El abrazo viral de Jennifer Lopez y Ben Affleck confirma que las segundas oportunidades funcionan

El 2000 no fue un buen año para Jennifer Lopez y Ben Affleck que, tras anunciar su compromiso, acabaron rompiendo y haciendo vidas por separado. Tuvieron que pasar dos décadas para reencontrarse y darse cuenta de que su amor era más fuerte de lo que habían podido imaginar.

Y sí, en esta ocasión llegaron dos bodas para dejar claro que querían compartir su vida. Y eso es lo que hacen. Sus hijos, los que tuvieron con otras parejas, se conocen y parece que se llevan bien y han logrado crear una vida familiar en la que se sienten a gusto.

Eso nos ha permitido verles estos días en una de las costumbres más típicas en Estados Unidos de cara al próximo Halloween, que es visitar un huerto de calabazas para empezar a pensar en la decoración de una de las fiestas más celebrados en países como el suyo.

El abrazo del oso

Allí es donde hemos podido verles abrazarse en público de una manera muy cariñosa. Algunos dirán que se trata del abrazo del oso, en el que él la rodea a ella que queda entre los brazos de su marido mientras le mira sonriente.

Había alguien grabándolo y las imágenes han dado la vuelta a las redes sociales donde se han viralizado y es que esto de las segundas oportunidades empiezan a calar en más de uno después de comprobar lo bien que les va a ellos.

Porque sí, también ha habido ocasiones en las que les hemos visto discutir, como esas imágenes en las que les vimos hacerlo en un coche o, incluso, en los Premios Grammy.

La peineta

Ser una pareja de su estatus hace que no tengan ni un momento de intimidad cuando salen a la calle. Y aunque con el abrazo no parecían ser conscientes de que les estaban grabando, otra cosa ha sido a la salida de un sitio de comida rápida que suelen visitar de manera recurrente.

No se sabe muy bien qué les pasó con los paparazzi, pero su gesto dejaba claro que no le hacía gracia tanta persecución. Una de cal y otra de arena para una de las parejas más mediáticas.

Está claro que no pueden poner un pie en la calle sin ser mirados con lupa.