Dios es heavy: el auge del metal cristiano
El éxito de Íñigo Quintero ha puesto en el foco mediático otros subgéneros de la música popular que también tienen la religiosidad como eje central. Entre los más llamativos, el metal cristiano, un auténtico fenómeno de masas en EEUU.
1984 fue un año clave para el heavy metal. Van Halen publicaron su disco más exitoso, al que bautizaron precisamente ’1984’. Metallica volvían a la carga tras su arrollador debut, ‘Kill em All’, con un álbum no menos furioso, ‘Ride the Lightning’, una de las piedras angulares del thrash metal. Y Iron Maiden, representantes del heavy más clásico, hacían lo propio con ‘Powerslave’, uno de sus trabajos más redondos e inspirados. Eran días de melenas, tachuelas y solos de guitarra imposibles.
En medio de toda esa explosión cultural, otro disco pasó bastante más inadvertido entre los aficionados al género. Los californianos Stryper editaron su debut, ‘The Yellow and Black Attack’, que a la postre sentaría las bases de todo un movimiento: el heavy metal cristiano. Ellos no eran los primeros: los suecos Jerusalem llevaban tocando desde 1975 en un estilo más cercano al hard rock, y los canadienses Daniel Band, formados en Toronto en 1979, ya sumaban un reducido grupo de adeptos. Sin embargo, Stryper fue la primera banda de heavy metal cristiano en conseguir un cierto éxito comercial.
La clave no estaba en el estilo, que no distaba demasiado del de otras bandas de heavy, sino en las letras. En lugar de cantar a la destrucción o rendir culto a Satanás, Stryper hablaban de la Biblia. En vez de predicar individualismo, ellos reflexionaban sobre amar al prójimo. Y frente al hedonismo dominante, ellos subrayaban la importancia de alejarse de las influencias negativas.
Ya en los 90, algunos grupos demostraron que la religiosidad se podía llevar incluso a los subgéneros más extremos del metal, como el death y el black
Tras Stryper se abrió la puerta a toda una serie de bandas que parecieron entender que sus creencias no eran incompatibles con tocar su estilo de música preferido. Barren Cross y Deliverance destacaron en los 80. Mortification y Horde, ya en los 90, demostraron que la religiosidad se podía llevar incluso a los subgéneros más extremos del metal, como el death y el black. Y en los últimos tiempos, nombres como The Chariot, Divine Fire, Still Remains, Antestor o Rob Rock han mantenido viva la llama.
“El heavy metal cristiano existe casi desde el principio”, recuerda Paco Fernández, responsable en España del sello alemán Century Media, uno de los más importantes del género a nivel mundial. “De hecho, ha ido adaptándose perfectamente a los tiempos y a los distintos estilos, e incluso en Century Media llegamos a tener una subdivisión dedicada al metal cristiano en su momento, hoy desaparecida”.
"Muchos de los grandes gurús del heavy de los años 80 se han ido pasando al polo opuesto y se han reconvertido al cristianismo"
Existe una gran paradoja. “Muchos de los grandes gurús del heavy de los años 80 se han ido pasando al polo opuesto”, cuenta Paco. “Desde Blackie Lawless de WASP, que era un tipo que fingía violar monjas y decapitar fetos en el escenario, a Dave Moustain de Megadeth o Nicko McBrain de Iron Maiden. Todos ellos han sentido una especie de llamada y se han convertido al cristianismo”.
In God we Trust
Actualmente sigue existiendo una escena. “Hay muchas bandas jóvenes que ya nacen con ese discurso”, cuenta Paco. “Creo que a nosotros en España nos chirría un poco, pero en EEUU la música dedicada a Dios es algo muy extendido y está en todos los ámbitos: desde el country hasta el hip hop. Es una industria enorme y que mueve muchísimo dinero, y que en cierto modo está inserta en el propio ADN de Estados Unidos, desde el propio lema de su país, ‘In God We Trust’, que de hecho es el título de un disco de Stryper”.
En opinión de Miguel Martín Pazat, youtuber y gran amante del metal en todas sus vertientes, “en EEUU mucha gente relaciona el metal con ser de derechas. Es raro, porque en España pasa lo contrario, pero en realidad esto cambia según los países. Es por eso que quizá los grupos cristianos allí lo tienen más fácil”, reflexiona.
¿Hay algo de performance en todo este género? “Stryper llegaban a tirar biblias al público, y otros como Demon Hunter salían salían a tocar disfrazados de sacerdotes, con alzacuellos y todo”, recuerda Miguel. “Pero en general diría que son grupos lo suficientemente abiertos de mente como para aceptar géneros nuevos. Eso sí: lo suficientemente creyentes para no parar de dar la turra y hacer proselitismo”, bromea.