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Sílvia Abril reflexiona sobre la maternidad, el sexo o las nuevas tecnologías pasados los 50: “Te dejas de tonterías”
Comparte su visión de la vida en ‘Pérdidas de risa’
Sílvia Abril ha superado la barrera de los 50 años y su vida es muy diferente ahora. Comparte su visión de las cosas y su evolución a lo largo de estos años en Pérdidas de risa, su nuevo libro que navega en la autoficción, pero deja clara su forma de pensar. Una filosofía de vida y una manera de desenvolverse con la que muchas pueden sentirse identificadas.
Durante muchos años nos hemos reído con ella, una de esas cómicas que se ha movido en un mundo prácticamente de hombres, pero que ha sabido hacerse un hueco en el cine, la televisión y el teatro.
Fue madre hace 10 años y reconoce que tener hijos es “una putada”, pero también lo mejor que te puede pasar. Y es que es de esas mujeres que hablan de la maternidad sin idealizara. También afronta otros temas como el sexo, los cambios corporales o su incapacidad para hacerse con las nuevas tecnologías.
La mujer de Andreu Buenafuente es optimista por naturaleza y cada día tiene las cosas más claras y ha intentado explicárnoslas.
Pérdidas de risa, basta con echar un vistazo a tus redes sociales para darse cuenta de lo feliz que te ha hecho este libro.
Estoy muy contenta, la verdad…jajajaja…ha costado, ha sido el parto de la burra, pero ya lo tenemos. Ha costado encontrar los huecos para ponerse porque estoy haciendo tantas cosas que es un libro que se ha escrito en la sección de notas del iPhone en los trayectos de AVE. Intenté hacerme la pro y escribirlo en el iPad, pero un día se me borró un capítulo, otro día tuve otro accidente y se me borró otro y dije, se acabó. Primero fantaseé con escribirlo a mano, que me encanta escribir a mano, pero luego hay que pasar todo el material… está todo el libro en carpetitas en la sección de notas.
Tu amiga Eva Merseguer hace el prólogo y ya nos deja claro que es imposible seguirte el ritmo y que eres una desmemoriada… amiga dice…
Esas son las buenas. Hay una asignatura que me he propuesto después de escribir el libro que es empezar a cuidar de verdad a los amigos. Tiro de ellos cuando los necesito, pero luego no tengo tiempo para cuidarlos. Y se acabó y ya he empezado a poner fin a esa relación nefasta por mi parte. En general, mis amigas, que son casi todas mujeres son muy cuidadosas y muy comprensivas y están siempre cuando aparezco. Coger distancia de mi vida es ver cómo voy, como pollo sin cabeza y no puede ser. Y Eva lo describe muy bien, soy una desmemoriada, la he frito para escribir este libro. Desde hace más de 20 años que nos conocemos, hemos vivido muchas cosas juntas y echo una mirada hacia atrás y olvido las cosas malas y Eva me va recordando las anécdotas que le he ido contando. Es mi disco duro.
Empecé a leer el libro pensando que iba a leer una especie de biografía de Silvia Abril y página a página me dio la sensación de que estaba leyendo la mía… al final, a todos nos pasan las mismas cosas, ¿no?
Absolutamente, nos pasan muchas veces las mismas cosas, gestionamos igual de mal la vida. La maternidad, nos hablan maravillas y nos la pintan maravillosa, pero luego llega el momento del parto, de dar de mamar, todo el mundo opina, tú llorar más que el bebé, casi. Hay una parte de la maternidad que no nos cuentan, que es terrible y que no nos cuentan porque si no, probablemente nos hubiéramos extinguido o si ellos tuvieran que parir, ya nos hubiéramos extinguido. Nos pasa a todas. Muchas de amigas, cuando lo han leído, dicen, ‘escucho tu voz y luego me identifico’. Son cosas que nos pasan a todas y todos.
¿Qué es lo mejor de pasar la barrera de los 50?
Lo mejor es que te da todo un poco igual, estás un poco de vuelta de según qué cosas, te dejas de tonterías. Miras hacia atrás y tienes mucho hecho. Miras hacia delante y quieres que lo que te quede vivirlo con intensidad. Me empiezan a dar igual muchísimas cosas y mi orden de preferencias cambia, el trabajo ya no es tan importante, ya no me da miedo a decir que no a según qué cosas, no me tiembla el pulso cuando tengo que sacar a alguien de un chat, no me tiembla el pulso para alejarme de relaciones tóxicas con amigos o amigas tóxicas, empieza a sobresalir lo que es realmente importante y lo que realmente no tiene tanta.
Ves a algunas compañeras que no tienes arrugas, no tienen patas de gallo, hijas de puta, y tú te ves y dices, pues yo voy a intentar quererme como soy.
¿Y lo peor?
Lo peor es que el tiempo no te acompaña, te levantas por la mañana y hoy te duele el lumbago y te acabas de levantar, o la rodilla. Yo he estado sufriendo mucho por una rodilla, llevo como dos años luchando contra el tiempo y el envejecimiento por una maldita rodilla que me ha dado por saco que es la rodilla de la niña de Shrek, que también hablo de eso. Para mí es ver cómo el cuerpo no es el que era, por mucho que entrenes, que mejora, pero no puedes pretender ser la que eras. El espejo no tiene por qué convertirse en tu enemigo, pero empieza delatar cosas que igual ya no nos gustan tanto. Te pone en esa diatriba de ver a tus compañeras recauchutadas y te planteas si hay que pasar por ahí y no quiero, de momento no lo voy a hacer. Ves a algunas compañeras que no tienes arrugas, no tienen patas de gallo, hijas de puta, y tú te ves y dices, pues yo voy a intentar quererme como soy y cómo voy a ir apareciendo.
Hay una gran parte dedicada a la maternidad que para ti es el trabajo más difícil al que te has tenido que enfrentar y por el que te has sentido más juzgada. De hecho, llegas a decir que “ser madre es bonito, pero también una putada”… algunos se te echarán a la yugular.
Lo sé, pero ya no voy a utilizar filtros, voy a decir lo que yo pienso. Ni quiero que sea compartido ni es mi objetivo y me da igual. En este libro me abro en canal y cuento cómo veo el mundo, cómo veo mi entorno, cómo veo las cosas que me pasan, cómo veo la vida, y pienso que la maternidad es una putada. Yo he desaparecido durante muchos años, ella ha pasado por delante durante muchos años. He abandonado mi relación con mi pareja durante mucho tiempo porque lo he decidido, he querido ser la madre que he querido ser. He preferido ir sin aliento y coger AVEs y tiempos aéreos para volver a casa e igual estar dormida. Y yo llorar. Eso ya no. Los hijos son nuestra prioridad, pero con cabeza y sentido común.
Que tu hija te diga, ‘mamá, ¿por qué no pones un vídeo en Instagram y pides a la gente que no nos pida fotos en la calle cuando estamos paseando?’ y dices, ‘ay, mi amor, si fuera tan fácil’.
También, tu hija está en otra edad.
También, pero hay una cosa que tiene que ver con el feminismo y con la mujer. Está el otro lado, por qué no te puedes quedar una noche en Madrid y no hacer la locura de correr y llorar porque lo mismo pierdes un puente aéreo, morir de estrés, si está la otra parte. Aprendes y toda esta generación y este feminismo que por fin ha llegado nos hace colocarnos en otro lugar.
Hablas de la fama que parece que has llevado muy bien siempre. Pero aseguras que estresa y no te permite hacer cosas como practicar nudismo, pero, compensa, ¿no?
Bueno, yo no sé si compensa esto de salir y estar siempre expuesta y tener que hacer muchos kilómetros o esconderte mucho para que nadie te moleste y poder tener una vida normal con tu familia sin que haya interrupciones. Es una consecuencia de nuestro trabajo y como a mí mi trabajo me encanta y me siento una afortunada, lidio con ello de la mejor manera posible. Pero perder la opción de hacer nudismo, de sentarme en un banco en la Rambla a observar a la gente y alimentarme para poder crear luego personajes… porque soy una optimista compulsiva y a todo le veo el lado positivo y, a veces, soy de bofetada, pero a veces dices joder. Que tu hija te diga, ‘mamá, ¿por qué no pones un vídeo en Instagram y pides a la gente que no nos pida fotos en la calle cuando estamos paseando?’ y dices, ‘ay, mi amor, si fuera tan fácil’.
Hablando de Instagram y de las nuevas tecnologías, reconoces tus carencias en este sentido… ¿crees que es posible ponerse al día?
Me defino como una lerda tecnológica. Yo lo voy a dar por perdido, voy a aprovechar para acercar a mi sobrina, aprovechar el accidente para tenerlos aquí y rodearme de ellos, que me enseñen y yo hacer ver que aprendo, pero que me arreglen todo aquello que yo me cargo sin querer. Hoy nos hemos reído porque ha salido a correr y me ha pedido el pulsómetro y me ha dicho que no se le había conectado a su reloj. Y era raro porque yo lo uso normalmente y me funciona de maravilla. Me lo he puesto y me ha pedido que lo compruebe y le he dicho que no sabía hacerlo. ‘Entonces, ¿cómo sabes que el pulsómetro está conectado con el reloj?’… y era como, ¿sabes que no me he hecho nunca esa pregunta? Me he tenido que reír porque llevo un año entrenando pensando que la información que me da el reloj es la del pulsómetro y resulta que no se está conectando. Prefiero que me pasen estos accidentes para luego reírme y explicarlo, ya voy tomando notas para el segundo libro.
Empatizas con las influencers que reciben tanto hate y son tan juzgadas en redes, ¿tú qué es lo peor que has tenido que vivir en este sentido?
He tenido la suerte de no sufrir demasiado a los haters porque, entre otras cosas, me desenchufé de twitter hace muchos años porque los comentarios en IG no soy de las que los lee y la presión que pude sentar cuando presentamos Andreu y yo los Goya, la mueves y la retiras desconectándote de las redes esos días, sobre todo los días después. En el caso de los Goya, sabes que vas a hacer una gala que no le va a gustar a todo el mundo, que va a ser criticada, si ya lo sé, me voy a proteger. Vamos a hacerlo lo mejor que sabemos, vamos a hacer la gala que, en principio, queríamos a hacer y luego nos vamos a proteger y a quien le guste, bien, y a quién no, también. Hay que ser inteligentes con esto de las redes. Si yo leyera a todos los haters que dicen pestes de mí, ¿crees que estaría así? Soy permeable y me afectaría, obviamente. Hay episodios de cancelaciones importantes que les han ocurrido a mis compañeros. Carolina Iglesias, lo que pasó hace dos veranos, ha acabado haciendo terapia. Victoria Abril, también. Les ha pasado una factura importante. Yo le decía luego a Carolina, es que, igual, hay que aprender a protegerse de las redes. ¿Has oído hablar del movimiento que hay ahora en Cataluña de los padres contra los móviles? Yo estoy en pie de guerra para protegerlos y que hasta los 16 o los 18 esta generación viva un poco más protegido ante las redes. Son maravillosas hasta que son super peligrosas. Hay que considerarlas y tomárselas en su justa importancia. Florentino Fernández, también, en una entrevista hizo un comentario que sacado de contexto parecía que iba contra las mujeres cómicas y lo cancelaron de una manera…
Menopausia tiene muchas connotaciones negativas, no entramos en un momento de pausa, cambiamos de ciclo, y la sexualidad también cambia.
Reconoces que los castings se superan ahora con followers… zasca.
Qué triste, pero es así. Muchas veces cuando a mí me cogen en un proyecto, pienso, igual estoy por seguidores y luego pienso, me da igual, me lo voy a gozar. Si viéramos por una mirilla o escucháramos reuniones, fliparíamos. Esto es una tendencia que va cogiendo peso. Películas, televisión, teatro… muy frecuentemente suele haber influencers que se ponen para atraer a una franja de público, que igual funciona, no lo sé. No lo cuestiono, simplemente lo verbalizo.
También hablas de sexo y reconoces que va desapareciendo Despacito, como la canción de Luis Fonsi… no todas se atreverían a reconocerlo.
Yo lo reconozco. En el momento vital en el que estoy que los estrógenos, mi menstruación ya ha desaparecido… no me gusta hablar de menopausia, aunque en el libro lo hago, porque he conocido un término que me gusta más que es, la mujer metacíclica, estamos en otro ciclo. Un poco sofisticado, pero es que menopausia tiene muchas connotaciones negativas, no entramos en un momento de pausa, cambiamos de ciclo, y la sexualidad también cambia. Ya no necesitamos las mismas cosas, desaparecen los estrógenos, baja la libido, aparece la sequedad vaginal, la osteoporosis, y tenemos que hablar de ello. El suelo pélvico sufre y por eso las pérdidas de risa y el sexo cambia, baja la frecuencia y tienes que poner mucho empeño para seguir siendo una mujer sexualmente hablando, parecida a la que eras, pero igual, ya no. Y lo cuento porque esa soy yo ahora.
Que no te puedas reír de según qué cosas porque siempre vas a estar ofendiendo a algún colectivo, me parece muy cansino.
Por cierto, que Jennifer Lopez no estaría de acuerdo contigo en eso de que la ropa interior sexy no es para las que pasan de los 50. Mira la colección que ha lanzado ahora.
Ya me gustaría saber a mí si Jennifer… ¿cuántos hijos tiene? ¿Tres?...Tiene almorranas, seguro. La ropa sexy, sí, pero el tanga, no.
Lo tuyo siempre ha sido el humor y hay mucho de eso en este libro. ¿Estamos en un buen momento para el humor?
Estamos involucionando. Yo creo que a veces vamos para atrás, la gente tiene la piel más fina que nunca. El otro día hablábamos de chistes que se contaban antes que ahora sería impensable hacer este tipo de humor. La sociedad ha cambiado y está muy bien que los chistes machistas, en concreto, ya no se hagan, me parece genial, pero que no te puedas reír de según qué cosas porque siempre vas a estar ofendiendo a algún colectivo, me parece muy cansino. Me parece que hemos perdido capacidad guasona. Yo recuerdo cuando murió Lady Di que no pasaron ni 48 horas y ya corrían los chistes sobre si el vestido estaba estampado… somos un país que el humor lo llevamos en el ADN y, de repente, los haters, los ofendiditos, las cancelaciones, hacer humor se ha convertido en un ejercicio delicado. Una vez me preguntaron si me autocensurado y debería contestar, si soy sincera, que sí.
Tú reconoces que no estás muy al día de las nuevas cómicas…
Lleva mucho trabajo. Me encanta no poder dar a basta, es una señal tan guay de que hemos ganado un pulso, que no era ni pulso, ha salido a la luz que ya estamos aquí, que suben generaciones de cómicas que lo hacen muy bien, me enorgullece no poder estar al día, que me junten en un reportaje de humoristas y no conocer a tres cuartas partes de las que estamos ahí haciéndonos fotos. Me siento orgullosa por ellas, por haber sido de las que ojalá haya inspirado a alguna para dedicarse a lo que me dedico. Me encanta estar desfasada.
Hablas de la relación de tu familia con los animales. Con la nueva ley en este terreno, no creo que hubieras podido tener un chimpancé, ¿te llegaste a sentir un poco Michael Jackson con Amedio?
A mi padre se le hubiese caído el pelo. Yo me sentía Marco, era una niña y tenía un mono. Era una niña con pinta de niño porque siempre llevé el pelo corto y era más bien masculina, siempre iba con pantalones, una caña y el mono me hacía sentir Marco y, de hecho, me llamaba así. Lo llevaba mi padre en el hombro, pero lo tuvimos como 12 años. Primero tuvimos a Gloria, una tití preciosa que duró muy poco. Pero luego, Amedio, que era una chica, pero como era la época de Marco, le pusimos su nombre y nos quedamos tan a gusto. Y luego zorros, y gatos, y perros, y dos ocas, y serpientes, mi casa era el puto zoo y mi padre, seguidor de Félix Rodríguez de la Fuente y todos los viernes viendo El hombre y la tierra en mi casa.
Después de publicar el libro, ¿has dicho ‘esto me lo podía haber ahorrado’ o no te has arrepentido de nada?
Sí, jajaja, hay cosas, hay nombres que a veces digo, igual… arrepentirme no me arrepiento, ni cambiaría nada. Espero que cuando lo lean no se molesten, pero no cambiaría nada. Añadiría capítulos. Se quedaron algunos en las notas de iPhone y ahora pienso que lo tenía que haber puesto, pero lo reservo para el segundo.
Por cierto, ¿eres consciente de que a partir de ahora vamos a saber si van mal las cosas con Andreu si vemos un cambio de pelo radical?
Jajajaja, ¿no te ha pasado a ti nunca que te separas de alguien y tienes que hacer algo? Yo he hecho barbaridades, algunas están en el libro, algunas inventadas, pero muchas ciertas. A pesar de que cuento de que salí con un tío del PP y me pinté el pelo de azul, eso no es verdad, pero estad atentas porque en el momento que veáis un cambio en el peinado, igual es que está pasando factura algo de mi relación con Andreu.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...