Alejandro Sanz recuerda una de sus etapas más oscuras: "No era tristeza ni ansiedad, sino un vacío"

En mayo de 2023, Alejandro Sanz publicaba un preocupante mensaje que nos ponía a todos en alerta sobre su estado de salud: "No estoy bien. No sé si esto sirve de algo pero quiero decirlo. Estoy triste y cansado. Por si alguien más cree que hay que ser siempre una brisa de mar o un fuego artificial en una noche de verano. Estoy trabajando para que se me pase… llegaré a los escenarios y algo dentro me dirá que hacer. Pero a veces no quiero ni estar. Literalmente. Sólo por ser sincero. Por no entrar al ruido inútil. Sé que hay gente que se siente así. Si te sirve, yo me siento igual".

Al leer este post, amigos y seguidores se volcaron con él para darle ánimos ante un bache emocional complicado que había mermado, especialmente, su salud mental. Muchos le agradecieron, por un lado, la sinceridad y el hecho de haber puesto en palabras su propio sentir. Otros, le mandaron palabras de aliento, de cariño y todo el apoyo del mundo para atravesar tal episodio.

Y, la semana pasada, mientras participaba en el Q&A (questions & answers) organizado por Billboard Latin, el artista se sinceró sobre una de las etapas vitales más oscuras que ha vivido en toda su trayectoria. Hablando de los temas sobre los que decide mojarse o no en redes sociales, Sanz recordó que "hubo un día que puse algo sobre mi estado de ánimo y te juro que lo puse sin pensar mucho en que fuera a tener tanta repercusión. Lo puse, me acosté y cuando me desperté por la mañana vi que aquello había sido... Estaba completamente desbordado. Entonces, me asusté un poco. Puse, a los dos días, 'No, ya estoy mejor, ya estoy mejor' (ríe)".

Contó a Leila Cobos que, en aquel momento, "hablaba de las luciérnagas porque había estado en Mérida, en México, y había visto un jardín lleno de luciérnagas, lo cual me parecía una metáfora muy bonita: esos animales que van dando lucecita ahí y van dando vida a un jardín. Hice esa comparación, un poco, de que iba sintiendo esa lucecita que se iba encendiendo, pero estaba igual de jodido que dos días antes, pero sí me sirvió mucho".

"Fue la primera vez que me di cuenta de que —yo, que soy un tipo que siempre se levanta de buen humor, todo me viene bien, me río de todo, me encanta la vida, veo el sol y me parece un invento maravilloso...—, cuando sentí aquello, de repente no era tristeza ni era ansiedad, sino como un vacío —un agujero en el pecho—. Una cosa que no entendía, entonces, eso da más miedo todavía; cuando le ves las orejas al lobo, ya reconoces el aullido a mil kilómetros, ¿no?", añadió.

A pesar de todo, afortunadamente salió de aquel episodio "con ayuda, con profesionales y, luego, tienes que poner mucho de tu parte, claro". "También con música. Yo sabía que tenía dos opciones cuando pasó eso. Me pensé mucho lo de seguir la gira y me di cuenta que donde más tranquilo y más a gusto estaba era encima del escenario. Bajaba del escenario y me ponía a temblar cuando estaba con mucha gente, pero me subía al escenario y se me quitaba todo. Nunca jamás me había pasado y fue una sensación muy extraña".