¿Qué son los gases de efecto invernadero?
Escuchamos hablar de ellos en infinidad de ocasiones, pero ¿sabes exactamente qué son los GEI y cómo podemos reducir su impacto negativo en el planeta?
A estas alturas, resulta impensable dar con alguien que no haya oído hablar de los gases de efecto invernadero. Quien más quien menos sabe, incluso, que están directamente relacionados con el cambio climático y sus temidas consecuencias. Pero no todo el mundo sabría explicar de manera sencilla qué son, cómo se producen y, lo que es más importante, qué soluciones podemos aportar a nivel individual y colectivo para luchar contra sus perniciosos efectos. Pero no pasa nada: ¡Para eso está El Eco de LOS40!
A grandes rasgos, se puede decir que los gases de efecto invernadero (a menudo abreviados como GEI) son gases que se encuentran de manera natural en la atmósfera. En concreto, los principales GEI, o al menos los que más influyen en el cambio climático, son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O) y los gases industriales, como los hidrofluorocarbonos (HFC).
Si imaginamos que la Tierra es como un invernadero, estos gases actúan como el vidrio que atrapa el calor del sol
Hay algo que hace muy especiales a todos estos gases: tienen la capacidad de absorber y emitir radiación infrarroja. Dicho de otra manera, un poco más sencilla: si imaginamos que la Tierra es como un gigantesco invernadero (de ahí su nombre), estos gases actúan como el vidrio que atrapa el calor del sol, lo que hace que nuestro planeta sea cálido y habitable.
Pero como ocurre con casi todo, los excesos no son buenos. El aumento en la concentración de estos gases debido a la actividades humanas como la quema de combustibles fósiles, la deforestación o la ganadería ha intensificado su efecto, contribuyendo al calentamiento global y al cambio climático.
¿Por qué? Esencialmente, porque con su presencia se incrementa la cantidad de calor que queda atrapado en la atmósfera, lo que provoca cambios en los patrones climáticos que pueden derivar en fenómenos extremos como huracanes, sequías o inundaciones. También afecta a los ecosistemas y provoca el derretimiento de los glaciares.
Hay más. Se da la circunstancia de que el calentamiento global puede desencadenar procesos que liberan aún más gases de efecto invernadero a la atmósfera. Es el caso del deshielo del permafrost, el suelo que permanece congelado de manera permanente en la Tierra, y del que también te hemos hablado en El Eco de LOS40. Cuando este deshielo se produce se libera metano, lo que agrava aún más el problema.
Haz tu parte
Todos tenemos una responsabilidad para luchar contra el exceso de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Aunque buena parte de la solución pasa por compromisos globales y voluntad política, así como por parte de las empresas más contaminantes, cada uno podemos hacer algo al respecto.
Es esencial adoptar prácticas sostenibles en nuestro día a día
Es esencial adoptar prácticas sostenibles en nuestro día a día. Una de las más efectivas es reducir el uso de combustibles fósiles. Esto se puede lograr fomentando el uso de energías renovables como la solar, eólica e hidráulica. Además, mejorar la eficiencia energética en nuestros hogares y lugares de trabajo puede tener un impacto significativo. Pequeñas acciones como utilizar bombillas LED, electrodomésticos eficientes y mejorar el aislamiento pueden reducir considerablemente nuestro consumo energético. Asimismo, promover el uso del transporte público, la bicicleta o vehículos eléctricos puede disminuir las emisiones derivadas del transporte. Lo que comemos también juega un papel crucial en la reducción de GEI. Reducir el consumo de carne y apostar por la agricultura de proximidad y los productos de temporada es siempre una buena idea.
Por último, una propuesta no menos necesaria: correr la voz. Compartir con los tuyos toda la información que consideres interesante sobre sostenibilidad (como, por ejemplo, este mismo artículo), hablar de ellas a tus amigos, familiares o compañeros de clase o trabajo. Hacer que cunda el ejemplo. ¿Te sumas al reto?