¿Quiénes son las activistas que han arrojado pintura sobre ‘La Gioconda’?

El grupo Riposte Alimentaire reivindica con esta acción una "seguridad social alimentaria sostenible".

Las activistas, tras su protesta (Getty Images).

La escena ya se había producido con anterioridad con otras obras de arte. Esta vez le ha tocado a ‘La Gioconda’ de Leonardo Da Vinci, el principal reclamo del Louvre. El pasado domingo, dos mujeres de 24 y 63 años respectivamente accedían al museo parisino y arrojaban pintura sobre la obra, protegida por un cristal desde 2005.

“¿Qué es lo más importante? ¿El arte o el derecho a una alimentación sana y sostenible? Nuestro sistema agrícola está enfermo”, gritó una de las dos activistas climáticas mientras era grabada en vídeo. Los trabajadores del museo se apresuraron a evacuar rápidamente la sala para limpiar el cristal blindado y a detener a las activistas hasta la llegada de la Policía.

"Nuestro sistema agrícola está enfermo”, gritó una de las activistas

Las reacciones no tardaron en sucederse. La ministra de Cultura francesa, Rachida Dati, fue una de las primeras en pronunciarse. "La Gioconda, como nuestro patrimonio, pertenece a las futuras generaciones. Ninguna causa puede justificar que sea objeto de un ataque. Expreso mi apoyo a los trabajadores del Museo del Louvre”, escribió en la red social X, anteriormente Twitter.

“El Gobierno traiciona sus compromisos”

Tras la acción se encuentra el grupo ecologista Riposte Alimentaire (Respuesta Alimentaria), quien poco después de la acción colgó un comunicado en sus redes sociales y su página web. “A pesar de la emergencia absoluta, el Gobierno traiciona cada día sus compromisos climáticos y ecológicos. Fue condenado por sus propios tribunales por violar sus propias leyes. A través de su lealtad a la agroindustria y la distribución masiva, traiciona nuestro derecho fundamental a la alimentación, amenaza nuestra salud, nuestra seguridad alimentaria y las vidas de los agricultores”, denuncian desde el colectivo.

Lo ocurrido en el Louvre ha vuelto a abrir el debate sobre las acciones climáticas de protesta que ponen el foco en el arte. En mayo de 2022, varios militantes ecologistas lanzaron una tarta al mismo cuadro de Leonardo da Vinci. En noviembre de ese mismo año, el escenario se trasladó a Roma, donde la víctima del ataque fue una obra de Van Gogh, también protegida por un cristal. Un mes antes, el blanco de las protestas fue el cuadro de Los Girasoles, también del mismo artista, expuesto en la National Gallery de Londres. Le rociaron sopa de tomate.

En España, Futuro Vegetal han protagonizado acciones similares

En España, el foco ha estado puesto en los activistas de grupos como Futuro Vegetal, quienes han protagonizado protestas diversas. Desde cortar la M30 madrileña y pistas de aeropuertos como el de Barajas o el de Ibiza hasta arrojar pintura a la fachada del Congreso de los Diputados, pasando por acciones dirigidas también a obras del Museo del Prado.

La pasada semana, 22 miembros de Futuro Vegetal fueron acusados de daños por valor de medio millón de euros, tras llevarse a cabo el pasado mes de diciembre una serie de detenciones en Madrid, Barcelona, Cádiz, Murcia, Elda (Alicante), Zaragoza, Granada, Valencia, Soria, Santander y San Sebastián. Bilbo Basaterra, uno de los portavoces de la organización, ha tildado la acusación de “ridícula desde el punto de vista del derecho, porque uno de los requisitos que tiene el tipo de organización criminal es que con estos delitos estemos ganando dinero, cuando no es el caso”.