Freddie Mercury: La increíble historia de su flamante Rolls-Royce plateado
El 12 de Enero de 2013, lo compró una estrella del rock ucraniana para exhibirlo en el museo de Queen que quería construir
A Freddie Mercury le entusiasmaba su Rolls-Royce plateado. Lo lucía, orgulloso, cada vez que podía. Eso sí, siempre en el asiento trasero. No sabía conducir. Fue su coche durante diez años… los últimos de su vida. El Rolls siguió rodando y se convirtió en un pedazo de la historia del rock. En su peculiar recorrido, y tras pasar dos veces bajo el mazo de la subasta, terminó ayudando a las víctimas de la guerra en Ucrania a recuperar su vida.
Por extraño que parezca, Freddie Mercury nunca se sacó el carnet de conducir. Habitualmente viajaba en el asiento a atrás. Su fortuna le permitía tener chófer. Y si no aprendió a manejar un vehículo fue porque “había otros que lo hacían mucho mejor. Él era músico, el mejor músico”, escribe Peter Freestone en el libro ‘Freddie Mercury: An Intimate Memoir by the Man who Knew Him Best’. El asistente personal y amigo leal del cantante también lo cuenta en su blog: “No, Freddie nunca se examinó para obtener el permiso de conducir. Creía firmemente que todos estábamos aquí por una razón; Él lo hacía todo en la música: crear, grabar y actuar. Había otra gente que estaba aquí para conducir coches”.
El peluquero irlandés que fue su pareja, el ya fallecido Jim Hutton, contó que, solo una vez, recibió una clase de conducción y que no duró más de diez minutos. Conoció al profesor, entró en el coche, se le caló, salió del auto y declaró, “No me voy a tomar la molestia”.
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Eso no significaba que el líder de Queen no fuera un entusiasta de los coches… de lujo. El primero que se compró fue una gran limusina negra (Daimler DS420). Pensaba que era ahí donde las grandes celebridades debían ser vistas. John Reid (su mánager entre 1975 y 1978) no tardó en señalar que el coche era una pomposa pecera y demasiado pretencioso para ser usado a diario. Cuando, a principios de los 80, se compró un apartamento en Nueva York, adquirió a su vezun Lincoln Town Car de color rojo sangre. “Así, no tuvo que alquilar coches”, decía su asistente. Y añadió, “Contrató también a un par de conductores”. En el interior de su vehículo de lujo Freddie se movía por las calles de la Gran Manzana intentando pasar desapercibido y evitando el acoso de la prensa y de los fans.
Además de un Mercedes Benz 420 SEL negro del 86 con el que circulaba por Londres discretamente (que según sus allegados era su favorito), o un Range Rover convertible, en 1979 adquirió un flamante Rolls-Royce Silver Shadow del 74. Estaba tan entusiasmado con su nuevo coche plateado que insistió a sus compañeros de Queen que lo bautizaran como se merecía. Quería que formara parte de su historia.
“Filmamos el video promocional de ‘We Will Rock You’ en el jardín de la nueva mansión en Surrey de Roger Taylor (batería) y Freddie eclipsó a todo el mundo cuando llegó en su recién estrenado Roller”, escribió el entonces manager de la banda, Jim Beach, en una carta que verificaba la autenticidad del vehículo, según Hagerty Auctions. “Freddie insistió en que firmáramos los contratos (EMI/ Elektra) todos juntos, en el asiento trasero del Roller porque este era el primer Rolls que había tenido jamás”.
Fue el primero y el único. Estaba equipado con las últimas tecnologías de la época. Tenía un teléfono de coche o un modesto reproductor de cassettes Sharp. Y lo mantuvo durante más de una década. Su última década de vida. Hasta Noviembre de 1991.
Cuando Mercury falleció, su hermana Kashmira Cooke lo siguió utilizando durante muchos años. El 12 de Enero de 2013, cuando fue vendido en subasta por unos 87.000 € (seis veces más de lo previsto inicialmente). Según la web oficial del guitarrista de Queen, Brian May, el lujoso automóvil lo compró una estrella del pop ucraniana Verka Serdyuchka (Andriy Danilko), gran fan del grupo. Su intención era exhibirlo en el museo de Queen que pretendía crear. La guerra en la región, no obstante, hizo que cambiara sus planes y decidió subastarlo y donar todo lo recaudado al 'Superhumans Center', un programa médico en la región de Lviv (al oeste de Ucrania) apoyado por Sting o Richard Branson, entre otros.
Así fue como el 5 de Noviembre de 2022, el Rolls Royce de Freddie Mercury volvió a ponerse bajo el mazo. Esta vez, los más de 330.000 € que pagó el nuevo propietario del vehículo, se destinaron a la construcción de un hospital de rehabilitación, apoyo psicológico o cirugía reparadora, de adultos y niños heridos en la guerra en Ucrania.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop