Especial
'True crime': ¿por qué nos apasiona el crimen?
Las historias de asesinatos acaparan la atención de cada vez más personas, sobre todo mujeres
Karen Sparks es una estudiante de ciencias políticas que, mientras hace la colada en una lavandería cerca de su universidad, nota que un hombre la observa. No le da buena espina. Esa noche, regresa a su casa y se va a dormir como cada día. A la mañana siguiente, ya avanzado el día, uno de sus compañeros de piso se asoma al cuarto para comprobar que está bien, ve que está durmiendo y se despreocupa. Pero, llegan las siete de la tarde y Karen todavía no ha salido de su habitación. El compañero vuelve a entrar y se da cuenta de que sigue en la misma posición, pero con la almohada repleta de sangre. Esta fue una de las primeras víctimas conocida de Ted Bundy, uno de los asesinos en serie más conocidos de la historia.
Charles Manson, Jeffrey Dahmer, Gypsy Rose… Si conoces las historias de estas tres personas es posible que hayas sido sucumbido en algún momento por la atracción de los true crimes. Historias de asesinos en serie, muertes y misterios sin resolver que llegan a nuestros oídos llamando cada vez más nuestra atención. Pero, ¿por qué son tan adictivas?
Ante esta pregunta, el criminólogo español Vicente Garrido se hace la adversa: "¿Por qué no?". Para entenderlo, tenemos que viajar al pasado. Hace siglos, las personas no sólo vivíamos, sobrevivíamos. Detectábamos el peligro para poder huir de él. Si lo controlamos, podemos evitarlo. Y lo mismo le sucede a nuestro cerebro al escuchar historias espeluznantes, que se alejan de nuestra cotidianeidad. Una afirmación que la comunicadora y voz del podcast Mimicidios, Miren Jaure (conocida como Mimi XXL) reafirma: “Nos gusta ver hasta dónde puede llegar el ser humano sin tener que experimentarlo. Puede que también, consciente o inconscientemente, nos hace creer estar más preparados en caso de que pase nos algo”.
Las personas somos curiosas por naturaleza. Nos gusta saber, conocer y experimentar situaciones que, si no fuera a través de historias, sería impensable disfrutar. Disfrutar, dentro de lo que cabe. El cerebro separa la realidad y la ficción, estamos totalmente a salvo y eso hace que nos sintamos libres ante narraciones tan espeluznantes. Los crímenes reales, bautizados mundialmente como true crimes, son un ejemplo de ello. Garrido lo confirmaba durante una entrevista en el podcast The Wild Proyect: “Sentir miedo sin que exista, sabiendo que estás seguro, genera placer y es divertido”. Y lo explica viajando hasta el parque de atracciones: ¿Por qué montamos en la montaña rusa si nos da miedo? Porque parece que vamos a morir, pero no lo hacemos.
Para entenderlo mejor, el criminólogo habla del Scary Play (el juego del miedo). Explica que, como espectador no tienes miedo de sufrir algo, pero vicariamente, el hecho de escuchar historias y verlas representadas estas aprendiendo una serie de técnicas y pistas que te sirven para preguntarte cómo puedes reaccionar si sucediera de verdad.
La respuesta está en el pasado
Si bien esta atracción es algo que llevamos dentro, Garrido se remonta dos millones de años para comprender el motivo. “La primera razón es de índole antropológico. Nos interesa porque desde el comienzo de la historia hasta hace 15 minutos, nuestra vida ha dependido de esto”, confirmaba durante la entrevista.
Cuando vivimos en sociedad estamos en continua amenaza interna, ahora -en mayor medida- disponemos de cierto control, pero en aquella época, matar o morir era un simple elemento de supervivencia: cualquiera podía arrebatarnos nuestro bien más preciado, incluso niños y territorios.
Un género en auge
Volviendo a la actualidad, la accesibilidad a historias de true crime es directamente proporcional al número de vías que ofrecen este género. "Las plataformas no solo han producido un vasto número de contenidos basados en crímenes reales, sino que también han amplificado su alcance al difundirlos a un público global", explica el Vicente Garrido en su libro True Crime: la fascinación del mal (2021). Pero más allá de la televisión convencional, Netflix -con el éxito de Crimes de Carles Porta- HBO o Prime Video, Internet es la principal fuente de información para conocer todos los detalles y descubrir casos desconocidos.
TikTok y YouTube se ha convertido en una de sus principales fuentes gracias a creadoras de contenido como Mimi XXL (289K) o Martha Caballero (169K) son un ejemplo de este auge. Sus videos acumulan miles de reproducciones y sus historias, investigadas y bien tratadas, atraen a suscriptores de todo el mundo.
Historias como la de Gypsy Rose -recientemente puesta en libertad-, el doble crimen de Almonte o el caso de Daniel Sancho, sucedido el pasado verano, están en boca de todos, y gracias a este tipo de -ansiado- contenido en redes sociales tenemos todos los detalles a un clic.
Las mujeres lideran la audiencia
La mayor parte de los oyentes de podcast sobre crímenes reales son mujeres. Lourdes Moreno, productora ejecutiva de Podium Podcast, lo confirma al analizar los diferentes programas incluidos en el catálogo de la plataforma: “Me gusta que en Podium la voz y la perspectiva está protagonizada por mujeres, tanto las autoras como la audiencia de estos podcast con porcentajes mayores al 65% de público femenino”.
Así, Podium Podcast recoge algunos de los programas sobre crímenes más populares, como Elena en el país de los horrores, con Elena Merino; o Criminopatía de Clara Tiscar, considerado el más escuchado del país en su categoría y que ha logrado un incremento de su audiencia del 264% en el último año.
Así, la igual que las mujeres ganan por goleada en el interés de las historias de crímenes, los más populares se centran entre la crueldad y la cercanía. Mimi XXL confiesa que los más seguidos en su programa son los que más llaman al morbo: “Sorprendentemente los más crudos y bestiales, pero sin entrar mucho en detalles. El exceso de morbo genera rechazo en general, pero los casos más extremos como el de Junko Furura, por ejemplo, son los más conocidos”, destaca.
Aunque, por su parte, la podcaster Martha Caballero, realza la popularidad de los sucedidos en España: “Hay muchos casos ocurridos aquí que están completamente olvidados, que son una locura y que también merecen ser recordados”, confiesa. Un tipo de historias a las que, además, asegura poder “darles un contexto y unos detalles que no se puede hacer con los casos extranjeros”.
La popularidad de los true crimes continúa en crecimiento y, aunque su origen forma parte del pasado, su audiencia se fundamenta en un pensamiento interno de sobrevivir. Fiamos las palabras de Vicente Garrido: “La fascinación por el asesino en serie es un producto directo de nuestro desarrollo evolutivo, porque durante todo el tiempo nuestra vida ha dependido de identificarlo”. Y ahora nosotros queremos saberlo todo.