Música en las aulas: ¿Es adecuado recibir a los alumnos con reguetón?
Muchos alumnos serían felices escuchando en clase a Bad Bunny o Karol G, pero preguntamos a profesores, padres y una psicóloga si es lo más adecuado
La música está muy presente en los institutos más allá de la asignatura en la que, el que más o el que menos, ha aprendido a tocar la flauta. Depende del centro se desarrollan más o menos proyectos donde toma mucho protagonismo esta disciplina artística, además de estar presente en la mayoría de celebraciones y festivales. Esos son casos esporádicos, pero si hablamos de su presencia diaria en el centro tenemos que remitirnos a la megafonía.
Música que suena para recibir a los alumnos y profesores a primera hora del día y en cada cambio de clase. Pero, ¿qué tipo de música es la que suena? ¿De qué manera influye en los alumnos? ¿Se escucha reguetón en las aulas? Son preguntas a las que hemos intentado dar respuesta desde distintos puntos de vista hablando con el equipo directivo de un centro de secundaria de Madrid, con alumnos, padres y una psicóloga.
En este instituto en cuestión cada semana elaboran una playlist que va sonando a lo largo del día. Lejos quedan aquellos timbres que escuchaban los de la generación Yo fui a EGB. Esta semana, por ejemplo, el centro sonaba a Eric Clapton, No Doubt o Billy Joel.
“Normalmente los timbres suelen ser sonidos simples, muy intensos, con muy pocos armónicos que difícilmente resultan agradables para la escucha. La música, en cambio, tiene armonía, tiene cambios y transmite un mensaje cuando lleva letra, por lo que suele ser más agradable de escuchar. El hecho de que la música tenga un mensaje puede influir en los alumnos según sea ese mensaje”, asegura Lorena Gascón (@lapsicologajaputa) que acaba de publicar Deja de tratarte como el culo y que, entre otros estudios tiene un Máster en Profesorado de Secundaria.
La música que suena en las aulas
“Creo que la música crea un clima decisivo en el estado de ánimo porque crea una reacción, que puede ser de cualquier tipo”, explica el jefe de estudios que es testigo de lo que ocurre con los alumnos cuando suenan las distintas melodías.
Esas canciones que suenan cada semana no son aleatorias, se escogen con sumo cuidado por una comisión de profesores que eligen entre las solicitudes de los alumnos y preferencias particulares.
Hay algo que tienen muy presente y es “que la música corresponda al estado de ánimo que se quiera crear. En un cambio de clase no puedes poner una música agitadísima porque es cuando más dificultad hay en el control de los alumnos. Si pusiésemos una música que favoreciese que los chavales creasen demasiada agitación, desde el punto de vista de control, eso es desorden, ocasionaríamos un efecto contrario al que queremos”.
Para profesionales que no tienen por qué estar al día de la música que escuchan sus alumnos o que no tienen por qué tener un bagaje de cultura musical previo, no siempre es fácil hacer la selección y agradecerían un poco de ayuda en esta tarea.
El pop es una música que no ocasiona ningún problema y va a crear buen clima.
— Jefe de estudios de secundaria
“En uno de los cursos que hicimos para profesores de Estados Unidos preguntamos qué lista ponemos y nos dijeron, ‘no os compliquéis, pop familiar, viene filtrada’. Alguien por lo menos nos ha dado una directriz. Es música que no causa ningún problema y va a crear un buen clima. Y concuerda, porque esto es un centro educativo, tenemos que educar y es una música que no ocasiona ningún problema y va a crear un buen clima. Es como Walt Disney, lo sé”, explica el jefe de estudios.
“Aunque no se pueda determinar qué tipo de música nos hace sentir una determinada cosa, sí sabemos que la música nos influye en nuestro estado de ánimo. Escuchar géneros o canciones con mensajes peyorativos hacia la mujer puede hacerles creer que las mujeres valen menos, escuchar géneros o canciones con mensajes que normalizan tomar drogas puede hacerles más propensos a consumirlas, pero también escuchar canciones con mensajes que fomentan la aceptación corporal o el amor propio puede ayudarles a quererse más. En mi libro, Deja de tratarte como el culo, recomiendo canciones como Gorditas, de Muchapepper que fomenta la aceptación corporal”, valora Gascón.
GORDITAS - MUCHAPEPPER
Las ‘red flags’
Esa influencia que la letra de las canciones puede tener en los alumnos la tiene muy presente el centro que valora una serie de red flags a la hora de elaborar las distintas playlists.
La música urbana está ligada a una poesía contestataria que no siempre utiliza el mejor lenguaje.
— Jefe de estudios de un centro de secundaria
“Aparte de elegir que sea en consonancia con el climax, no puede utilizarse una música que vaya en contra de lo que se quiere en un ambiente educativo. ‘Mi negra’, no va asonar, ‘mi papi’, pues tampoco. Se revisan las letras de las canciones que nos piden y en el momento que haya una sensación dudosa, se descarta”, admite el jefe de estudios.
“La música urbana está ligada a una poesía contestataria que no siempre utiliza el mejor lenguaje. Ellos mismos, al utilizar ese lenguaje, nos están obligando a no reforzar esa línea”, indica, “la de Zorra no puede ser por mucho que tenga un mensaje, no puede ser porque utiliza un lenguaje inadecuado. Reglamento de régimen interno, no se pueden utilizar ni apodos”.
La psicóloga, sin embargo, no descartaría la música urbana de entrada pese a que no sea el género que más le gusta: “Te confieso que soy rockera y no escucho nada de reggaetón o trap, pero si las letras fomentaran la igualdad, las relaciones sanas y el amor propio no me parecería un problema”.
La participación de los alumnos
La gran parte de la música que suena la eligen los alumnos a través de peticiones al claustro. “Debería sonar más música clásica, pero lo cierto es que, con la música contemporánea, la que escuchan ellos, te acercas más a los alumnos. El cómic está reconocido como fuente literaria”, aclara el jefe de estudios.
El encargado de hacer las playlists del centro, coordinador de las secciones bilingües del centro, explica que ahora mismo “se nota mucho el fenómeno de Operación Triunfo, me piden que pongamos un tema u otro y me piden tal versión de tal cantante. Lo que no nos han pedido es Taylor Swift, no nos han llegado peticiones, aunque en clase sí que me ha dicho alguna alumna que es su cantante favorita”.
Taylor Swift – betty (Official Lyric Video)
“Lo que más nos piden es música española como Melendi, Estopa, Leiva, tiran más hacia el pop anterior porque muchas de las letras que hay actualmente son un poco controvertidas y tiran hacia otra época”, matiza.
El tipo de petición depende mucho, también, de la edad del alumno. “Gente de segundo de bachillerato piden cosas de U2, Elton John, The Jacksons 5, Marvin Gaye, Harry Styles… aunque también piden cosas de Bizarrap, Ana Mena…”, enumera.
Esa opción de elegir la música que suena en el centro puede influir en acercar posturas entre el alumnado y el profesorado. “Supongo que puede influir de la misma manera que influiría que un alumno pueda decidir sobre cualquier otro aspecto que incluya a todos los alumnos y profesores. Si un alumno pidiera una canción que le gustara a sus compañeros o adultos, supongo que podría ayudarle a desarrollar una cercanía en el vínculo con ellos, igual que es posible que si eligiera una canción que no le gustara al resto podría sentirlos más lejos”, valora la psicóloga Lorena Gascón.
Las letras, el sentir que pertenecemos a una determinada tribu urbana y compartirla con otras personas nos puede ayudar a configurar quién somos.
— Lorena Gascón (@lapsicologajaputa)
Ella, como muchos, es consciente del poder que tiene la música en los adolescentes. “Es el periodo en el cual acabamos de configurar nuestra personalidad, tratando de diferenciarnos de nuestros padres, buscamos nuestra propia identidad. La música nos puede ayudar en ese viaje de encontrarnos a nosotros mismos. Las letras, el sentir que pertenecemos a una determinada tribu urbana y compartirla con otras personas nos puede ayudar a configurar quién somos. También nos puede ayudar a atravesar momentos difíciles de nuestra vida cuando escuchamos en canciones que otras personas han vivido lo mismo que nosotros y lo han superado”, valora la psicóloga en este aspecto.
La opinión de los alumnos
Tras hablar con varios alumnos, está claro que la gran mayoría prefiere que suene música en megafonía como alternativa a los timbres. “Crea un ambiente más animado”, asegura Mara, alumna de tercero de la ESO. “Mejora el entorno del instituto”, añade Maya, alumna de segundo de la ESO. “Una canción motiva a los alumnos y el timbre, te destroza los oídos”, asegura Adriana, recién llegada al instituto como estudiante de primero de la ESO.
Tal vez alguna sin groserías o mal lenguaje, pero sí debería sonar porque a la mayoría les gusta más esa música urbana.
— Maya, estudiante de 2ºESO
Los alumnos son conscientes de que la música les influye. “Si suena una canción que nadie conoce no mola porque no cantamos”, dice Mara. “Yo prefiero que suenen canciones que me gusten a mí”, señala Maya. Sin embargo, Adriana asegura que “me da igual la canción que suene mientras no sea triste o sentimental, porque si no, no te animas para la siguiente clase”.
Todas coinciden en que la música que más suena es pop y, en muchas ocasiones, de una época que no es la suya. “Podrían poner música más moderna o con más ritmo para alegrar el día a los alumnos”, pide Adriana.
Reconocen que la música urbana no está muy presente y creen que debería sonar más. “Hay canciones urbanas que dicen cosas peores que otras que a lo mejor son más famosas”, deja caer Mara. “Si la letra es inapropiada, no”, añade Rocío, también estudiante de tercero de la ESO. Algo en el que el resto está de acuerdo. “Tal vez alguna sin groserías o mal lenguaje, pero sí debería sonar porque a la mayoría les gusta más esa música”, sugiere Maya.
“MI MÚSICA ES TU VOZ” - Grupal | OPERACIÓN TRIUNFO
Si ellas pudieran hacer la próxima playlist del instituto tendrían claro lo que pedirían. Mara confiesa que “pondría una de reguetón, por ejemplo, o también me gusta mucho la de Me matas de Noan y Álex Wall”. “Reina, de Mora y Saiko, la última de Quevedo, Luna de Feid o alguna de Operación Triunfo”, sugiere Maya. Y ahí coincide en parte con Rocío que pondría “cualquier canción de Saiko… jajja que es mi cantante favorito”. Y en esa línea urbana iría también Adriana que escogería “Young Miko: Bzrp Music Session, Volumen 58”.
Los padres cuentan
Los que menos enterados están de este tema son los padres. Tras hablar con un par de madres, hemos podido llegar a la conclusión de que, en general, no conocen la música que suena en las aulas. Si les preguntamos si es adecuado que suene reguetón en el instituto, hay matices.
El reguetón no suele ser muy apropiado porque la letra es muy ofensiva y somete a las mujeres en todas las letras
— Silvia, madre de adolescente
“Creo que toda la música se puede escuchar si no hace sentir mal a nadie. Pero el reguetón no suele ser muy apropiado porque la letra es muy ofensiva y somete a las mujeres en todas las letras”, valora Silvia. Vanesa es más rotunda, aunque se mueve en la misma línea, “no lo considero apropiado, no aporta ningún mensaje constructivo ni educativo, más bien todo lo contrario”.
Ambas creen que debe haber filtros a la hora de elaborar esas listas, “no creo que sea bueno dejar que ellos la elijan”, opina Silvia.
Ambas reconocen que lo que escuchen sus hijos en las aulas influye en ellos. “A su edad, la música influye más que otros canales de información. Están escuchando música muchas horas al día y la música es reflejo de la sociedad”, analiza Vanesa.
“La letra de muchas de las canciones es ofensiva, bajo mi punto de vista y puede hacer sentir mal a alguien, puede ser mi hija o gente que conozca. No me gustaría que normalice que las chicas se tienen que someter ante los chicos”, añade Silvia.
Es solo un centro y un ejemplo, pero está claro que la música que suena en las aulas es importante y se tendría que analizar con detalle.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento....