Alexandra Jiménez nos presenta 'Menudas Piezas': "A medida que te vas haciendo mayor, juzgas más"
La actriz protagoniza la nueva película de Nacho G. Velilla, que ya es un éxito en cines españoles
Alexandra Jiménez pasó de ser África, una de las adolescentes perennes de Los Serrano, a una de las actrices más vistas del cine español. Sin embargo, su paso por la pequeña pantalla siguió en los institutos: interpretó a Eva, una psicóloga que ayudaba a adolescentes en La Pecera de Eva; y más recientemente a Inés, una mujer que mantenía relaciones con un estudiante de secundaria.
Ahora presenta su segunda película en lo que va de 2024, Menudas Piezas, que no se aleja de la edad del pavo. En ella, es una profesora que reniega de sus orígenes pero que se ve forzada a reconectar con ellos teniendo que tutelar una clase de jóvenes en riesgo de exclusión. Pronto se dará cuenta de que el ajedrez será su inesperado aliado de cara a poder conectar con ellos.
Por ello, Alexandra charla con nosotros sobre su personaje, sus compañeros e incluso sobre una brecha generacional que le ha sentado estupendamente bien; además de hacer un repaso por su carrera, que ya es una de las más variadas de su sector.
Pregunta: Está basada en hechos reales. ¿Conocías la historia?
Respuesta: No la conocía hasta que Nacho García Velilla me habló del proyecto y me contó que estaba inspirado en una historia real. Que además sucedió en Zaragoza, que tanto él como yo somos de allí, y la verdad que me pareció una historia preciosa, inspiradora...
P: Es cierto que durante la película hay una celebración continua de la ciudad de Zaragoza, incluyendo una canción de Amaral para la ocasión. Llama la atención, sobre todo por ser una historia tan universal.
R: Sí, yo creo que es un homenaje precioso a la ciudad. Además, creo que la hemos visto pocas veces retratada, y sale espléndida. Para los que somos de ahí o la conocen es muy fácil identificar distintos rincones... Hay un punto de vista sobre la ciudad muy bonito, es muy protagonista.
P: La persona en la que se basa tu personaje es un hombre. ¿Te dio más libertad, o más responsabilidad a ceñirte a lo que sucedió?
R: No es un biopic, ni si quiera está basada en ello. Solo está inspirada en los hechos. Entonces bueno, toma la hazaña que consiguió este profesor junto a sus alumnos y otros elementos de la historia, pero realmente crea otra historia. De hecho, mi personaje nada tiene que ver con Enrique (Sánchez), que es un hombre sensato, humilde, generoso... Y mi personaje es bastante insoportable. Una torpe emocional, egoísta, que solo mira por ella... Pero bueno. También lo bonito es ver el camino que tiene que recorrer cuando lo pierde todo, cómo vuelve a sus orígenes y tiene que reconectar con ellos, una chica de barrio que tanto le avergüenza.
P: ¿Le conociste, entonces?
R: Sí, porque estuvo en el rodaje, aparte de la coach de ajedrez que tuvimos, María Rodrigo; él también estuvo ayudándonos. De hecho, sale en una de las escenas de la película. Y sí que estuvo presente, a mí me inspiraba, aunque al mismo tiempo me hacía sentir mucho respeto. No porque estuviéramos representándole a él, sino porque se sintiera orgulloso él y sus alumnos. Bueno, y Zaragoza. Que se sintieran orgullosos de lo que estábamos contando.
P: Antes de esa coach... ¿Cómo eras tú jugando al ajedrez?
R: Bastante cero a la izquierda. Conocía los movimientos porque me los enseñó mi padre de pequeña y jugábamos de vez en cuando, pero después desafortunadamente dejé de practicar. Y hasta el rodaje de esta película no volví a recordar los movimientos básicos. Luego todas las jugadas, todo lo que se muestra en la película, está perfectamente medido, estudiado y nos lo aprendíamos de memoria para resolver las escenas. No nos hemos convertido en grandes jugadores de ajedrez ninguno, me temo (se ríe).
P: El tono general de la película siempre tiende al humor, aunque el trasfondo de la mayoría de las tramas es más bien dramático. ¿Se ha tenido miedo a empañar estas realidades con chistes?
R: Creo que el equilibrio está muy logrado, que es lo bonito. Es una película donde la alegría, la esperanza y el entusiasmo está constantemente, pero conviven perfectamente con el dolor y la desazón de la realidad que tienen los chavales protagonistas de la peli. Esa realidad que viven está latente, nos la muestran y también te conmueve; pero por otro lado la película no deja en ningún momento de ser dinámica y alegre. Es una mezcla preciosa.
P: La película va de una profesora que se pone en el lugar de los adolescentes para ayudarles, quizá con métodos poco ortodoxos. ¿Te recordó en algún momento a La Pecera de Eva?
R: Bueno, no mucho, porque la personalidad de los dos personajes es muy distinta. Eva no tiene nada que ver con Candela. Y aquello era una serie donde se improvisaba mucho, y esto ha sido una comedia muy difícil de rodar, muy técnica. Nacho García Velilla es un director súper exigente, que no se conforma, es un trabajo que requiere mucho ensayo, donde no hay margen a la improvisación. Entonces son dos tipos de trabajos muy diferentes, dos personalidades de personajes muy distintas. Pero sí aborda algo que es "ponte de verdad en el lugar de a quién estás escuchando, y escúchale de verdad para ver lo que le pasa y por dónde está transitando". Si no no puedes ayudar, claro.
P: En tu carrera te hemos visto pasar de eterna adolescente a profesora adulta que ayuda a adolescentes. De Los Serrano a La Pecera de Eva, pasando ahora por Menudas Piezas. ¿Cómo has vivido tú esa evolución?
R: Pues bueno, sin juzgarlo demasiado. Es verdad que tiene una parte graciosa el asunto, pero por otra parte entender también que es mi trabajo, que depende de lo que va tocando, tú te vas poniendo en la piel de quien interpretas. Y lo más apasionante es ya no entender a la persona a la que estás interpretando, sino también a las que tienes alrededor.
P: Arón Piper y María Pedraza contaron a LOS40 que estaban felices de interpretar a personajes que se acercasen a su edad, pero no sabían si el día de mañana echarán de menos el uniforme de Élite. ¿Has echado tú de menos el papel de instituto?
R: No, yo disfruto mucho cada etapa. Creo que cada momento en la vida tiene lo bonito de vivirla acorde con la edad que tienes y el momento en el que estás. Igual que en su momento me encantó interpretar a personajes que iban al instituto, luego me gustó también encontrarme otro tipo de personajes. Incluso he interpretado a personajes mayores que yo, en un momento dado. Al final, lo bonito es conectar con ellos y las historias, aprender de ellas y del comportamiento humano. Que a veces es lo más apasionante de ser actriz.
P: Habéis practicado ajedrez, pero, ¿también la relación profesora-alumnos?
R: Bueno, es que era un trabajo coral, constante, teníamos muchísimas escenas juntos. Y somos muchos, además, que eso también lo complica a la hora de rodar. Y requiere de mucho trabajo, de muchos ensayos... Ha sido bonito, porque para los cinco protagonistas jóvenes ha sido su primera película. Y ver esa evolución, cómo de un día para otro aprendían muchísimo, muchísima información, lenguaje cinematográfico que antes no controlaban y hacían suyo enseguida. Tenían la virtud de estar muy atentos, como esponjas, y escuchar muy bien, ser muy orgánicos. Observándoles yo he aprendido mucho. Al final el trabajo era de compañía de danza, todos formábamos parte de lo mismo y había que ir a una.
P: ¿Qué has aprendido de ellos?
R: Esa capacidad de dejar sus juicios de valor a un lado y sumergirse de lleno estaba muy presente, y no juzgar. A medida que te vas haciendo mayor, juzgas más, tu mentalidad se va estrechando; y ellos tienen una mente totalmente abierta, porque tienen mucho que explorar y que aprender. También conecta con una parte de uno que es la de seguir sorprendiéndote, seguir absorbiendo información, dejar lo aprendido a un lado y valorar que hay otras miles de opciones que no estás contemplando y que tal vez sean muy válidas. A mí me gusta conversar con ellos fuera del set, y preguntarles por cómo ven las cosas, su punto de vista. Me interesa, me interesa saber qué piensan, cómo se sienten. Me dan también a mí frescura y nuevos puntos de vista.
P: ¿Ha habido algo del lenguaje de la Generación Z que te haya llamado especialmente la atención?
R: Todo el rato, todo era "literal". Literal, literal, literal. Eso me encantaba, que ahora todo es literal (risas).
Menudas Piezas ya está en cines.