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Hablamos con la directora Andrea Jaurrieta de su wéstern de venganza en tono rojo sangre: "'Nina' es Nebulossa total"

Estrena 'Nina' como directora en viernes y disfruta de 'Zorra' en sábado como eurofan

Andrea Jaurrieta en acción. Imagen cedida por Prisma Ideas. / Prisma Ideas

Afrontar el estreno de una segunda película puede ser incluso más duro que un debut, aunque Andrea Jaurrieta ya está emocionada. Los pases previos al gran día han sido todo un éxito, algo que ella misma recalca como un gran éxito porque, en sus propias palabras, hace "películas para la gente". La directora, seis años después de una ópera prima protagonizada por Ingrid García-JonssonAna de día, que le valió una nominación al Goya a Mejor Dirección Novel—, presenta Nina.

La define como un wéstern que, como buena película en su género, tiene un motor con la venganza como gasolina. Una mujer adulta vuelve al pueblo donde creció con un abrigo rojo y una escopeta en la mochila, preparada para saldar una deuda con su yo del pasado que le es imposible de superar. En los principales roles están, nada más y nada menos, Patricia López Arnaiz y Darío Grandinetti.

La cineasta ha hablado con LOS40 de este estreno, de su propuesta y del mal llamado 'cine de mujeres', además de confesarse como una auténtica eurofan. Eso sí, que Nina se estrene un día antes de la gran final eurovisiva es una coincidencia que, obviando el homenaje, no le ha venido bien para cumplir con sus obligaciones de seguidora del certamen.

Pregunta: La historia de Nina viene de una obra de teatro. ¿Cuán diferente es?

Respuesta: Me he replanteado un poco todo a partir de la atmósfera y los personajes que aparecen. Le he dado una vuelta desde la venganza para hacer un personaje destrozado, pero que piensa que todavía está enamorada, y convertirla en "tú me has destrozado la vida, pero no voy a llorar por ti, voy a vengarme".

NINA

P: Como dirían nuestras Nebulossa: un enfoque empoderado.

R: Sí, claro, todas somos unas zorras (risas).

P: ¿Qué te mueve a hacer un wéstern?

R: Yo creo que son más los personajes de los wéstern. Personajes solitarios, que les mueve una venganza que viene de una herida, ese uso del paisaje… Cuando vi la obra de teatro sentí que estaba esa esencia, pero lo que me motivó además de eso fue darle la vuelta a esos arquetipos. Llevármelo a mi terreno.

P: ¿Tuviste miedo de que la gente no fuera a captar también esa escena de western? Más allá de la esencia, dista mucho de la idea general que la gente puede tener de una película del género.

R: Si nos vamos solamente a eso, a desierto y caballos, la gente va a decir: “¿Esto qué coño va a ser un wéstern?”, pero si eres amante del género creo que vas a reconocer muy bien estos elementos. Y si tenía miedo… con miedo no haces nada. Yo aposté por esto y quien quisiera sumarse, que se sumara. Afortunadamente, tardó mucho pero ha acabado saliendo, y eso hace que sea diferente al resto de películas. Creo que hay que apostar por uno mismo.

P: El tema de la estética y el color, ¿en qué punto de la producción llegó?

R: Yo desde el primer momento, todos los dossieres que he presentado, decía muy claramente que donde yo me miraba para este proyecto era el wéstern clásico y el melodrama en technicolor. Siempre fue de la mano, aunque luego al ser un trabajo en equipo, cada departamento aporta su visión. Yo como directora soy la que tengo que encauzar estas visiones, y así va creciendo la película.

P: Lo hemos visto en el cine de John Ford, Quentin Tarantino, Martin Scorsese, Emerald Fennell... ¿Qué tiene de atractiva la venganza como para convertirla en el tema de una película?

R: Para mí es que el cine nos permite tratar temas desde un punto de vista que la vida real no nos permite. La libertad creativa, poética y de vocación que da el cine hace que puedas permitirte poner a una mujer con una escopeta y regodearse un poco en eso, ¿no? Salirse del hiperrealismo y venga, a tope.

P: La motivación de esta venganza es hacer justicia propia por una violación. Es algo muy concreto en lo que se apoya todo el personaje de Nina. Teniendo tan clara esa esencia de wéstern, ¿qué te vino primero, la intención de venganza general de la protagonista, o el evento traumático que la desencadenó?

R: Primero me vino la idea de la venganza. Como está basado en una obra de teatro, el maltrato de él hacia ella en la original existe. Pero yo puse la venganza porque como ella viene destrozada por amor, a mí lo que me llama es otra cosa. Joe, tía, te han tratado fatal, no vengas a decir lo que le amas sino a vengarte. A partir de esa venganza es donde yo pienso: este no es un motivo que mueva a alguien para vengarse, no me parecía tan fuerte. Entonces en este planteamiento que tiene la obra de evocar el pasado, pensé, ¿qué pasa si a Nina le bajo la edad? En el tema de los límites del consentimiento. Ahí todo funciona, todo encaja y puedo desarrollar la historia.

Si nos ponemos a juzgar (al personaje) en la misma creación, crearíamos un monstruo; y desde ahí no es interesante, porque estás enfocando moralmente la película y poniéndola en una tesitura de blancos y negros.

P: El personaje de Darío Grandinetti representa lo peor de la película, la personificación de la mayor desgracia de la protagonista. Queriendo evocar un tema concreto, ¿fue difícil escribir al personaje sin juzgarlo?

R: Lo trabajé mucho precisamente para eso, para no juzgarlo. Para trabajar con Darío y que la construcción del personaje fuera que él realmente está enamorado, que no ve nada malo porque ella quiere, accede. Si nos ponemos a juzgarlo en la misma creación, crearíamos un monstruo; y desde ahí no es interesante, porque estás enfocando moralmente la película y poniéndola en una tesitura de blancos y negros. Trabajé mucho construir un personaje que realmente no parece un agresor, es un tipo culto, majo, embaucador, agradable… Y es ahí precisamente donde las víctimas más vulnerables se enganchan, porque estas personas son una vía de escape y es más fácil que se enamoren de ellas. Lo construimos así, y Darío ha hecho un trabajo muy difícil e impresionante para justificarlo y que tratemos de entender en cierto modo, aunque luego obviamente el espectador se forme su opinión, que es lo que yo quiero.

P: Hace poco se formó un debate entre profesionales del sector audiovisual por unas declaraciones de Hovik Keuchkerian en las que contaba que él prefería leer sus líneas sin indicaciones. Viendo a los personajes, con sus miradas y silencios, ¿sería posible el resultado que han conseguido Patricia López Arnaiz o Darío Grandinetti sin ellas?

R: Pues la verdad es que… no. Porque este guion, sobre todo en el caso de Nina, que habla muy poco, construía muchísimo en esos silencios, esas miradas, esos movimientos, todo en acotaciones. Es cierto que cuando te pones a rodar un actor aporta cosas, obviamente, porque dejan de ser palabras y se convierte en un gesto, un movimiento, en una mirada. Pero creo que si esto no hubiera estado tan bien explicado en esas acotaciones no se hubiera podido construir de la misma manera los personajes, porque es una guía de donde ellos parten. Creo que es un triple que se lanzó el pobre hombre.

Andrea Jaurrieta con Patricia López Arnaiz. Cedida por Prisma Ideas.

Andrea Jaurrieta con Patricia López Arnaiz. Cedida por Prisma Ideas. / Prisma Ideas

Andrea Jaurrieta con Patricia López Arnaiz. Cedida por Prisma Ideas.

Andrea Jaurrieta con Patricia López Arnaiz. Cedida por Prisma Ideas. / Prisma Ideas

P: Esos gestos y escenas que no dependen tanto del diálogo se apoyan en la música. ¿Cómo ha sido el trabajo de Zeltia Montes?

R: En todo este planteamiento que mira al cine clásico tenía que estar la música, porque es una base elemental. Pero no quería que fuera una música constante y continua, sino que fuera una música elocuente, que cuente cosas. Planteamos la música desde los leitmotivs, una que fuera más relacionada con esta vuelta al tiempo, igual es un poquito más tranquila; y otra, con la parte relacionada con los recuerdos que están construidos en espiral, que cada vez te sumerge más en esas memorias oscuras. Enfocarlo desde la herida que tiene Nina de adulta, para pensar “estoy viendo una historia de amor, pero hay algo que me está perturbando”. Y ahí entra el departamento de sonido como el de música.

P: Ya has dicho en varias ocasiones que no se debe etiquetar el cine de mujeres como algo colectivo, sin embargo, parece que el público sí nota de manera muy efectiva si una película está dirigida por un hombre o una mujer al primer visionado. ¿En qué crees que es evidente esto?

R: Yo lo único que puedo ver de diferencia es que quizá la construcción de los personajes femeninos pueden ser más complejas si lo escribe y dirige una mujer, porque estamos tratando los temas desde nuestro punto de vista. Por lo demás, no creo que debiera haber ninguna diferencia.

P: ¿Crees que el tema de la dirección de mujeres se debe tratar desde la ruptura del techo de cristal, como algo disruptivo, o desde la normalización de que las mujeres estén haciendo simplemente cine?

R: Hay dos cosas diferentes. Por un lado, tenemos que romper el techo de cristal en cuanto a presupuestos, ahí seguimos estando por debajo. Nos dan menos dinero, eso es así. Tú miras los presupuestos de las películas dirigidas por mujeres y son más pequeñas y más baratas. Ahí sí hay un techo de cristal que romper. Y por otro lado, creo que es contraproducente etiquetar a todas las mujeres directoras en el mismo saco porque no se nos individualiza. Es como si dijéramos todo el cine de hombres', y cada uno tiene su estilo. Es romper diferentes techos de cristal hasta conseguir liberta creativa plena.

Creo que es contraproducente etiquetar a todas las mujeres directoras en el mismo saco porque no se nos individualiza. Es como si dijéramos todo el cine 'de hombres', y cada uno tiene su estilo. Es romper diferentes techos de cristal hasta conseguir liberta creativa plena.

P: Sobre tener más presupuestos. ¿Hay algo grande en tu lista de proyectos soñados?

R: Yo tengo un sueño: hacer un musical maravilloso. Pero todo el mundo me dice que es muy caro para España. Pero mi sueño de 'película cara' es hacer un musical, y además tengo clarísimo el musical que quiero hacer. Pero es difícil de levantar porque la música es muy cara.

P: ¿Con qué tipo de música?

R: No lo he escrito todavía ni lo voy a escribir hasta que sepa que se puede hacer, pero tiene un poco de todo. En mi cabeza pienso música original, pero cuando me pongo a pensar en la película se me viene a la cabeza Mina, la artista italiana. Pero imagínate, todos los músicos, la composición, la grabación… Es caro. Yo sé que es caro. Pero algún día lo conseguiré.

P: Hemos empezado la entrevista hablando de Nebulossa. Isabel Coixet ya nos sorprendió con sus gustos musicales… ¿Qué hay de los tuyos?

R: Pues para empezar soy súper, súper eurofan. Pregúntame lo que quieras, que me fastidia haberme perdido la segunda semifinal.

P: ¿Cómo has vivido la promoción de Nina en las mismas fechas que la recta final de Eurovisión?

R: Pues mira, el sábado de la final tenía un coloquio y he pedido que me lo cambien al domingo. Me gusta mucho verlo con mis amigos, el año pasado, de hecho, estaba rodando y quedé para ver la final. Este año voy con Suiza y con Irlanda.

P: ¿Con qué representante eurovisivo relacionarías a Nina?

R: TIene la rabia de Måneskin, así con ese rock, pero con una chica dura. Una chica que me parezca cañera, déjame pensar… Bueno, ¡espera! Nina es Nebulossa total.

Nina ya está en cines.

Javier Rodrigo Saavedra

Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me...