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Pol Ibáñez habla de superación, salud mental, recaídas o amor: “Nos creemos más un mundo ficticio que el real”
‘Cuando seamos sueños de papel’ nos descubre cómo la vida puede ser como un viaje en metro
Seguramente tengas muchos sueños que todavía no se han hecho posibles. Es lo que Pol Ibáñez llamaría sueños de papel y que le han servido para dar título a su segunda novela: Cuando seamos sueños de papel. Tras el éxito de Volveré a verte llega con una segunda historia y el aval de sus cada vez más seguidores en redes sociales.
Esta novela arranca en la festividad de Sant Jordi y es que Barcelona es otra de las grandes protagonistas de la historia más allá de la historia de amor de una pareja a la que acompañamos a lo largo de toda su vida.
Porque las historias cocinadas a fuego lento y perdurables en el tiempo son posibles y este joven de tan solo 19 años lo ha demostrado con Aidé y Kei, dos chicos que se conocen entre libros y empiezan con mal pie sin saber que sus vidas no van a ser lo mismo el uno sin el otro.
A veces pensamos que un autor tan joven no tiene capacidad para transmitir emociones y valores con la solidez suficientes como para conmovernos, pero entonces llega alguien como Pol que nos demuestra que la edad no es más que un número.
¿Arrancar la novela con Sant Jordi es un homenaje a todo lo que te ha dado la literatura?
En parte lo he hecho por eso, pero también porque es una de las fiestas que más me gustan. Se celebra en Barcelona y como es la ciudad en la que he crecido me parecía muy bonito empezar con eso.
La historia empieza con un robo de libros: ¿Alguna vez has robado un libro?
Jajaja, no. Me lo he planteado, pero no, hay que pagar a los autores.
Has comentado que lo escribiste en una etapa un poco confusa en la que no sabías muy bien qué hacer con tu vida, ¿has logrado ser la mariposa que un día fuiste?
Estoy empezando, sí. Estoy volviendo a estar en el camino que quiero, uno en el que pueda ser yo mismo, en el que esté cómodo conmigo mismo y en el que haga las cosas que quiero.
Ya llevas tatuada una mariposa, ¿fue antes o después de escribir la novela?
Fue durante. A mí siempre me ha gustado las mariposas porque aparte de que son muy bonitas, siempre están volando y representan la libertad. Además, se habla mucho del efecto mariposa, lo de que un instante lo puede cambiar todo y eso me gusta mucho. El tatuaje, no sé si fue por el sol, pero en el medio está desgastado y me gusta porque es como que se está construyendo.
A Kei le pasa un poco eso de estar confundido al principio de la novela, lo de andar confuso y perdido y, no es lo único que le has dado de ti… ¿tienes tu propia ciudad de Lego?
No, no tengo tanto dinero. Pero sí lo he intentado, tengo algún puesto de bomberos, uno de policía, algún edificio… No sé de donde me viene esta afición, pero desde muy pequeño me ha gustado construir cosas e imaginarme cosas.
A Aidé también le has dado cosas tuyas… ¿eres tan enamorado del metro de Barcelona como ella?
Sí. Siempre ha sido un medio de transporte que me ha gustado e, incluso, y esto es un dato curioso, cogía el mapa del metro de Barcelona y hacía yo mis propias líneas de metro. Me ha gustado siempre el metro de Barcelona. Siempre esconde mucha historia.
“La vida es un viaje en metro”. Me gusta esa analogía, ¿de dónde la sacaste?
De mí. Siempre he pensado que hay una parada final donde morimos y que, a lo largo de la vida, puedes bajar, hacer cosas tuyas, experimentar con otras líneas de metro. Siempre me ha gustado esa analogía.
Uno de tus personajes tiene vitíligo y otro heterocromía, ¿por qué estos trastornos?
La verdad es que el vitíligo siempre me ha parecido una cosa muy bonita y seguro que habrá gente que piense que es algo malo y lo esconda y a mí siempre me ha gustado mucho cómo queda. Ahora se está visibilizando más, incluso en el modelaje. Y la heterocromía completa porque me encanta. De la heterocromía más, pero del vitíligo apenas la veo en lo que leo y sería bonito que algún día, si alguien con vitíligo o heterocromía completa lo lee, se sienta más identificado.
Barcelona, una protagonista más de la novela. ¿Tu lugar favorito de la ciudad?
Montjuic, porque encuentro que es como que están en una Barcelona paralela. Un pequeño bosque en medio de la ciudad. Tiene unas vistas muy bonitas. Hay pequeños miradores y en la puesta de sol es muy bonito.
Lo empezaste a escribir anhelando un amor de comedia romántica y luego te enamoraste… al final esto de manifestar algo va a funcionar y todo.
Jajajaja, el otro día lo estaba pensando. No sé si lo he manifestado un poco.
¿De verdad existe el amor hoy en día?
Sí, pero existe escondido entre el miedo. Mucha gente tiene miedo a entregar todo lo que tiene, o tiene dudas y, al final, hace que deje de lado lo que siente. Pero sí, sí que existe.
¿Crees que falta respeto y lealtad en las relaciones de hoy en día?
Sí. Me gustaría saber el motivo, pero es cierto que, escuchando historias de nuestros padres o abuelos, antes se hacía mucho más. Había más lealtad. Si te ibas un año de viaje, te esperaban y ahora, no. Eso bajo mi punto de vista, pero creo que muchos pueden coincidir en esa idea de que la lealtad falla y me gustaría saber por qué.
La historia de Kei y Aidé es una historia lenta en tiempos de impaciencia máxima, ¿podrías tener una historia así, lenta y con paciencia?
Sí, yo creo que, si realmente estás enamorado, sí. Yo creo que depende de la persona, tengo amigos que sí, pero también gente que no. Yo en mi caso, sí, pero sé de gente que realmente esperaría. Si lo que sientes es verdadero, esperarás o, por lo menos, lo intentarás.
En esta novela no recoges una historia de amor, o por lo menos, no solo. Es la historia de una vida entera, ¿tenías claro eso desde el principio?
Sí, creo que lo más bonito de un libro es leer la historia entera de un personaje. También tiene que ver esa analogía del metro, de que todo tiene un principio y tiene un fin. Además, pensé que la historia era perfecta para que fuera larga.
Además de amor hay otros temas muy presentes. Las nuevas generaciones habéis dejado claro que las novelas románticas ya no son solo novelas de amor. No sé si cuando te pusiste a escribir hiciste una lista de temas a tratar.
Sí, era el amor, en todos los sentidos, de amistad, de familia, el romántico, obviamente. Luchar y nunca rendirse, que hoy en día, cuesta, la verdad. Y también la superación personal y la superación ante la muerte de un familiar, que también se trata bastante en el libro. Y en el tema de superación personal, sobre todo, en el tema de recaídas, el ver que todo va bien y en un momento puedes recaer.
Antes era tabú hablar de suicidio, en el último mes es la segunda novela de autor joven que trata este tema, ¿te lo pensaste mucho?
No, no lo pensé mucho. Es algo de lo que hay que hablar y si lo haces bajo un mínimo de criterio y sin inventarte cosas, es decir, que tengas suficiente documentación, yo creo que está bien hacerlo. Y no solo suicidio, también ansiedad, depresión, cualquier cosa que hoy en día está presente.
Hay mucho de salud mental, ¿está tu generación ya del todo concienciada con este tema?
Casi, falta tiempo. Sí que es cierto que ya la nueva generación entra en este tema y me gusta que se hable de enfermedades mentales. Durante estos años se ha abierto el tema.
Esa salud mental pasa mucho por quererse primero a uno mismo, ¿tú es algo que tienes conseguido?
Yo creo que queda mucho camino para eso. Es un proceso largo, eso de aprender a quererse a uno mismo. Hay que encontrar lo bueno que hay en ti, lo malo, y aceptarlo.
“Sin perderte no puedes encontrarte”, uno de los claims de esta novela, pero, ¿es necesario pasar por eso?
No es del todo necesario, pero sí se cree que cuando te pierdes, no te va a ayudar. Una vez que te has perdido, ya lo has perdido todo, cuando muchas veces necesitas perderte para volver a encontrarte. Te puedes encontrar experimentando cosas nuevas, aprendiendo cosas nuevas.
Homosexualidad en el fútbol… eso sí que sigue siendo muy tabú.
Sí, por eso lo metí. Dije, esto no puede ser que en el siglo que estamos esto aún asea tabú. Aproveché. Empecé con la idea de que el hermano del protagonista jugase fútbol y pensé que era la oportunidad para tratar este tema tabú.
En este siglo XXI todavía se trata la homosexualidad como una enfermedad de la que huir dices en la novela, ¿lo crees así?
En comparación a hace años la cosa ha mejorado muchísimo, pero sí es cierto que todavía hay camino por hacer. Todavía hay gente que pensará eso.
Hay duelo por la pérdida de alguien querido y cercano, algo a lo que no siempre sabemos enfrentarnos. ¿Te ha costado meterte en ese mood?
Sí, porque tengo la suerte de todavía no haberlo vivido. Me ha costado. Siempre he sido alguien a quien le ha gustado meterse en la piel de los demás e imaginarme cómo puede llegar a reaccionar esa persona. Siempre cuando vives algo es cuando aprendes más y como no lo he vivido, me costó.
Está más normalizado vivir entre pantallas que cara a cara, ¿lo sientes así, como generación Z que eres?
Sí, y, sobre todo, los más niños ahora. Nos creemos más un mundo ficticio que el real y cuando nos hagamos mayores y tengamos que enfrentarnos de verdad al mundo real no vamos a saber enfrentarlo.
De hecho, escribes: “Si desaparecieran las redes sociales más de uno se daría cuenta de la poca vida que tiene. Somos una generación atada a algo que no es real”. No sé si muchos de tu edad lo ven como tú.
Creo que está costando. Al fin y al cabo, las redes sociales todavía están en su época de esplendor. No hace muchos años que empezaron a tener relevancia. Todavía hay que reflexionar. Muchos de mis amigos me han dicho que están adictos, se dan cuenta de que, en lugar de hacer cualquier cosa, prefieren estar con el móvil.
Uno de tus personajes jóvenes no tiene redes sociales, ¿eso es creíble?
Es creíble porque sé de gente que no se las han quitado todas, pero sí algunas. Hay gente que se está dando cuenta de que influye. No es obligatorio y si no te aportan, quítatelas.
A ti te ha ido muy bien en las redes sociales.
Mi opinión de las redes sociales ha cambiado mucho. Si te digo la verdad, ahora mismo, no me gustaría estar involucrado en las redes sociales.
Y, ¿qué te ha hecho cambiar de opinión?
Hubo un tiempo en el que me quise desconectar, pero eso bajo mi punto de vista, porque tengo que manejar bastante en redes como escritor por marketing. Cuando estuvo en desconexión noté que mi nivel de exigencia y mi nivel de estrés disminuía. Te expones ante el resto, pero eso es más cosa mía, no todo el mundo tiene que estar expuesto a este nivel.
También hay algo de reflexión sobre ese duro momento de como padres dejar ir a los hijos. Tú no lo has vivido como padre, pero, como hijo, ¿cómo ha sido?
Aún no me he ido. Para esa parte me he basado en el momento que pase. Me gusta eso de que, si a alguien conocido le pasa algo, pensar cómo reaccionaría yo o entender por qué esa persona ha reaccionado así.
Hay muchas referencias culturales, una de ellas, la serie Merlí, ¿qué te quedaste de esa serie?
Las reflexiones, es muy buena serie, me gusta mucho cómo mezclan la filosofía con la adolescencia. Trata temas muy buenos.
Pero vamos a hablar de música. El grupo favorito de Kei es Linkin Park, ¿el tuyo también?
Yo no tengo uno en concreto favorito, pero sí es uno de mis favoritos. Tiene ese lado rock duro y tiene canciones como la de One more light que trata temas serios y me encanta esa canción porque me transmite esperanza, bueno, más que esperanza es la sensación de que realmente le importas a la gente. Hay una frase que me encanta: “A quién le importa que una luz desaparezca. A mí”. Eso me parece muy bonito.
¡Arriba Beyoncé!, ¿es algo que gritarías tú?
No, jajajaja. No es una artista que encaje con mi estilo, pero me gustó poner eso porque siempre es verdad que hay gente muy fanática con Beyoncé o Rosalía, artistas bastante importantes, y me hizo mucha gracia ponerlo así porque estoy segurísimo de que habría mucha gente que lo haría.
More than words, de Extreme, ¿de dónde sale esa referencia que no es muy de tu época?
Me encanta la música, aunque no sea de mi época. La suelo escuchar.
Tú, normalmente, ¿qué tipo de música escuchas?
Pop, rock y alternativa. Y, aunque no es un género como tal, pero la música vieja, la de la época de mis padres.
En un momento muy bonito suena, No surprise, de Radiohead, ¿por qué elegiste esta canción?
Me encanta esa canción. Puse la frase que me encanta.
Por cierto, un chico en romántica, no es lo más habitual, ¿cómo te sientes?
Bien, me siento bien, cómodo. Es un género que siempre me ha gustado. Es lo que más veo en películas y series, las románticas.
¿Qué feedback estás recibiendo de la novela?
Que les está gustando más. Dicen que Barcelona parece un personaje más y es de lo que más me ha gustado porque realmente quería que la gente conociera Barcelona como la conozco yo, bastante. No traduje las frases que pongo en catalán porque mucha gente me suele decir que se entiende bastante y quería que, si realmente la gente quiere saber lo que pone, lo buscase.
¿Ha pasado alguna persona cascabel por tu vida?
Sí, algunas. Ese pequeño fragmento es una referencia a uno de mis autores favoritos catalanes, Albert Espinosa.
Uno de los mensajes que queda es que la vida da muchas vueltas y nunca sabes el camino que va a tomar, ¿un mensaje de esperanza para los que no estén en su mejor momento?
Yo creo que sí. Cuando terminé de escribir la novela, aparte de que quedé con la sensación de que había vivido una vida entera, que era lo que quería, sentí la esperanza de que las cosas van a mejorar y que puedes conseguir cosas, que, si no te salen unas cosas, te saldrán otras, que es una frustración que tenía el protagonista. Hay muchos sueños que cumplir.
Ya para acabar, ¿tienes muchos sueños de papel?
Sí, a mi edad… ahora mismo y estoy buscando el poder cumplirlo, sería viajar a Nueva York. Hasta que no viaje allí, seguirá siendo de papel.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...