequeños no es verdad. La relación de pareja implica un trabajo, implica una renuncia, una generosidad, un perdón y un querer seguir con esa persona y eso implica un esfuerzo y un trabajo.
Leía el libro y me daba la sensación de que para mantener una pareja hay que hacer un máster… ¡Qué complicado todo!
Lo que hay que tener claro es que cada persona vamos evolucionando de forma diferente, o te acoplas a la otra persona o va a ser complicado que la relación se mantenga en el tiempo y, también, es verdad que muchas veces buscamos en una pareja que nos cubra nuestras carencias y es un error porque se convierte en una relación tóxica, de dependencia, en la que siempre estás en un perfil más bajo y en un tamaño más pequeño respecto a la otra persona y haces todo lo posible por contentarle, que esté a tu lado y que no te abandone, cuando lo lógico es que una pareja se complemente, que nos aporte cosas que no tenemos, por eso hay parejas tan diferentes, pero no que cubra nuestras necesidades, eso hay que trabajarlo individualmente.
Igual que no es obligatorio tener pareja, tampoco es obligatorio mantenernos a pesar de lo que sea.
¿Todo el mundo está capacitado para compartir su vida en pareja?
No, yo creo que hay gente a la que le gustará la independencia, no unirse y no tener un compromiso con otra persona e igual de válido es. No tenemos obligación de vivir en pareja, pero si lo hacemos, que lo hagamos de forma sana. Igual que no es obligatorio tener pareja, tampoco es obligatorio mantenernos a pesar de lo que sea. No pertenecemos a nadie y eso es importante tenerlo claro. Decidimos convivir con alguien, pero no en ese sentido de pertenencia y unión que nunca se puede romper.
Se habla mucho de las parejas tóxicas. ¿El que es tóxico con una pareja, lo es con la siguiente o puede cambiar?
Si trabaja y se relaciona desde esas necesidades y carencias, sí que lo va a ser siempre. Es importante que nos trabajemos individualmente. Es algo que no se hace porque, a lo mejor, no le damos la suficiente importancia o no estamos en el momento adecuado. Pensamos que es para algunos, pero para nosotros no. Cuando yo me trabajo individualmente, todas mis relaciones, incluida la de pareja, son mucho mejores. Si no me quiero lo suficiente, si no me reconozco, si no tengo una buena autoestima y siempre estoy ejerciendo un rol que no me corresponde, ¿cómo voy a tener buenas relaciones con los demás y mi pareja?
Últimamente hemos visto un auge de la preocupación por la salud mental, imagino que también has notado esa preocupación a nivel pareja, ¿no?
Aunque yo no hago terapia, me vienen para procesos y objetivos muy concretos de coaching, es verdad que casi siempre aparece un elemento que es la pareja o la ausencia de. Yo quiero conseguir un objetivo laboral o personal y si convivo con alguien es un elemento que está conviviendo conmigo y siempre aparece sobre la mesa. Se va notando esa cosa de hablarlo libremente, sin prejuicios. Hemos cambiado en ese sentido.
Lo de ‘yo soy así’ es una frase que hace mucho daño, ¿no?
Yo trabajo con gente que quiere dejar de ser así, imagínate. Es verdad que hay una parte de nuestra esencia que no va a cambiar y eso tenemos que aceptarlo, pero eso de ‘como yo soy así, me tienes que aguantar si me quieres’, a ver, es un poquito de respeto. Todos tenemos la capacidad de cambiar cosas, pero tenemos que sentir esa necesidad de cambiarlas y ese beneficio. ¿Yo para qué quiero cambiar esto? En el libro, uno de los pilares que abre una relación sana es aceptar esas peculiaridades del otro, esa individualidad del otro. Querer hacerlo a mi imagen y semejanza creo que es el error más grande que puede existir. Hay cosas que del otro no voy a cambiar ni que de mí tampoco van a cambiar, hay que saber acoplar esas piezas.
En estos momentos de reivindicación constante de la igualdad, tú vienes a decirnos que de iguales nada, que hay cosas que diferencian al hombre de la mujer.
Fisiológicamente lo somos. Sí es verdad que luego hay un componente cultural y de educación, no puede valer de excusa que los hombres, por ejemplo, que por la disposición de su cerebro y de todo lo heredado de los ancestros, del hombre en la caverna, tenga una visión túnel y abren el frigorífico y nunca encuentra el yogur, la mantequilla o el tupper con las albóndigas. Yo digo, ‘estáis en modo túnel, chicos, no lo habéis visto, pero está ahí, buscad y esforzaros’. Aunque tenemos una predisposición y fisiológicamente somos distintos, hormonalmente somos distintos, podemos trabajar cosas que no valgan de excusa.
En el día a día, a ver cómo estaban Cenicienta y el príncipe, Blancanieves y el príncipe o Caperucita roja con quién se relacionara.
“Las historias de amor que nos vendió Disney son mentira”, eso ya lo tenemos muy asumido, ¿no?
Yo todavía sigo viendo películas de amor eterno, pastelosas, en las que todo es posible, todas acaban con el ‘happy end’ americano. No nos contaron nunca cómo acabaron esas historias. Nos contaron una parte de la historia, que es el comienzo de una relación, que es lo bonito, la efervescencia, el corazón a mil, el estómago que te vibra, pero perdona, en el día a día, a ver cómo estaban Cenicienta y el príncipe, Blancanieves y el príncipe o Caperucita roja con quién se relacionara. No han sido honestos, no hemos quedado en esa parte bonita. Y luego, ¿qué? Luego cuando aparecen etapas y necesidades diferentes, ¿qué pasaba con ellos? Cuando aparecía la madre o la suegra, ¿qué pasaba? Y cuando había hijos, ¿qué pasaba? Eso no nos lo han contado. Siempre se sigue idealizando ese amor eterno y el amor si te lo trabajas puede ser eterno, pero no siempre es garantía.
En esto de derribar clichés nos quitas las comidas familiares de los domingos.
Si estás a gusto yendo todos los domingos a casa de tu madre o tu suegra, sigue con ello. No te digo que no lo hagas. Pero creo que los hijos por naturaleza somos egoístas y cuando nos interesa queremos acudir a esa casa de mamá o de la suegra si tienes buena relación, pero también es verdad que vivimos una vida muy caótica, en la que las distancias son más grandes que las de antes y en la que tenemos menos tiempo para nosotros. Crearnos la obligación y no disfrutarlo es un error. Todo lo que hagas hazlo porque quieres y te apetece. Hay relaciones entre padres e hijos con una dependencia muy grande y parece que no te dejan soltar y que tienen que estar interviniendo con el mayor de los amores, porque no creo que se haga nunca con mala fe, pero cuando inicias una nueva relación de pareja, se inicia un nuevo sistema y los demás son actores que estamos alrededor, que los queremos, pero que no formamos parte de esa pareja. Muchos problemas y separaciones parten porque aparece una persona que se mete en medio, que puede ser madre o suegra, a veces la ex, o los hijos que has tenido con la ex, son elementos que se ponen por medio y perjudican la relación.
Tú das muchas claves para hacer que la pareja funcione, pero si tuvieras que quedarte con la básica, ¿cuál sería?
La comunicación amplia. No una comunicación agresiva, desde el enfado, porque al final va a conseguir echar en cara todo lo que está molestando, sino ser capaces de enfriarnos y cuando estamos fríos ser capaces de decir lo que te ha molestado o no te hace sentir bien. Poder dialogar. Y también implica la escucha activa de verdad. No oír sino escuchar.
A veces pensamos que estos consejos son para parejas jóvenes, pero tú hablas de esas parejas que llegan a un momento crucial en sus vidas que es el de la jubilación. Y cada vez hay más divorcios en parejas de edad avanzada.
Igual que ocurre después del verano que hay más separaciones. Igual que ocurrió con la pandemia que hubo más separaciones porque convivías más tiempo, en la jubilación, al final, dejas de tener tu vida individual por coincidir con esa persona en casa. Es verdad que está cambiando porque en la generación de nuestros padres pocas mujeres trabajaban fuera de casa, con lo cual era, ‘este es mi territorio y me lo estás invadiendo’, pero ahora que cada uno de nosotros somos independientes y tenemos nuestra parcela fuera, si unes jubilación a ‘tengo que estar todo el tiempo con mi pareja’ también sientes ese ahogo porque no estás acostumbrado y de ahí que se produzcan más separaciones.
También hay que ser consciente de que cuando no hay solución hay que aprender a decir adiós… ¿cuándo es el momento de decir adiós?
En este libro hablamos de relaciones sanas, porque en una relación tóxica, en la primera señal, eso está claro. Sea cuando sea y ocurra lo que ocurra. Yo creo que cada uno tiene que hacer su propio balance. Es difícil dar el paso porque al final tienes que desprenderte de muchas cosas porque supone frustración y sensación de que has perdido una batalla, de fracaso. Cuesta darse cuenta y cuando tienes a unas personitas en común, siempre es ‘cuando crezcan, cuando sean mayores, ahora no es el momento oportuno’. Creo que cada una de las parejas decidirá cuándo es el momento oportuno, pero creo que a lo mejor hay que ser egoístas y pensar cuándo es mi momento, no cuándo es el momento de los demás. Si yo reconozco que ahora mismo, lo que me estás dando no es lo que yo necesito, no me estás complementando, cuando empiezo a fijarme más en sus defectos que, además, me molesta hasta cómo se lava los dientes, o cuando ya no mantengo relaciones sexuales, que es un punto muy importante en las parejas, son pequeñas señales que me van diciendo que aquí hay un problema. Puedo trabajarlo o puedo darme cuenta de que por mucho que se trabaje, estamos en puntos diferentes. Pero siempre hay que pensar en uno.
Y si hay que romper, se rompe.
Para mí lo más importante en una ruptura es la honestidad. Decir, es que ya no te quiero, o es que estoy en otro punto de mi vida, creo que vamos por caminos separados, o es que me he enterado, o he sentido, he conocido a otra persona… el problema es que muchas veces mantenemos esa farsa o ese voy a intentar seguir algo más, que ahí siempre se hace más daño.
En una fiesta estábamos varios y preguntamos, ¿cada cuánto te acuestas con tu pareja? Y fue como, ‘uff, yo que sé, una vez cada quince o veinte días, lo normal’. No, no es normal.
No se puede hablar de pareja sin hablar de sexo, menos mal que cada vez cuesta menos hablar de estos temas, ¿no?
Sí, pero todavía se sigue presumiendo de le voy a dar una aspirina a mi mujer en relaciones heterosexuales. Yo hice este verano la prueba. En una fiesta estábamos varios y preguntamos, ¿cada cuánto te acuestas con tu pareja? Y fue como, ‘uff, yo que sé, una vez cada quince o veinte días, lo normal’. No, no es normal. Las generaciones más jóvenes hablan con mucha más naturalidad y viven el sexo de otra forma porque la mujer también ha evolucionado en lo referente al sexo y cada vez hay más información y porque la mujer en esta emancipación y empoderamiento dice que también decide en el sexo. Pero en las generaciones anteriores había ciertos clichés que han hecho mucho daño a las relaciones sexuales. Y esto, cuando indagas un poco y hablas con sexólogos y ginecólogos, te das cuenta que es verdad, que partimos de unos clichés en una cultura en la que la mujer siempre tenía que esperar cuando al hombre le apetecía y que me apeteciera o no, era otra cosa. Ahora, las mujeres ya no son así. Pero en nuestra generación, todavía pensamos que el sexo está sobrevalorado y que una vez que tenemos hijos, con esta edad es que ya no me apetece, es que estoy con la menopausia, o estoy muy cansada o qué estrés tengo. Y se da por normal, y no es normal, es lo que distingue una relación de otra, el sexo.
En tu experimento decías que cada 15 o 20 días no era normal, ¿qué es lo normal?
Las relaciones sexuales no vistas como la relación física finalista. Si yo veo la relación sexual con mi pareja como ese momento físico, cada uno estipulará cuándo. Peor las relaciones sexuales van más allá de eso. Tengo que entrenar el deseo y la sensualidad y tener gestos con mi pareja que me unan a ella. Es como hacer ejercicio. Cuando empiezas a entrenar más, te apetece entrenar más, pero si lo haces una vez al mes, te cansas de entrenar. Hay ginecólogas que dicen que, de cara a la mujer, por el tema de la menopausia, dicen mínimo, mantener dos orgasmos a la semana con o sin pareja, por temas ginecológicos. Yo digo que cada uno lo estipule, pero que apetezca, que no sea impuesto y que sea un juego de seducción y entrenar la pasión y la libido, y si no hay ese deseo, ver las causas más profundas de por qué no se produce.
A David Broncano le sonó exagerado que Álvaro de Luna, a su pregunta de relaciones sexuales en el último mes dijera 30, ¿tú cómo lo ves?
Yo creo que cada pareja lo tiene que estipular, pero creo que tiene que ser algo que te apetezca, a no ser, que como dice la sexóloga en el libro, hay clientes suyos a los que les ha prohibido mantener relaciones sexuales a pacientes con problemas en la pareja, y hay otras ocasiones en las que hay que ponerse fecha y hora para mantener relaciones. Eso depende de cada uno. Cuando estás bien con tu pareja y trabajas otros aspectos que muchas veces hacen que no tengas tantas ganas de estar con tu pareja estar en el terreno sexual, cuando te apetezca. Habrá épocas en las que te apetezca más y otras, menos. Pero no dejar de entrenar esa pasión.
Había oído hablar del mindfulness, pero lo del mindfulsex es un concepto nuevo.
Eso es de Ana Sierra, la sexóloga con la que yo hablo, que es mantener relaciones con consciencia porque si no, es aquí te pillo aquí te mato, siempre. O es, hoy toca. O espérate que como no están los niños, da igual que te apetezca o no, que vamos a hacerlo. Pero claro, para que exista esa consciencia en las relaciones sexuales hay que tener conciencia de uno mismo. Es verdad que ella preguntaba a las personas cuántos puntos erógenos se reconocían y se iban a los clásicos, a los que todo el mundo da por hecho porque no hay un autoconocimiento. Cuando practicas la consciencia plena en tu día a día y también en el sexo sabes lo que te gusta, lo que no, cómo hacerlo, cómo no, cómo hacer esos previos y no es mantener una relación que es solo física.
Tú llevas 23 años de matrimonio, eso te da credibilidad, ¿no?
Yo creo que un poco, pero no porque mantenga esos 23 años sino porque en ese tiempo ha habido todo tipo de etapas, sobre todo cuando te casas muy joven. Cuando vas viendo cómo se va trabajando, qué herramientas vas encontrando, cómo nos hemos trabajado individualmente para tener una mejor relación de pareja… al final te das cuenta de que no sé si seré una experta, pero no me ha ido mal hasta ahora. Hablar de otros temas no sé si me siento autoridad, pero en este sí, porque me veo un bicho raro, muchas veces.
Tu marido era director de Sálvame, donde tú también colaborabas, ¿tuviste que hacer mucha terapia detrás de cámaras con los colaboradores?
No, como mi papel no era tanto de terapia sino trabajar sobre una meta, es diferente. Trabajar con alguien con quien tienes vínculo no se puede hacer, por lo menos, los coaches nunca trabajamos con alguien con quien tenemos vínculo porque me va a costar mucho vaciarme para ser imparcial. A lo mejor, si quieres dar un consejo, sí que puedes hacerlo, pero mi papel no es dar consejos. No se ha dado. En alguna circunstancia alguien te ha llamado y te ha dicho, ‘me pasa esto’ y le haces cuatro preguntas y lo resuelven por sí mismos, pero no es algo exagerado. He sabido distinguirlo muy bien, todavía.
¿Y alguno le tuviste que recomendar que buscara especialista?
No porque si no me lo piden, yo no recomiendo.
Kiko Hernández se acaba de casar, es pronto para que tenga que leerlo, ¿o mejor tener las cosas claras desde el principio?
Este libro es hasta para los que no tienen pareja todavía, así que, imagínate si puede ser para él. Yo creo que para todos. Lo ha leído gente que lleva muchos años casada con una relación estupenda y me ha dicho, ‘si yo llego a saber esto antes’ y esas mismas personas me han dicho, ‘lo deberían leer los jóvenes para saber cómo mantener relaciones sanas’. Yo creo que es para todo el mundo, no tienes por qué estar en crisis.
Aunque el desamor provoca grandes creaciones musicales, también tenemos buenísimas canciones en este país y fuera de amor, de ilusión y enamoramiento. Mira Álvaro de Luna que canción más bonita ha hecho de amor absoluto y es todo un exitazo.
De todas formas, a los que nos dedicamos a la música, no sé si nos gusta tu libro, porque el desamor inspira muchas canciones.
Y el amor. Hablo de ello haciendo referencia a los éxitos que ha habido este año de desamor. Yo creo que, aunque el desamor provoca grandes creaciones musicales, también tenemos buenísimas canciones en este país y fuera de amor, de ilusión y enamoramiento. Mira Álvaro de Luna que canción más bonita ha hecho de amor absoluto y es todo un exitazo. También se pueden hacer canciones estando enamorado.
Quien nos iba a decir que en tu libro leeríamos algo sobre la sesión de Bizarrap y Shakira.
Hay que estar en el día a día y si quiero captar a gente joven tengo que hablar de ella también. Es verdad, al final, hablando de las rupturas y de cuándo una relación se tiene que romper, yo creo que ese éxito musical de alguna forma vino por esa empatía de muchas mujeres hacia ese hombre que te abandona y te engaña al que te encantaría cantarle con esa capacidad que tiene Shakira para hacerlo. Por eso han empatizado muchas mujeres con ella, quizás hay otros elementos que se puede hacer daño, esos daños colaterales no se tienen en cuenta.
Hay muchas ganas de gritar como ella.
No hay nada como un chat de amigas para crear el libro, para romper, para reconciliarse, para desahogarte, para todo es buenísimo. Para las mujeres, cuando estamos en ese nivel de estrés, necesitamos verbalizarlo para que nuestros niveles hormonales se vean de nuevo compensados. Y en cambio los hombres se meten en su cueva y es como, ¿de verdad serán capaces de no pensar en nada?
¿Tú crees que Shakira y Piqué podrían haber salvado su pareja de haber leído tu libro a tiempo?
No conozco tanto su relación, pero a lo mejor lo hubieran hecho de mejor manera, seguro.
Y si se lo envías a Rosalía y Rauw Alejandro, ¿crees que podrían arreglar lo suyo?
Depende del motivo de la ruptura, si hay algo que trabajar, a lo mejor sí les puede ayudar. Otra cosa es cuando te has desenamorado, cuando te desenamoras no hay otra y hay que aceptarlo también. Nos cuesta aceptar las cosas cuando vienen y no las tenemos controladas o no es lo que esperamos. También hay que aceptar las rupturas.
¿Todo esto vale para las relaciones de poliamor de las que tanto se habla o solo es para parejas?
Si todas las partes de ese poliamor son conscientes y están de acuerdo, sí. Lo malo viene cuando una de las partes decide ese poliamor y la otra parte, por no perderle, dice que sí, eso daría para otro libro. Todos tenemos que estar de acuerdo. Yo me relaciono con otras personas desde mi libertad sabiendo el otro que esa es mi decisión, si está de acuerdo la otra parte, con la misma libertad, estupendo. El problema es cuando no todos están en las mismas condiciones.
Tras leer el libro, ¿cuál es el mensaje que te gustaría que se quedara el lector?
Me gustaría que se divirtieran leyéndola. Me he vuelto más práctica en los últimos años y en las relaciones de pareja también. Quiero problemas cero y creo que las personas son más prácticas de lo que las creamos, nosotros las complicamos. Mantén una relación sana, pero sé práctico, no te compliques más la vida que se puede resolver y vivir bien en pareja si tú quieres. Hay que trabajarlo.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...