De madrugada y al ritmo de Alanis Morissette, Sara Carbonero compartía los momentos más emotivos tras la quimioterapia
Momentos de mirarse al espejo o enfrentarse a sus hijos
Sara Carbonero es una mujer fuerte y valiente que ha tenido que enfrentarse a momentos duros en su vida, uno de ellos, el cáncer de ovarios del que tuvo que ser operada. Es de las que ha tenido que mirar cara a cara a la enfermedad, aunque eso, en ocasiones, hiciera que no se mirase la suya propia.
Esta madrugada, y al ritmo de Alanis Morissette, compartía una reflexión, o más bien, un recuerdo de sus duras etapas de quimioterapia. Y todo para explicar lo que una selfie frente al espejo puede significar para ella.
“Vaya por delante que soy malísima con los selfies en el espejo, pero anoche quería probar unas luces nuevas. Que si un ojo bizco, que si muy seria, la mirada melancólica, que si te sonríes mucho a ti misma es muy forzado”, empezaba explicando.
Mirarse al espejo
Pero que nadie piense en superficialidad o coquetería, sus selfies frente al espejo tienen un significado más profundo: “Lejos de la frivolidad que pueda parecer, yo cuando me miro al espejo, lo hago para tomar conciencia de mí misma, lo utilizo como herramienta clave para mejorar mi autoestima”.
Algunos pensarán que una mujer como Sara que es bella, tiene talento y una vida que muchos quisieran es complicado que tenga problemas con la autoestima, pero es que no siempre las cosas son como las imaginamos.
“Por causas de la vida, ya he transitado épocas en las que huía de ellos porque no reconocía a la persona que me mostraba el reflejo, llegué incluso a pasar tres o cuatro meses sin mirarme en uno”, admitía la periodista.
Recuerdos de momentos duros
“En una de esas, al acabar el sexto y último ciclo de quimioterapia, yo estaba en la cama, sin poder moverme y mi hijo mayor se tumbó conmigo. Después de mirarme detenidamente muy raro me dijo: “Mamá, es que tienes las cejas grises y no pareces tú”. Yo por entonces, precisamente, por no mirarme, ignoraba que había perdido todo el pelo de las cejas, que son las que enmarcan la mirada y dan personalidad al rostro”, relataba sobre el cambio físico que se sufre cuando uno pasa por este tipo de tratamiento.
Momentos incómodos de los que hay que salir y ella lo hizo: “No sabía muy bien cómo salir de ahí y se me ocurrió decirle: ¿Y pestañas? ¿Has visto que me queda una única superviviente? ¡Una! ¡Las más valiente!! Intentó arrancármela, por supuesto, muerto de risa y empezamos una guerra de almohadas y después, a otra cosa”.
Se superan de la mejor manera que una sabe, pero se quedan perennes en la memoria: “Tengo esa conversación grabada como muchas otras incómodas, en las que gracias a su capacidad de adaptación fue todo menos traumático. A día de hoy, cuentan orgullosos a sus amigos cuando mamá tenía el pelo “como un chico”. El día que me vieron así por primera vez, les llevé unos puzzles para desviar su atención, como me dijo la psicóloga”.
Una cosa es la teoría y otra la práctica y aquello, “no resultó, como dice la canción: No quitaron sus ojos de mí, corriendo incluso alguna tímida lágrima por sus mejillas. Luego, empezamos a buscar fotos de actrices y cantantes monísimas con pelo corto y nos pusimos con el puzzle”.
Salir adelante
Pero todo lo malo pasa y llegan momentos que sitúan todo en su sitio. “Las carcajadas llegaron cuando en ese mismo verano salía en la tele un anuncio de champú que grabé meses antes con mi larga cabellera meneándola para delante y para detrás. El colmo de los colmos. Esto sirvió para que los enanos me imitaran y me animaran: “Ya pronto volverás a hacerlo, mamá”. “Y, además, ya no tendrás las cejas grises””, terminaba contando.
Y claro, con semejante relato íntimo, no han faltado los aplausos y admiración por la manera de sobrellevar una situación como esta. “Hasta de las cosas más feas se pueden crear recuerdos bonitos… te quiero gordi ❤️”, le transmitía Paula Echevarría. Y como ella, muchos más.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...