El Último de la Fila: “Fracasar es mucho más divertido que triunfar, lo malo es que es carísimo”
Manolo García y Quimi Portet visitan LOS40 Classsic para hacer un repaso de su carrera con su último disco, ‘Desbarajuste piramidal’
El Último de la Fila: “Fracasar es mucho más divertido que triunfar, lo malo es que es carísimo”
LUIS M. ORTIZ
Hace 25 años, un martes y 13, nos dijeron “good bye en su nota tan ricamente”, pero como no nos hacíamos a la idea de no volver a verlos, hemos invitado a El último de la fila a charlar con Bruno Sokolowicz en LOS40 Classic. Ahora, Manolo García y Quimi Portet vuelven al Nº1 de ventas con Desbarajuste piramidal, un nuevo disco en el que reinterpretan sus grandes éxitos de una manera sosegada.
Ambos artistas han continuado con su carrera en solitario, pero manteniendo la relación, con “respeto y admiración”, destacan. “Siempre ha habido una amistad entre nosotros”, dice Manolo, que está embarcado en su propia gira de conciertos. Un encuentro que, como puntualizan, “ha surgido de una forma muy natural, ha sido otra fuente de placer que nos ha dado la vida”.
En 1985 llegó el gran momento de El Último de la Fila con su primer LP, Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana. A partir de entonces, se convirtieron en el dúo catalán referente en el pop español. De hecho, las 24 regrabaciones de su nuevo álbum son prácticamente de esa primera etapa, aunque más pausadas.
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“El Último de la Fila’ apareció a finales de los 80 y los 90 y la estética musical llevaba una cierta tensión rítmica”, cuenta Quimi Portet sobre la diferencia de tempo de las nuevas canciones. “Hemos intentado que sean menos agresivas y que sean más asumibles. Ya no hay tanto histerismo en la música”, valora.
Los miembros del grupo han pasado por muchas etapas con sus siete álbumes y más de dos millones y medio de copias vendidas. Manolo es de los que creen que hay momentos para todo, y que, a veces, es necesario pisar el freno. “Esa urgencia juvenil es muy encomiable y muy conveniente, igual que es conveniente que con el paso del tiempo te calmes un poco”, cree el músico catalán.
“Se aprenden muchas cosas bonitas y positivas de los fracasos”
Una separación amistosa
A pesar del paso del tiempo, las regrabaciones de El último de la Fila suenan más actuales que nunca. El secreto, según Quimi Portet, es la forma de trabajar. “La mayoría de estas canciones están creadas con un casete: la canción es un 90% y el 10% restante forma parte de la técnica”, dice el músico y compositor.
Como cantaban en Sara, “no es que el tiempo lo cure todo, pero puede ayudar”, y después de tanto tiempo, se miran a sí mismos con más distancia y perspectiva. “Cuando trabajas en solitario tienes que enfrentarte a tus carencias”, considera Portet cuando hablamos de esta coalición, una de las más creativas de la música en español.
Ya en su momento emitieron un comunicado negando discrepancias entre ellos al separarse, por “motivos de higiene artística”. Y lo mantienen. “Había giras muy intensas, cuando tienes 29 conciertos en un mes de agosto, los nervios afloran”, dice García, recordando su época más intensa.
Siempre han mantenido los pies en la tierra porque en su carrera también tuvieron tiempo para fracasar, y porque el verdadero éxito los llegó ya con más de 30 años, una edad en la que sabe calibrar lo bueno que te ocurre. Porque ambos coinciden en que “fracasar juntos une mucho más que triunfar juntos”, y que han aprendido mucho de ello.
“Se aprenden muchas cosas bonitas y positivas de los fracasos”
‘Insurrección’: un hit poco premeditado
Es todo un clásico que suena en cualquier reunión de amigos que se precie. Insurrección es una de esas canciones que cada uno interpreta de una manera diferente. Vio la luz en 1986 en el segundo disco de la banda barcelonesa, Enemigos de lo ajeno.
Con todo el éxito que ha tenido, cabría pensar que El Último de la Fila la dedicó mucho tiempo, pero no fue así. Quimi Portet nos descubre que “salió al final, a media hora de cerrar el estudio, cuando nos quedaba un trocito de cinta para llenar”. Una muestra más, como nos dice el músico, de que “no todo en la vida se decide con gran premeditación, a veces las cosas suceden de forma fortuita”.