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Beatriz Serrano: “Morrisey, a pesar de que se haya vuelto un facha y esté tarado, sigue siendo una persona a la que adoro”

Y una de sus canciones con The Smiths representa su primera novela: ‘El desencanto’

Beatriz Serrano, autora de 'El descontento'. / Foto de Andrea Cosino cedida por Temas de Hoy

Beatriz Serrano es una de esas periodistas que ha trabajado en diferentes medios de comunicación y que lo ha petado, últimamente, con su podcast Arsénico Caviar donde, ganador de un Ondas, en el que saca a relucir su carácter más sarcástico.

Parte de ese humor negro es el que recoge en su primera novela, El descontento, que nos sumerge en la vida de una treintañera, Marisa, desencantada con su trabajo en una agencia de publicidad. Nos plantea una crisis existencial y laboral con la que es fácil identificarse porque, el que más o el que menos, ha pasado por ahí en alguna ocasión. Lo que diferencia a unos de otros es la manera de afrontarla y salir de ahí.

“Quería retratar cómo nos anestesiamos en el siglo XXI, ya sea a través de medicación, a través de drogas, ya sean legales o ilegales o de otras cosas con las que buscamos esa anestesia”, asegura sobre su historia. Hemos querido saber más.

Primera novela, ¿cómo ha sido la experiencia?

Muchos nervios al principio y me he dado cuenta de que el mundo te percibe de otra forma y, de repente, tienes como una nueva identidad. Es muy curioso porque de pronto la gente me pregunta por procesos creativos, métodos de trabajo y determinadas cosas que no me había planteado ni yo porque mi método de trabajo es el caos. Mucha ilusión también, es como tener un bebé, me imagino.

En el momento en el que te estás tomando dos orfidales diarios o soñando con que te atropelle un autobús, igual tienes que buscar ayuda en terapia.

Hablas de esa nueva identidad y es que a muchos les cuesta disociar personaje de autora. ¿Cuánto has vertido de ti misma en la protagonista?

Yo con Marisa no tengo nada que ver. Marisa es una persona muchísimo más amargada que yo que soy bastante más luminosa que ella. Sí es cierto que cuando empiezo a escribir esto, parto de determinadas emociones que yo sentía en relación al mundo laboral y las máscaras que nos ponemos en ese mundo. Lo que comparto con Marisa es esa emoción, esa rabia y ese hastío. Es lo único que compartimos, yo sería incapaz de hacer las cosas que hace Marisa que me parece que tiene una moral bastante cuestionable.

Si vas camino al trabajo deseando que te atropelle una moto para tener una baja, hay que empezar a preocuparse, ¿no?

Hay que empezar a preocuparse. Esperemos que no lleguemos a este punto, pero yo muchas veces sí que he recibido mensajes de amigos o he hablado con conocidos que van a trabajar a disgusto o que preferirían estar haciendo otra cosa más que trabajar. En el momento en el que te estás tomando dos orfidales diarios o soñando con que te atropelle un autobús, igual tienes que buscar ayuda en terapia o en un sindicato.

Después de leer la novela, ¿tus jefes te han preguntado si te sientes como tu protagonista?

No, de hecho, mi jefa estuvo en la presentación. Esta novela la terminé de escribir en 2022 en un momento en el que dejé un trabajo que era una cosa horrorosa que estaba acabando un poco con mi salud mental y me lancé a la piscina. Fue uno de los meses más maravillosos de mi vida. Terminé mi novela y aprendí a encurtir pepinillos que son dos cosas que me han venido muy bien. Ahora estoy en una situación laboral en la que estoy contenta, pero eso no anula que prefieras estar en tu casa y no trabajar y no pasar 8 horas de tu vida, en el mejor de los casos, en trabajos donde hay mucho abuso laboral. Cualquier persona con dos dedos de frente preferiría estar en su casa haciendo lo que más le guste sea eso leer, pasear, ver series o tumbarse a la bartola. Una cosa no anula la otra. Lo que deberíamos es plantearnos en qué condiciones estamos viviendo y cuánta parte de nuestra vida estamos dando al trabajo y cuánto peso le estamos dando para que eso forme parte de nuestra identidad y que sin eso nos sintamos insignificantes, cuando el trabajo no debería hacer que nos evaluásemos como personas.

Ese carácter hater que escuchamos en Arsénico caviar, está en esta creativa, ¿seña de identidad?

No sabría decirte. Como este libro partía mucho de ese sentimiento de rabia y hastío quizás por eso me ha salido el carácter más hater, pero yo, en realidad, no soy nada hater. Yo soy muy hater una hora a la semana, y en la novela, pero luego en el fondo soy una persona que disfruta muchísimo de los placeres de la vida y que tampoco tengo tanto que ver con eso. Supongo que todos necesitamos nuestras propias expiaciones y la mía es el podcast y las cosas que escribo.

Ojalá que la gente más joven, la Generación Z acabe del todo con esto, que a las cinco de la tarde se levanten y se vayan a sus casas a hacer TikToks o lo que les dé la gana.

Hablando del podcast que te ha hecho ganar un Premio Ondas… con eso nada de descontento, ¿no?

Con eso estamos Guillermo y yo felicísimos. Nos lo pasamos muy bien grabando cada episodio y escogiendo los temas. Nos salimos muchísimo del guion, todas las bromas que surgen, todas las carcajadas, todo lo que sucede es real. Sucede una cosa bastante bonita y es que Guillermo y yo éramos del mismo grupo de amigos, pero no éramos tan amigos como lo somos ahora y lo que ha sucedido es que la audiencia ha sido testigo del crecimiento de esa amistad y muchísimas bromas internas las hemos tenido a raíz del podcast y eso a la gente le gusta mucho porque las bromas que escuchan son las mismas que empezaron a escuchar en la primera temporada, no vienen de antes.

Tu personaje es una creativa que trabaja en una oficina con la que muchos de los que no comulgan con las rutinas, se habrán sentido identificados, ¿son más de los que pensamos o viceversa?

Tengo muchas dudas sobre esto. Creo que somos más de los que pensamos. Pensaba que esto iba a ser una cosa muy generacional y me doy cuenta de que lo está leyendo gente bastante más mayor, te hablo de mi padre, por ejemplo, que se ha sentido muy identificado sin pertenecer, para nada, al mundo de las agencias creativas. Ojalá que la gente más joven, la Generación Z acabe del todo con esto, que a las cinco de la tarde se levanten y se vayan a sus casas a hacer TikToks o lo que les dé la gana. Cada vez somos más y nos estamos replanteando mucho todo, sobre todo, a raíz de las crisis, tanto sanitarias como económicas, si esta es la forma de vivir, si no se puede vivir mejor y si hemos cedido demasiado tiempo a nuestro trabajo.

La OMS decía que la soledad es uno de los grandes males de este siglo y que es lo que está provocando esa oleada de problemas de ansiedad y depresión.

La novela también habla de la soledad que puede sentir una treintañera con trabajo, pero poca motivación, ¿es también algo definitorio de una generación?

No sé si es algo generacional porque creo que vivimos en sociedades en las que cada vez estamos más aislados. Nos pensamos que estamos más cerca a través de la tecnología, pero en realidad estamos en nuestras casas mirando las pantallas. Esto no es una crítica a las tecnologías, yo estoy a favor porque nos han permitido acercarnos e incluso encontrar comunidades para sentirnos menos solos. Pero al final son las dos caras de una moneda. Ya no conocemos a nuestros vecinos, las ciudades grandes cada vez nos permiten menos tener ese contacto humano, que ya vamos a supermercados y no a comercios de toda la vida y sí que hay un sentimiento de soledad y de aislamiento generalizado. Hace poco leía que la OMS decía que la soledad es uno de los grandes males de este siglo y que es lo que está provocando esa oleada de problemas de ansiedad y depresión. La búsqueda de un vínculo es lo que nos hace humanos y es lo que está intentando encontrar Marisa.

Marisa está anestesiada con los orfidales y los vídeos de youtube, ¿cuál crea más adicción?

Para que ningún farmacéutico se nos vuelva loco diré que el orfidal, pero, al final, quería retratar cómo nos anestesiamos en el siglo XXI, ya sea a través de medicación, a través de drogas, ya sean legales o ilegales o de otras cosas con las que buscamos esa anestesia.

Ríete ahora de las censuras en Instagram por enseñar un pezón cuando tenemos el cuadro de El Bosco.

Hay muchas curiosidades con las que es difícil no quedarse. Por ejemplo, esa definición de El jardín de las delicias de El Bosco como el Pornhub de 1500… ahora El Prado va a tener más colas todavía.

Ojalá aumentar colas en el Prado, eso significaría que el libro está funcionando fenomenal. Cuando ves una obra de arte está sostenida en un tiempo y un lugar, pero cuando tú la estás mirando no es lo mismo hacerlo en 1900 que en 2023. Marisa interpreta que El jardín de las delicias nos está diciendo que eso es la leche y que tenemos que vivir de esa forma. Lo ves y es cierto que es una barbaridad, ríete ahora de las censuras en Instagram por enseñar un pezón cuando tenemos el cuadro de El Bosco.

He descubierto el concepto de ‘pick up artist’, profesores de ligar. Y el método del Nego, la manipulación emocional de la persona que te interesa… ¿dónde descubres estas cosas?

Yo llevaba un vertical feminista en BuzzFeed que se llamaba BuzzFeed Lola y empecé a leer sobre estoy y me empezaron a salir vídeos, por el algoritmo de youtube, de todos estos personajes. A raíz de esto me di cuenta de la cantidad de tíos que te hacían un nega, esta fórmula de ‘me gusta esta chica, le tiro de las coletas, para que me haga un poquito de caso’. Descubrí todo este universo en 2016 y me hacía gracia meterlo en el libro un poco por lo que hace Marisa de convertirse en la Sherezade de Pablo para que esta persona no se aburra conmigo.

Hay un peso importante con el team building de la empresa que defines como un secuestro pactado a plazos, ¿has participado en muchos?

En toda mi vida nunca he ido a un team building, me he negado. De hecho, me he negado a ir a muchísimas cenas y a muchísimas cosas que no eran dentro del horario laboral y no porque me cayesen mal mis compañeros sino porque pienso que ya le cedo demasiado tiempo de mi vida al trabajo que cuando salgo del trabajo me gusta disponer de este tiempo para mí y para mis amigos, que no significa que no sean amigos que haya podido conocer en el trabajo, mi familia o las personas a las que quiero de verdad. Todas esas cosas no deberían ser jamás fuera del horario laboral.

Todas hemos sido en alguna ocasión una mujer comprando una vela en Zara Home al borde de la desesperación.

¿Cuántas veces te has dormido con vídeos de ASMR?

Jajajaja… a mí no me gusta nada, me agobia mucho esa gente. Lo que pasa que muchas veces me ha salido, me meto en ese submundo a mirarlo y veo que tiene tantos millones de reproducciones y que la gente se lo pone para dormir y me llama tanto la atención que quería que Marisa fuera adicta al ASMR. Por lo que he leído, esa forma de hablar que a mí me da muchísimo asco porque estás escuchando la saliva de la persona que está haciendo soniditos, activa en algunas personas una parte del cerebro que le resulta super relajante. No es mi caso, yo no lo puedo soportar.

“Una mujer que compra velas en Zara Home es una mujer al borde de la desesperación”… muchas se lo van a pensar dos veces la próxima vez.

Un amigo mío decía que es una frase muy almodovariana, como que la diría alguien en La flor de mi secreto, pero me hace mucha gracia y al final es otra crítica al consumismo. Estas velas caras, que te cuestan 30 euros, y que todas compramos pensando que nos van a arreglar la vida entera en muchas ocasiones porque queremos que nuestras casitas huelan a lavanda o a flores otoñales. Igual que el vestido de lunares de Zara que compramos todas pensando que va a solucionar nuestras vidas. Al final son compulsiones y compras a la desesperada pensando que nos van a solucionar la vida entera. Todas hemos sido en alguna ocasión una mujer comprando una vela en Zara Home al borde de la desesperación.

¿Las drogas están tan normalizadas como en la vida de tu protagonista?

Yo creo que sí, tanto las legales como las ilegales, están muy normalizadas y extendidas. Por ejemplo, el amigo que te dice, ‘tranquila, yo te paso un orfidal’ y es como tu camello de orfidal de repente. Se nos han olvidado esas campañas de ‘di no a las drogas’, les hemos perdido el miedo de alguna forma y su uso está muy extendido como otra forma de anestesiante, de que llegue el fin de semana, llames al camello y quieras olvidar todo lo que sucede en tu vida de lunes a viernes, quieras escapar.

Abres la novela con una frase de The Smiths sobre buscar y encontrar trabajo, ¿la tenías o la tuviste que buscar para que te encajar con el tema?

La tenía. Los Smiths es una de mis bandas favoritas. Morrisey, a pesar de que se haya vuelto un facha y esté tarado, sigue siendo una persona a la que adoro y soy incapaz de odiar. No sé cuándo la escuché por primera vez, pero tengo el recuerdo de que, cuando lo hice, me gustó la melodía, me gustó mucho la voz de Morrisey, pero entonces no hice tan mía la letra como años después cuando empecé a trabajar. Fue más tarde cuando dije, ‘Dios de mi vida, Morrisey, eres un genio’. El libro podía ser la letra de esa canción y luego, todas las páginas en blanco.

Hay más música. Por ejemplo, un flash mob con Happy de Pharrell Williams que parece que no te gusta mucho.

Creo que hay determinadas canciones que tienen muchísimo éxito, se ponen de moda y parece que te están obligando a que te gusten y que en tu cerebro despierte serotonina. Son canciones como la de Pharrell o Viva la vida de Coldplay, que te las meten machaconamente y que parece que no puedes escapar. He tenido algún día de entrar en el supermercado para prepararme el táper y escuchar la canción de Pharrell y pensar que me iba a dar algo porque no estoy nada happy en ese momento. Por eso, para todos esos momentos más ridículos, ponía esas canciones que se supone que te tienen que generar muchísima alegría, pero que muchas veces no te la generan.

Hablando de canciones machacones, en algún momento pensé que me encontraría a Shakira, pero no.

No, es que cuando yo terminé este libro Shakira y Piqué ni siquiera se habían divorciado y no había pasado ni lo de Bizarrap ni nada de esto. De todos modos, yo no creo que Marisa escuchase mucho a Shakira.

La protagonista salió con su primer novio porque se parecía a Aaron Carter, ¿tu subconsciente traicionándote?

No, te lo juro. Ojalá hubiera tenido en el instituto algún novio que se hubiera parecido a Aaron Carter porque estaba muy enamorada de él. Quería situar un poco a Marisa y que pudieras saber un poco qué edad tiene por algunos de los referentes. Con eso ya sabes que es una niña de los 90. Aunque yo era más de George Hartnett.

Pensaba en todas esas personas que han participado en talents shows y se han quedado un poco sin pena ni gloria. No se han convertido en la Amaia y la Aitana o no se han convertido en la Chenoa, Bustamante o Bisbal.

“Todos creemos que las canciones hablan sobre nosotros”, ¿cuál es la que mejor te representa?

Creo que las canciones nos representan en determinados momentos, Por ejemplo, cuando viví una ruptura estuve escuchando una canción de música psicodélica de los años 70 y un amigo mío me dijo, ‘no te hacen falta sardinas para beber agua’ porque esa para mí fue la canción de mi ruptura. Esta mañana venía escuchando Raining on the storm, de The Doors, pero una que me representa ahora es Good vibrations, de The Beach Boys y ahora mismo quiera que sea mi canción porque estoy en buen momento.

El punto fuerte del team building es un concierto de un ganador de talent show con posibilidades para Eurovisión, ¿pensabas en alguien en concreto?

Pensaba en todos, en general. Pensaba, sobre todo, en todas esas personas que han participado en talents shows y que se han quedado un poco sin pena ni gloria. No se han convertido en la Amaia y la Aitana o no se han convertido en la Chenoa, Bustamante o Bisbal que son muy conocidos y han conseguido triunfar al salir de un talent show. Es esa persona de la que luego nadie se acuerda, no te sé decir nombres porque no me acuerdo.

Para ser creativo hay que beber, bailar, reir, escribir y ser buena persona, ¿cumples con todos los requisitos?

No cumplo con ninguno…jajajaja… bueno sí, con alguno cumplo. Lo busqué en listas de internet en las que te dicen cómo ser más creativo, que creo que, al final, está lleno de lugares comunes, de clichés y de banalidades. Creo que cada persona tiene que encontrar la creatividad donde sea, la puedes encontrar en el metro de camino al trabajo o la puedes encontrar por la noche, a las tres de la mañana, cuando se te ilumina la idea. Todas estas listas y fórmulas para intentar ser más creativo son una pantochada. Tú no puedes activar la creatividad a la hora que a ti te dé la gana. No puedes decir, ‘quiero un soneto sobre la primavera para mañana a las diez de la mañana’. Lo creativo no puede pasar por lo funcional.

Por último, ¿se puede vivir con ese descontento o hay que buscar una solución?

Hay que buscar soluciones. Marisa está viviendo con ese descontento, pero ella tiene su final feliz. Es un final que, visto desde fuera, a muchas personas les podría parecer horrible, pero para Marisa es un final feliz porque ella es feliz. Creo que nos tenemos que replantear muchas cosas que tenemos alrededor y crear nuestro plan y tirar de las cosas que verdaderamente nos puedan hacer felices y nos ayuden a salir adelante. No creo que sea un libro muy pesimista.

Cristina Zavala

Periodista enamorada de todo el entretenimiento....