Especial
Yeray S. Iborra, tras investigar el fenómeno Taylor Swift: “He aprendido a respetar y no infantilizar a los swifties”
Hablamos con el autor que ha intentado entender el fenómeno Swift sin ser swiftie
Taylor Swift pasó por Madrid como una apisonadora. Esa semana solo se hablaba de ella y sus conciertos en el Santiago Bernabéu y no solos sus fans, todo tipo de persona escuchó hablar de ella en los corrillos de sobremesa, los medios de comunicación generalista y por supuesto, en las redes de los swifties que andaban nerviosos ante el encuentro con su gran ídolo.
Después de verla en el escenario, es difícil no caer rendido ante su talento por mucho que hayas renegado de ella. Y es que, no pueden estar equivocadas millones de personas que han entrado en delirio con ella y su The Eras Tour.
Durante estos meses se han disparado las publicaciones literarias sobre ella. Nosotros pudimos hablar con Necko Vidal o Marcos Bueno sobre sus libros. Ambos, grandes fans de la cantante. Pero también los hay que no son su público más esperado que también han querido conocer este fenómeno.
Es lo que le ha ocurrido a Yeray S. Iborra, profesor de secundaria y colaborador de medios especializados como Mondosonoro o Rockdelux, a priori no muy cercanos a este tipo de artistas. Sus alumnos le pusieron en alerta el día que salieron a la venta las entradas de sus conciertos. Un día en el que medio país se paralizó y el tema de los códigos empezó a ser la pesadilla de muchos.
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Iborra ha querido investigar este fenómeno y nos ofrece el resultado de pesquisas en una especie de ensayo divertido y ameno que refleja este acercamiento a la estrella desde un lado poco swiftie y bastante sociológico.
Tras toda tu investigación sobre Taylor Swift, ¿podemos decir que te has convertido en un swiftie más?
Creo que en estas semanas atrás casi todo el mundo ha acabado siendo un poco swiftie. Si nos ceñimos al concepto de fan acérrimo, creo que sigo siendo el mismo fan de Taylor Swift que antes, pero el personaje del libro creo que sí hace una transformación completa hasta ser swiftie de pedigrí.
El libro se terminó de imprimir en febrero de 2024, todavía no había actuado en España, ¿ha cambiado algo su paso por el Bernabéu en tu forma de verla?
Lo primero que ha cambiado es que personalmente he hablado con diez mil medios de comunicación que es algo que no había hecho nunca y ha sido increíble la difusión que se le ha dado y el caso que se le ha hecho, en algunos casos de forma anecdótica y absurda y fijándose en detalles muy absurdos que se habían visto otras veces como el tema mítico de los pañales para las esperas que no es algo que se inventarlos los swifties y en otros casos muy guay con la cobertura y el relato entorno a ella y su música. Y lo segundo es que en el propio concierto comprobé hasta qué punto el magnetismo y la pasión por ella es algo que no he visto en ningún otro bolo. No lo he visto con Billie Eilish, Coldplay o los artistas más indies y underground que he visto en los años que llevo escribiendo sobre música.
Muchos de los libros que se han publicado estos meses sobre Taylor en nuestro país están firmados por fans de la artista, ¿has leído alguno?
No los he leído, los he hojeado y me han sorprendido algunas cosas. El que más he hojeado es el de Necko Vidal y es increíble el nivel de detalle al que llega, cómo atiende cada detalle del artista. Siempre he sido muy honesto con mi libro, no es exhaustivo sobre Taylor Swift, sería muy flipado por mi parte. Creo que el título debería ser Fenómeno Taylor Swift (y las penurias de Yerai S. Iborra) porque el libro no va realmente sobre Taylor Swift, sino que es un análisis compartido con mi propia generación de cómo se dan ahora los fenómenos, cómo vivimos la identidad, la identificación respecto a otros artistas, respecto a las pantallas. Creo que los otros libros que han salido, sí que van más al detalle sobre la carrera de la artista. El mío no tiene tanta voluntad de aportar información sobre ella.
Sí he entendido por qué hay tanta a la que le gusta Taylor Swift y he aprendido a respetarlos y no infantilizarlos.
Tú aceptaste este reto para intentar entender lo que suponía este fenómeno, ¿lo has logrado? ¿lo entiendes mejor ahora?
Creo que me llevo más preguntas que cuando empecé el libro. A diferencia del personaje del libro yo seguía a Taylor Swift en la pandemia y escuché sus discos de ese momento y me gustaron mucho, pero los discos que hubo antes y después de aquellos dos que eran más folkies y con artistas más cercanos a mí, de los otros no estuve tan pendiente. Pero sí que he podido llegar a apreciar lo importante que es Taylor Swift para muchísima gente. A veces desde los medios musicales especializados, aborrecemos o tenemos un punto snob respecto a un fenómeno tan grande, lo miramos por encima del hombro y no se puede hoy en día, en que los medios no somos gurús de nada y la gente hace su vida en base a sus listas y algoritmos e influencers. Creo que si algún papel tenemos es el de dar contexto e intentar aportar información para que la gente entienda. Sí he entendido por qué hay tanta a la que le gusta Taylor Swift y he aprendido a respetarlos y no infantilizarlos. Volviendo a cómo se hizo la cobertura loquísima de los conciertos en Madrid, no ir a buscar una fan de 15 años con bracelets y pañales para dar una idea sobre lo que es Taylor Swift, porque cuando estabas dentro del estadio el público era amplísimo y la gente tenía una actitud muy festiva, pero, sobre todo, estaba viendo alguien con quien se identifica. Es algo con lo que pueden conectar varias generaciones, no solo los millenials y los Z. Y los medios tenemos que dar contexto a esa situación y no ir a degüello cuando algo se hace grande y no lo entendemos porque nos hacemos mayores, que es una de las reflexiones que hay en el libro, con 33 años me he hecho viejo y no me he enterado. Pero se soluciona y puedes llegar a conectar con varias partes del artista. Soy un respeta swifties.
De hecho, a mí lo primero que me sorprendió es que un libro sobre Taylor Swift llegara firmado por alguien que normalmente escribe en Mondosonoro o Rockdeluxe, entiendes la extrañeza, ¿no?
Es esta idea que se ha creado en torno a la crítica musical sobre lo alternativo, aunque hoy en día hablar de lo alternativo o mainstream es raro. Uno ve la web de LOS40 y la comparar con otra de un medio que se supone que tendría que ser más adalid de lo alternativo y no hay tanta diferencia en gran parte del contenido porque esas barreras se han destruido de los 2000 a aquí. Hay grupos que tienen un sonido muy arriesgado y están en una multi y hay grupos que tienen un sonido totalmente mainstream y están editándose ellos mismos.
Está guay ver que Taylor, aparte de esa persona a la que idolatra tu hija, es también a la que recurren los psiquiatras estadounidenses para tratar según qué desórdenes, esa persona que ha dado una conferencia feminista que ha puesto en pie a toda la industria hablando sobre derechos y las mujeres y esa persona que escribe canciones que ayudan no solamente a tus hijos, sino que identifican a muchísima más gente.
Eres profesor de secundaria y tienes swifties entre tus alumnos, ¿qué te han dicho de tu libro?
Los alumnos, es muy gracioso porque como el libro es más bien para personas más mayores que no entienden el fenómeno y no tanto para los seguidores de los fans, lo que me han dicho es que en muchas cosas saben muchísimas cosas más que yo y me hace mucha gracia porque es totalmente cierto. Ellas y ellos son los auténticos fans, que disfrutan de la artista casi diariamente, pero les ha gustado que puedes ser más mayor y no estar en la onda de Taylor y aun así respetar el proceso, al artista y su música y acabar conectando. Y les ha ayudado a conocerme mejor a través del personaje que es autoficción. Curiosamente el libro se lo han leído ellos y también los padres y ahí ha estado el éxito de que en casa hayan entendido que sus hijos no están escuchando al demonio, que es algo que pasa en todas las generaciones. Todos hemos escuchado al demonio cuando éramos jóvenes de cara a nuestros padres, yo escuchaba al demonio cuando escuchaba hip y hop y otros padres pensarían que sus hijos escuchaban al demonio cuando ponían punk o tecno. Está guay ver que Taylor, aparte de esa persona a la que idolatra tu hija, es también a la que recurren los psiquiatras estadounidenses para tratar según qué desórdenes, esa persona que ha dado una conferencia feminista que ha puesto en pie a toda la industria hablando sobre derechos y las mujeres y esa persona que escribe canciones que ayudan no solamente a tus hijos, sino que identifican a muchísima más gente. No deja de ser referente.
Puede que no tenga esa apariencia de demonio que a lo mejor tenían otros artistas más transgresores de otras generaciones, pero tiene una influencia que sí da miedo por todo lo que puede conseguir con ella.
Estos días que tanto se está hablando de Trump y Biden, imagínate que en lugar de salir a apoyar a Biden que es lo que él espera, el otro día estaba nervioso porque todavía no se ha pronunciado, imagínate que apoya a Trump y dice que el muro le parece bajo y que hay que levantarlo más alto. Es una persona con una influencia increíble y cuando le das tanto poder a alguien, lo hemos visto a lo largo de la historia muchas veces, es peligrosísimo, más que cualquier arma.
A través de tus alumnas viviste la locura que se montó en la venta de entadas para el concierto, ¿el fomo llevado al extremo?
Sí, yo sentí un fomo increíble. El libro tiene una cronología propia y el momento que lo desató todo fue ese día en el que se pusieron a la venta las entradas. El fomo, más que ellas o ellos, lo sentí yo porque sentí que no lo estaba entendiendo. Yo sabía que se iban a poner las entradas a la venta ese día, pero no sabía que no iba a poder dar clase, que se iba a parar el mundo e iba a haber gente pidiendo hablar con sus padres y compañeros míos pidiendo un momento para ver si podían conseguir entradas. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que no estaba entendiendo nada. Aquel día mis alumnos y mis compañeros estaban viviendo un día muy importante, casi tan importante como el del concierto y ahí estaba ultra perdido. Podía no haber preparado clase ese día, la verdad.
Hacia el final del libro llegas a una conclusión: Taylor Swift no es la mejor en nada. Pero creo que nadie llega a donde está ella sin ser la mejor en algo, ¿no?
Estoy completamente de acuerdo. El resumen era entre una provocación y una sensación de verla mucho, muchos directos grabados, muchos documentales y leer lo que dice la crítica norteamericana de ella sobre que no es excelente en casi ningún punto, pero que teniéndolo todo le lleva a algo extraordinario. Y eso lo comparto tras ir a su concierto. Entendería que los swifties criticaran que no he entrado a fondo en sus letras, en que tiene mucho valor que ella sea la que compone y produce desde el principio de su carrera, porque estamos hasta las narices de habernos comido artistas que son industry plans, pero tiene un punto en el que, ni el cuerpo de baile, ni el set, ni la producción del directo ni las 44 canciones que vimos fue lo mejor que he visto en toda mi trayectoria, pero en conjunto es espectacular, algo que hay que ver. Si piensas en las últimas estrellas del pop que hemos visto, seguramente tenían algún factor, pero ella los tiene todos. Taylor es buena, muy buena o excelente, lo que cada uno quiera, en muchas áreas en las que hace falta ser bueno para llegar a tanta gente y estar donde está, en la mismísima cima que se ha creado.
Todo lo que tiene que ver con Taylor Swift adquiere ciertos tintes surrealistas a veces. Su amor por los gatos, parte de la estrategia para conquistar el mundo… ¿alguien puede pensar eso en serio?
Al final es que no me puedo ni imaginar ser una persona tan seguida y, por tanto, tener la auto consciencia sobre qué estás haciendo para seguir cimentando tu fama o tu prestigio y que lo estés haciendo por puro disfrute. Todos vivimos esta doble vida en redes, cada uno a su nivel, y nos hacemos estas preguntas, así que, imagínate Taylor Swift. Si dice que el zumo de naranja es la bebida de moda, se agotan las naranjas en el mundo. Su capacidad de influencia es así de alta. Y el tema de los gatos viene al pelo, se han convertido en el animal del siglo XXI para internet, las pantallas, no hay nada que nos haga más gracias de un gato y que ella sea mamá gato, acaba de hacerlo como el fairtytale perfecto. No dudo que le encanten los gatos, pero en esta sospecha constante que hay sobre ella, que yo combato desde el principio porque no me parece para nada que sea un robot rubio y me parece una infantilización y que se la banaliza mucho, pero con el tema de los gatos piensas que todo va de la mano para que triunfe, es que, si encima le gustan los gatos, cómo no va a triunfar.
Por cierto, que después de tanto buscar material de la cantante, ¿ha cambiado tus algoritmos en redes y ya solo te sale ella?
Durante un tiempo fue terrible. Llegó un momento en el que dije, tengo que parar y buscar otras cosas. A google y a cualquier otra plataforma les das la mano y se cogen el brazo. La desintoxicación ha sido lenta. Todavía hoy en vida me saltan historias y me saltan vídeos y lo necesité alejarme del poltersgeist, de la invasión swiftie después de hacer el libro porque era una auténtica locura, porque ella genera esa cantidad de material y los swifties la tienen monitorizada. Cuando hice la primera búsqueda no sabía el aluvión que vendría después, pero a la vez era super divertidísimo.
En tu fase de investigación, entre todo ese documental que viste estaban los documentales que no te gustaron mucho.
La verdad es que no, tengo que reconocerlo. el personaje del libro que intenta alejarse de Taylor por este papel prejuicioso que tiene para después acercarse del todo, es lo que vive ese personaje, pero a mí los documentales me sirvieron más que me gustaran o no. Creo que Miss Americana tiene un momento muy especial y muy bonito que se describe en el libro que en el que se ve la relación con su madre y una amiga en la que se intuye una cierta soledad en la cima que aporta mucha información implícita, no de lo que quiere vender si no de lo que es, que a veces, lo único que quiere es hablar con una amiga, como nos pasa a todos. El resto de metraje y docus me sirvieron para el libro y fue una buena excusa para exagerarlo. El documental es para un público que ya está más involucrado con la artista.
De todas formas, yo cuanto más leo y veo de Taylor Swift más dudas me surgen de cómo es realmente es ella, ¿te ha pasado?
Siendo totalmente honesto y muy políticamente incorrecto, me acuerdo que cuando acabé el libro le di a mi pareja que me generaba simpatía y me gustaría conocerla. Me parece osado pretender conocer a alguien a través de productos que él mismo ha dirigido o a través de la mirada de tantos fans y periodistas. Es tanta la cobertura sobre ella que puedes morir ahogado. Me quedo con los periodistas que sí la han conocido y que destacan lo que ella intenta mostrar y que los fans valoran tanto que es esta naturalidad y espontaneidad. Entiendo que los fans la vean así, porque hace que la sientan cercana, pero los periodistas americanos no tienen por qué comprar ese relato y me generó simpatía y el punto de tener ganas de conocerla por compartir preocupaciones. Un día suyo tiene que ser increíble, imagínate pasar un día al lado de Taylor Swift, no le tienen que pasar menos de dos millones de cosas.
Creo que estamos muy lejos de poder volver a hablar con Taylor Swift y es una pena, pero es una consecuencia entendible por todo lo que tienen que llegar a hacer los artistas un poco por obligación por promoción y porque a veces se encuentran en unos formatos que son deplorables como fue el caso de esta entrevista con Pablo Motos que ni siquiera sabría muy bien quién era Taylor Swift.
Hablado de los periodistas, da pocas entrevistas, pero sí pasó por El Hormiguero y dices de ese momento de todo menos bonito.
Cuando uno hace un libro y está la literatura por medio, a veces, uno se viene arriba. Pero es que, realmente, si tú ves el vídeo de la entrevista es que es un despropósito. Ella no sabe dónde meterse. Los artistas cada vez necesitan menos a los medios, ella tiene una carrera muy larga y nació y creció en un momento en el que era importante para tocar en el Palacio de los Deportes salir en El Hormiguero y se tuvo que comer cada sapo. También le pasó en Estados Unidos donde estaba cada semana con Ellen Degeneres hasta que se dio cuenta de que estaba haciendo el bobo. Este tipo de programas que son más entretenimiento no son lo que un artista desea para acercarse a su público y para explicarse de alguna manera. Aunque luego se puede dar la vuelta como La Resistencia a donde van a hablar de todo menos de lo suyo y están encantados y les sirve para que su público les conozca de otra manera. Pero en el caso de Taylor es paradigmático porque se ve cómo al principio va mucho a los medios de comunicación convencionales y a medida que crecen las redes y su carrera, van decreciendo las entrevistas y maneja ella su comunicación y es una pena porque hubiera sido fantástico que hubiera ofrecido una rueda de entrevistas en su visita a Madrid, pero ni lo necesita ni lo quiera ya por todo lo que ha vivido estando cerca de un micro. Creo que estamos muy lejos de poder volver a hablar con Taylor Swift y es una pena, pero es una consecuencia entendible por todo lo que tienen que llegar a hacer los artistas un poco por obligación por promoción y porque a veces se encuentran en unos formatos que son deplorables como fue el caso de esta entrevista con Pablo Motos que ni siquiera sabría muy bien quién era Taylor Swift. La protagonista era él, el vídeo es para enmarcarlo, ella no sabía dónde meterse.
Ya para acabar, ¿tiene Taylor posible sucesora o es imposible llegar ahora mismo a ese estatus?
Ha habido momentos en los que hemos vivido coliderazgos en la industria o varias cabezas a la vez repartiéndose los momentos. Que si Rihanna, Beyoncé, cuando una sacaba disco, la otra no estaba de gira. Ahora mismo pese a que Beyoncé está haciendo una gira muy potente y los discos son fantásticos, no llega a las cifras de Taylor Swift, ni llega a su engagement, ni al impacto que tiene. Inminentemente no veo ninguna artista o vuelvo estoy ciego y necesito que mis alumnos me guíen porque parece ser que me he hecho mayor y ellos son mi faro, pero no veo ninguna artista que lo esté petando al nivel de Taylor Swift. Billie Eilish se quedó en un medio camino, Olivia Rodrigo está creciendo, pero no creo que al nivel al que está Taylor y la propia Taylor está apadrinado a Gracie Abrams la que la está apadrinando y dándole el espacio, es la única colaboración que ha hecho con otra artista en los últimos meses, salen juntas, no sé, pero creo que inminentemente no vamos a ver un cambio porque está a unos niveles de números y de conexión con su público que es difícil que ahora de repente Olivia Rodrigo le pase por la derecha.
¿Y quién dirías que es el paralelo masculino hoy en día?
Te diría que en lo masculino no veo tanto un movimiento solista. Las bandas han sido cosa de hombres por puro patriarcado y las mujeres han podido entrar más en el terreno solista y en lo masculino no veo uno como ella. Kanye está arriba, pero está como un cencerro y no tiene ahora mismo una producción sólida, y están a años luz. Las madres sabrán antes quiénes son Metallica o Coldplay antes que quién es Kanye West. Ed Sheeran también ha hecho una gira de la hostia, pero no tengo claro que mi madre sepa quién es. En el mundo masculino siguen liderando las bandas de siempre, ha habido menos relevo, aunque Ed Sheeran o Harry Styles tengan sus hitos.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento....