Bruno Mars tendría una deuda de 50 millones de dólares con un casino de Las Vegas

La relación de Bruno Mars con MGM Resorts International no está en su mejor momento. El artista anunció en 2016 que había llegado a un acuerdo de residencia de varios años con el conglomerado hotelero, más concretamente, actuaría en el resort MGM de Las Vegas. Este acuerdo funcionó durante años, pero ahora las cosas no son tan bonitas. Parece ser que la disputa tiene que ver con las supuestas deudas millonarias que el intérprete de Talking to the Moon tiene con el casino debido al juego.

Una fuente cercana le ha contado al medio NewsNation que el artista "le debe millones al MGM", incluso ha llegado a confesar que la cifra aumentaría a unos "50 millones de dólares". "(MGM) básicamente es su dueño. Gana 90 millones de dólares al año gracias al trato que hizo con el casino, pero luego tiene que pagar su deuda... después de impuestos (gana sobre 1,5 millones de dólares por noche)", añadió la misma fuente.

Desde luego, la situación actual del estadounidense es complicada y ahora debe de mantener la residencia en el resort para pagar la deuda. De hecho, Mars anunció 12 nuevas fechas de su residencia en Las Vegas. Estos shows se llevarán a cabo entre abril y septiembre de 2024.

No es la primera vez que la adicción del cantante de Just the Way You Are ocupa los titulares de la prensa. En una entrevista para la revista GQ en 2013 ya confesó que era adicto al juego. Recordaba como pasaba las noches en el Commerce Casino de Los Ángeles, mucho antes de ser famoso.

“Solía ser como un fanfarrón. Ya conoces al tipo, la gente querría quitarle su dinero. Si consigues que pierdan, te atacarán, te acribillarán. Y entonces es cuando son débiles. Y ahí es cuando saltas o te abalanzas sobre ellos”, comentó el solista sobre su paso por las mesas de póker.

Además, el artífice también recuerda la primera vez que entró por la puerta de un casino en su vida, fue a los 19 años. En aquel momento solo perdió 100 dólares, pero era un dinero que, para entonces, no se podía permitir malgastar.

"Recuerdo mi primera apuesta, me temblaba la mano y un tipo me gritó y me avergonzó, Hay que perder. Sólo hay que perder para ganar, para entender", dijo en aquel momento.