Especial
Vetusta Morla cierra su larga gira en el Wizink Center: “Solo el hecho de ver ese encuentro por última vez va a merecer la pena”
El grupo madrileño pone fin a dos años de Cable a Tierra Tour
Vestusta Morla es uno de esos grupos que lleva 25 años luchando por vivir de lo que da sentido a su vida, la música. Aunque les costó arrancar, una vez que lograron el éxito que merecían, lograron ocupar un espacio en la escena indie que les ha convertido en cabeza de cartel en multitud de festivales.
Acaban de dar a conocer la banda sonora de El amor de Andrea, su segunda incursión en el cine que parece haber abierto una nueva vía de creación en el grupo. En esta ocasión no se han centrado solo en el tema central de una película de Manuel Martín Cuenca, sino que han compuesto toda la música del film.
Llevan dos años de intenso trabajo, porque a esta creación hay que sumar una larga gira desde que lanzaron su último álbum, Cable a Tierra. Llega el momento de tomarse un descanso y despedirse de una gira que les ha dejado grandes momentos como el que recoge el documental sobre su concierto en el Metropolitano.
El 30 de noviembre y 1 de diciembre pondrán punto final a esta etapa en el WiZink Center de Madrid.
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Casi dos años de gira, ¿cómo se aguanta eso sin que pase factura?
Pucho: Con mucho cansancio a cuestas. Vas acumulando, acumulando, acumulando y cuando llega el fin de gira se produce un embudo de un montón de cosas que has ido produciendo al final del año y se junta todo en el fin de fiesta. Con muchas ganas de terminar y descansar un poco y hacer balance de todo lo que ha ocurrido en estos dos años, que son muchos años, pero también es una celebración para nosotros.
Dices que dos años son muchos, hay gente a la que le pasan volando, veo que no es tu caso.
David García: Falta la segunda parte, dos años son mucho para una gira de un solo disco. Al final estás mucho tiempo tocando, y podríamos seguir tocando tranquilamente y seguir con la gira.
Pucho: Dos años en la vida de alguien son muchas cosas también. Y en la nuestra, quizás, es algo más intenso. El tiempo es muy relativo.
Cada vez vemos que se la da más importancia a estos fines de gira, ¿estáis planteando algo especial para este 30 de noviembre y 1 de diciembre?
Guillermo Galván: Van a ser dos conciertos con la banda con la que hicimos los conciertos de presentación y con la que hicimos el Metropolitano que, ya solo con eso es un kilombo bueno porque vamos a ser, en muchas ocasiones, doce músicos encima del escenario y haremos un show parecido al que pudo ver la gente en el Metropolitano con toda esta banda celtibérica de músicos tradicionales reinterpretando parte de nuestro repertorio y tendremos nuestra parte de los seis solos en escena con toda la energía más rockera. Sin haber definido del todo lo que va a pasar, creo que solo el hecho de ver ese encuentro por última vez, porque la gira se acaba aquí y es complicado llevar esa producción a otro lugar, yo creo que va a merecer la pena.
Cuando llega un fin de gira como este después de dos años en carretera, ¿se afronta con ganas de acabar, con vértigo por lo que vendrá después o cómo?
Jorge González: Las giras, aunque duren dos años, siempre intentamos separarlas en bloques para que el que vaya a distintos conciertos vea cosas distintas y para que nosotros no acabemos poniendo el piloto automático y vivamos los conciertos como una repetición. Igual que el año pasado hubo conciertos con los que tocamos con toda esta gente y estábamos muy centrados en el disco Cable a tierra, llevamos un año de festivales donde el repertorio ha cambiado, solo vamos los seis y estamos subiendo a tocar al escenario a músicos y músicas con los que estamos compartiendo cartel en los festivales. Aunque de cara afuera parezcan dos años de una misma gira, internamente cada concierto, por suerte, es un mundo donde hay variaciones. Ahora mismo, como decía Pucho, después de dos años, te das cuenta de que eres otra persona, has incorporado cosas, hay otras de las que te has desprendido y todo eso te ayuda a proyectar sobre lo que viene. Ahora estábamos hablando de las bandas sonoras y hay una especie de unión o de trilogía entre lo que fue la banda sonora de La Hija, Cable a Tierra y esta banda sonora muy marcado por la instrumentación, la música tradicional, ciertas texturas y colores sónicos que han hecho un poco de paraguas en estos tres trabajos. Hay cosas que se quedarán, pero sí que hay cierta sensación de que cerramos una etapa en este Wizink y con esta película. Veo un arco desde fin de pandemia hasta finales de 2023 que acaba y vendrá otra cosa.
El concierto del Metropolitano quedó reflejado en un documental que estrenó Movistar+, ¿cuántas veces lo habéis visto?
Jorge González: Muchos montajes. Lo hemos visto varias veces. Yo creo que es algo que va a quedar ahí. Muchas veces tenemos en el recuerdo muchos conciertos a los que no vamos a poder volver porque no se grabaron y este en concreto, fue muy especial porque realmente todo el proceso fue acabando la pandemia que es algo que va a marcarnos en el tiempo mucho a todos los que la vivimos y fue como irnos reincorporando. Fue complicado porque mucha gente se tuvo que reenganchar a la música, hablamos de técnicos y gente de la industria. Fue complicado a nivel de producción porque faltaba material por todos lados, pero eso quedará en la anécdota, aunque, bueno, creo que la anécdota fue el apagón que hubo en el estadio, que nunca habíamos estado en un estadio en la ciudad y lo bonito fue poderlo revivir y, sobre todo, todos los aprendizajes que nos llevamos de la gente que nos acompaña en el escenario y todas las reflexiones y vueltas que le dimos para entender lo que queríamos hacer, que de forma intuitiva salió en Cable a Tierra pero luego tuvimos que dotarlo de herramientas y esta gente nos guio y nos dio un camino para hacer una reinterpretación de ciertas canciones, como llevarlo a una cosa un poco más de comunión entre todo el mundo. Al final, Cable a Tierra fue una búsqueda nuestra de nuestro folklore, pero al final tienes que compartir y canciones, en principio, tan pequeñitas, tocarlos en el escenario ayudó a contar o que fue el disco de una forma más grande.
Decidisteis dejar el apagón que hubo durante el concierto, muchos lo habrían escondido, ¿qué os llevó a tomar esa decisión?
Guillermo Galván: Creo que todos teníamos claro que la canción tenía que estar tanto en el disco como en la peli porque, aunque fuera negativo, fue uno de los elementos más significativos del día y si queríamos hacer una foto de lo que sucedió ese día, tenía que estar. Sí que es verdad que hubo varias interpretaciones de lo que fue el apagón. De hecho, cuando nos iban mandando las canciones mezcladas cuando nos llegó esa canción vimos que de principio a final estaba tocado el audio y llamamos a los encargados de las mezclas y la producción para preguntarles qué habían hecho. ‘Hemos conseguido recuperar el sonido del ensayo del día anterior y no os preocupéis que queda perfecto’ y fue como, ‘no, no, si a lo mejor no hemos tenido esta conversación antes, pero la tenemos ahora, si es que queremos que se corte, como sucedió y que quede grabado así porque es parte delo que pasó ese día’. Y, de hecho, la reconstrucción de ese apagón nos llevó mucho más tiempo que mezclar muchas de las canciones que están en el disco porque fue un apagón real donde los micrófonos dejaron de funcionar y eso a nivel audio no da sensación de apagón sino de que se te ha estropeado el equipo de música. Tuvimos que ir recuperando micrófonos que había de ambiente, sonidos que había de móviles que había de gente, micrófonos que no se habían ido del todo y fue un trabajo reconstruir esa canción y hacer partícipe al público que siguió cantando, más complejo de lo que parece.
Decís que cerráis una etapa para dar comienzo a otra, pero ya habéis confirmado presencia en algún festival para el año que viene, ¿uno confirma y luego ya ve lo que va a pasar?
Pucho: Es como La historia interminable, pero eso, ya es otra historia. Se han acabado muchos capítulos.
David García: Nosotros en períodos entre discos, cuando se acaba un ciclo, sí que tenemos conciertos sueltos para la siguiente temporada, pero eso no quita que podamos hacer descansos, tomar distancia y enfocar hacia lo que va a ser lo siguiente, en este caso, estos conciertos que va a haber el año que viene, que ya están anunciando algunos festivales, no va a ser gira Cable a Tierra, que se termina ahora, será otra historia.
Estáis casi recién llegados de Latinoamérica por donde estuvisteis girando en septiembre y octubre, ¿cuál es la anécdota que todavía seguís comentando?
David García: El último concierto que hicimos, que fue en Buenos Aires, en el Teatro Gran Rex, mítico, muy importante allí. Como buen teatro antiguo tiene un foso para la orquesta que toca, justo debajo del escenario y hay un pequeño hueco entre el final del escenario y el patio de butacas y por ese hueco Pucho en una canción se tropezó y cayó. Había una red que te salvaba de caerte los tres metros, hasta abajo del todo, pero…
Pucho: Yo no lo sabía.
David García: Yo sí que me fijé, dije, ‘esto es peligroso, espero que no pase nada’, pero tropezó y cayó y los hierros que sujetan la propia red… tuvo un par de raspones.
Pucho: Caí al vacío sin saber a dónde caía.
David García: Pudo haber sido algo dramático, pero se quedó en tragicómico.
Jorge González: De Bailando hasta el apagón hasta bailando hasta el hostión.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...