Vega lanza ‘Ignis’: “Creo que hay una sobreproducción de canciones porque ninguna es suficientemente buena”
La cantante que salió de ‘Operación Triunfo’ lanza disco y analiza su lugar en la industria de hoy en día
Han pasado más de 20 años desde que conocimos a Vega en Operación Triunfo. Como muchos de sus compañeros, salió de la Academia con propuesta discográfica, pero su relación con la industria no siempre ha sido de color de rosa y acabó optando por convertirse en artista independiente y así lleva más de una década.
Trabaja mucho porque lleva todos los aspectos que envuelven al lanzamiento de sus canciones, pero lo hace creyendo en lo que hace y con total libertad, aunque en más de una ocasión ha querido tirar la toalla.
De hecho, tras su último disco entró en un duelo que le impedía coger su guitarra y seguir haciendo lo que más le gusta. Pero llegó una canción que lo cambió todo y encendió la chispa que dio lugar a Ignis, su álbum de fuego. Y es literal porque hay que ayudarse de una cerilla para descubrir la portada de su álbum físico. Sí, ha apostado por algo que parece de otra época más a analógica.
Un incendio más en su vida del que ha salido ilesa y con una colección de canciones que hay que descubrir poco a poco a través de un viaje emocional que nos lleva de un lado a otro manteniendo ese discurso que define a la cantante que defiende el lugar de las mujeres y el suyo propio.
Dicen que cuidado si juegas con fuego que lo mismo te quemas, ¿valentía o inconsciencia?
Creo que tiene un poquito de las dos cosas. Más que inconsciencia tiene que ver con que empiezas a relativizar las cosas y pensar que realmente es una inconsciencia o empieza a estar en tu escala de prioridades el riesgo como algo asimilado. Cuando estás en una carrera con un proyecto totalmente independiente como llevo yo once años empiezas a relativizar y pensar que corres riesgos o si quieres hacer otra cosa es jugar un tapete de póker con unas cartas que te vienen dadas en cuanto a recursos, a capacidad como sello. El mío es mono sello, dejo el teléfono a mano porque igual llega la llamada del distribuidor con problemas. Cuando tienes que atender tantas cosas lo que parece una temeridad o puede ser una valentía, simplemente te resulta divertido. Ya me hice tan a la rutina de todas las cosas que sé que hay que hacer y que están perfectamente cuadradas de forma rutinaria con un trabajo de campo que no se ve, y que normalmente los artistas que tienen un sello detrás lo tienen cubierto, yo lo tengo tan trillado que me apetece divertirme y eso pasa por plantearme retos a mí misma como el de sacar un disco y ver cuál es la voz que yo quiero tener dentro de la industria.
¿Y qué voz es la que quieres tener dentro de la industria?
La que tengo, la que soy. Soy una artista independiente, soy mujer. Queda bonito decir que dirijo mi propio sello, no, yo trabajo a destajo. Soy la que toma las decisiones arriba, hasta el currito de abajo que se come 28.000 horas. Cuando hay lanzamiento duermo muy poco. Quiero pasar por la industria intentando sentar un precedente en longitud de tiempo de capacidad que se pueden hacer discos de manera independiente y seguir teniendo algo que decir como artista, que no te consuma la industria por el camino. Hay tal cantidad de proyectos que salen que todo está basado en singles que, al público, que es más soberano de lo que creemos, que recibe todos los imputs de redes sociales les lleva a consumir de una forma voraz, llega un momento que no sabe ni lo que está digiriendo. Colocar al público en un lugar preferente y dar ese mensaje, aunque sea arriesgado para mí, de que no voy a sacar singles sino un disco entero, aunque por el peso que tengo como artista puede que no me corresponda negarme a hacer lo que se hace normalmente, creo que con eso siento un precedente de hacer las cosas de una forma diferente.
De ahí que no hayas sacado ningún single previo a este lanzamiento.
No me vale una canción cada cinco minutos y cualquier canción. Soy muy defensora, como compositora y autora, de que lo que es infalible es una buena canción. Creo que hay una sobreproducción de canciones porque ninguna es suficientemente buena.
Si no consigues convencer a un algoritmo no vas a tener directos, no van a verte, no vas a tener tu trabajo expuesto. Y más allá de la pena del propio músico creo que empobrece al público no tener la opción de saber que hay propuestas que son muy buenas y muy válidas que se están quedando por el camino.
¿Eso lo entiende el algoritmo?
No tiene ni p*ta idea. El algoritmo entiende de muchas cosas. El algoritmo entiende de todo lo que nos estudian a través de las redes, de nuestros comportamientos. Puede detectar por nuestras fotos, por todo lo que tenemos en esa vida que parece que la gente vive más en las redes sociales que en su propia vida, están perfectamente detectados nuestras rutinas, nuestros hábitos, los estados de ánimos y lo que hacen es servirnos como un McDonalds.
Eso llevado a la industria…
Es destruir la industria. Para mí, en mi humilde opinión, lleva a destruir el entretejido cultural que era lo que hacía que hubiera esa cosa necesaria de que las cosas empezaban, tocaban, se esforzaban, sus discos iban siendo mejores, iban conquistando al público poco a poco. Quizás, como me esforcé en hacer un camino de retroceso para luego volver a avanzar dados cuales fueron mis comienzos, me di cuenta que es una pena porque ahora, entre las redes sociales y el algoritmo, que no solo está en las redes sociales, está dictando qué es lo que hay que escuchar, qué es lo que hay que ver y, por tanto, qué es lo que hay que programar y qué es lo que vende. De algo que es vital para un músico, que es el directo, resulta que si no consigues convencer a un algoritmo no vas a tener directos, no van a verte, no vas a tener tu trabajo expuesto. Y más allá de la pena del propio músico creo que empobrece al público no tener la opción de saber que hay propuestas que son muy buenas y muy válidas que se están quedando por el camino. El otro día leía con muchísima pena lo que publicaba una compañera como Carmen Boza y leyéndolo decía, Dios, cómo nos estamos cargando todo.
Rosalía ya no está aquí, está allí, porque sabe que donde funciona es allí. Aquí sabe que puede hacer un buen disco, pero como quiera hacer una cosa distinta, igual que te encumbran te tiran al suelo.
Carmen Boza que, recientemente, anunció su retirada de los escenarios para priorizar su salud mental.
Es una de las que vendrán, de muchas. Ese tren nos pasa por encima a muchas porque ya de por sí tenemos menos exposición. Si ya es destructivo en general para todo el entretejido, irán cayendo bandas y muchas cosas, pero creo que, en ese escalafón, las artistas solistas estamos abajo, en este país, porque el mundo anglosajón es distinto.
Bueno tenemos nombres como el de Rosalía que no están tan abajo en ese escalafón.
Pero Rosalía es una excepción. Ya no está aquí, está allí, porque sabe que donde funciona es allí. Aquí sabe que puede hacer un buen disco, pero como quiera hacer una cosa distinta, igual que te encumbran te tiran al suelo. Sabe que los riesgos de ser artista y mujer, en este país, son mucho mayores que ser artista y mujer en un país anglosajón. Para mí Rosalía ya es un fenómeno internacional, no es patrio en ese sentido. Yo estoy hablando de la industria en la que yo me muevo y eso que hago cosas a nivel internacional y tengo más rédito y me siento mucho más valorada fuera que en mi país.
No te sientes profeta en tu tierra, entonces.
Hace muchos años me dijeron que me fuera a vivir a México, en aquella época en la que tuve dos nominaciones a los Grammy que allí le dan mucho valor y aquí no son nada, para poder hacer una carrera. Yo hice mi apuesta por familia y amigos porque tengo mis prioridades muy claras en ese sentido y me quedé. Pero tristemente me doy cuenta que cada vez va a peor. A nosotras, en esa jerarquía artística que hay en la industria española, la mujer de por sí tiene un papel secundario y menos exposición y, encima, si eres solista ya ni te cuento. Todavía si estás en una banda con chicos, todavía puedes tener un paso. Esa es mi voz, ser disidente. Ahora se da un paradigma, no sé si dentro de un ‘pink washing’ muy bestia o que se ha creado esa necesidad porque hay una parte muy activa de una generación muy joven de chicas que vienen pegando muy fuerte y muy empoderadas, que socialmente y a nivel industria sienten una presión de dónde están las mujeres. De repente, hemos pasado de ser eternas emergentes a que alguien tenga que tomar el papel de referente.
¿Y te ves como referente?
Supuestamente cuando eres referente es que has pasado por una etapa super guay en la que has disfrutado un montón. Esto nos lo hemos fumado y ahora nos toca el papel de ser referentes para alguien, para decirle qué. No vas a contar lo malo porque se supone que eres un referente y eres un ejemplo de algo que ha salido muy bien, pero yo te tengo que contar que la verdad es que va a ser muy complicado. Y resulta que eres referentes porque se han dado cuenta de que cuando tienes que buscarlos, tienen a Luz Casal, pero empiezan a hurgar y, ¿dónde estás las referentes en España? Christina Rosenvinge, Amaral, pero hay que buscarlas, no porque no existan, que las ha habido toda la vida, sino porque nunca han tenido el peso como lo ha tenido un referente masculino y tienen que buscar debajo de las piedras. Y de pronto, gente como yo, por trayectoria de 21 años y por lo que he escrito para otros artistas, te empiezan a mirar el currículum y decir, lo mismo sí que eres un referente. Está muy bien, pero me hubiera encantado vivirlo con 30 años en lugar de con 45. Es lo que toca.
¿Y qué conlleva?
Tienes dos: o estás muy fastidiada y acabas tirando la toalla como ha podido pasar con Carmen Boza o muchas otras o esa es la voz que quiero tener mientras el cuerpo aguante y seguiré dando un poco por saco.
Tú siempre has sido muy disidente e incendiaria y, ahora, de manera literal con Ignis, ¿de dónde sale todo este concepto?
El disco anterior había sido el disco más triste de la historia, estaba contando todas esas penurias que había pasado y estaba muy centrado en lo que yo había vivido como mujer dentro de la industria, con cosas personales, por supuesto. Saqué ese disco y todo lo que vino detrás fue lo peor. Se me quitaron las ganas de coger una guitarra. Cuando eres independiente puede que lo digas tres o cuatro veces al año, hasta el siguiente. Pero siempre hay en mí ese resorte de superviviente de decir, cuando se me pase el bajón igual quiero, y luego quiero y quiero con muchas ganas y con la vehemencia y la misma intensidad con la que hago mi música. Pero han sido años muy difíciles y me di cuenta de que esto es un incendio. Cada disco es un incendio, en la vida nos pasan cosas que nos abrasan y nos tiran abajo. Ahora que estamos viendo en qué estado de ánimo estamos con todo lo que sucede me doy cuenta de que al final, visto con perspectiva, ese era un incendio más de los que había tenido. Hizo falta una canción, En el alambre, de Iván Ferreiro que la escuché en bucle y cogí como un mantra lo de ‘no lo has hecho mal’. Pasé a lo de que a lo mejor tenemos que dejarnos caer y me dejé caer y cuando lo hice y dejé de tener la intención de volver a pelear, cuando quise darme cuenta estaba sentado haciendo lo que me gusta y lo que me hace disfrutar que es escribir canciones. Muchas de las que hice hablaban de fuego, de ese camino que había empezado en la rabia, el dolor, la ira y que cuando terminé y quise mirar para atrás, estaba mucho más en calma y dije, tengo el disco.
Hice un disco que me habían tirado en una compañía a la cara diciéndome que era una mierda. Yo recogí mis hojitas del suelo con lo que me quedaba de dignidad, pedí una carta de libertad y me piré porque no tenía por qué soportar esas cosas.
Y luego llegó la parte creativa de crear el concepto que rodea al disco con tanto fuego.
Sin quererlo, pero queriendo, mi punto de inflexión con la industria no sucede con mi primer álbum independiente sino con el anterior que lo hago de manera totalmente independiente en un alarde de cabreo con la industria. Hice un disco que me habían tirado en una compañía a la cara diciéndome que era una mierda. Yo recogí mis hojitas del suelo con lo que me quedaba de dignidad, pedí una carta de libertad y me piré porque no tenía por qué soportar esas cosas. Y me planteé hacer un disco igual que había hecho el anterior. Me fui a Los Ángeles con Sebastián Krys, con Capitol Records. Cuando miré la cuenta al final, qué sustaco más grande. Me dio miedo y llegué a un acuerdo con la compañía de un año para hacer ese disco. Les vendí el máster porque me asusté. Yo seguía haciendo lo mismo que con el anterior que era buscar sponsors, patrocinios para hacer vídeos y llegó un momento, con la nominación al Grammy de ese disco.
Ahí tomaste las riendas.
Fue cuando dije, los que me dijisteis que este disco era una mierda no llevabais razón porque siendo nadie, que te nominen entre todos los discos de habla latina, que me llegaron a preguntar si me parecía justo estar nominada con Juanes y les dije que le preguntaran a él si le parecía justo que estuviera nominado conmigo que igual al que no le parece justo es a él porque yo estoy feliz y donde tengo que estar. Eso me dio la fuerza para decir, creo que puede hacerlo sola. En ese disco hay una canción que se llamaba Requiem que duraba 7 minutos y quería que fuera single y me dijeron que si me chutaba. Empezamos con el tema de los singles, ¿qué quiere escuchar la gente, que el público es soberano? Y si no eligen ellos, quiero elegir yo lo que más me gusta, lo que más me representa que es lo que voy a defender con más ganas. Y me hicieron cortar la intro y me cabreé tanto que en una de mis locuras me rapé la cabeza al cero en un videoclip en una canción que dice que cuando ya no eres nada, será agua, serás tierra, serás aire y serás fuego. Creo que después de esa experiencia dije, yo voy a ser eso. Decía, “serás agua, serás tierra, serás aire, serás fuego, serás rotundamente tú”. Me lo tomé como un mantra.
Es verdad, soy mujer en la industria que ha peleado mucho, soy una mujer de fuego y soy Dracarys.
Y pasaste por todos los elementos hasta llegar al fuego.
El primer disco fue Wolverines, que es un animal de tierra y me fui inspirando en el tema de los animales para protegerme detrás para poder sacarle los colmillos a la industria. Me di cuenta de que los mejores resultados de mi carrera vinieron cuando estaba independiente. Resultados reales, no popularidad, sino más discos vendidos, entrar en las listas de ventas sin ningún tipo de apoyo. Este viernes se cumplen 4745 días que llevo esperando desde que saqué Requiem para completar el ciclo de agua, tierra, aire y fuego. Wolverines fue el álbum de tierra, La reina pez mi álbum de agua, Mirlo blanco mi álbum de aire y este lo iba a llamar Leviatán porque yo era un dragón y quería ser Dracarys con todo.
La nueva reina de dragones.
En este momento estaba poseída por el espíritu de Daenerys y quiero prenderle fuego a todo y quiero un incendio. Y Paula me dijo, ¿por qué no dejas de esconderte detrás de un animal y piensas que eres una mujer de fuego? Es verdad, soy mujer en la industria que ha peleado mucho, soy una mujer de fuego y soy Dracarys. Y de ahí, fue a, ¿podemos prenderle fuego a un álbum? Creo que no hay algo más simbólico que decir que este disco se llama Ignis porque quiero representar el poso que deja un fuego y cómo te levantas de esas cenizas una y otra vez porque esa es la definición de mi carrera. Una artista que se vuelve a levantar una y otra vez. Y Paula me habló de una tinta que utilizaron un libro que se llamaba Farenheit y que no se fabricaba en Europa. Ha sido como un año de búsqueda hasta que la encontramos en Japón.
Mencionabas a Iván Ferreiro, ¿fue el que te llevó hasta Ricky Faulkner para producir el disco?
Te diría que sí en una parte y te diría que no en otra. Yo producía los discos con Sebastián Krys que es uno de mis mejores amigos. Grabé con él Metamorfosis y después de grabarlo llegó un grupo que se llamaba Lori Meyers para grabar con Sebastián y para su siguiente disco, Impronta, llamó a Sebastián con Ricky Falkner. Sebastián ya empezó a decirme que ese chico le gustaba mucho. Empecé a escuchar sus trabajos como productor y seguí su carrera en todos los grupos que ha estado. Yo siempre había hecho mis discos desde el punto de visión del guitarrista, pero con el paso de los años y la edad te das cuenta de que lo sostiene a una banda es el bajo y la batería que te dan el pulso. Puede parecer que te estás tirando el moco, pero es así y los que saben de eso, saben que es así. Me planteé dejarle las canciones a un bajista porque le estaba dando mucho peso a la guitarra y a lo mejor se estaba perdiendo la canción entre tanta guitarra. La única condición que puse es que mi manager le preguntar a Ricky si quería producirme, no quería ni saber cuánto cobraba. Mi pregunta era, quieres o no quieres, porque soy consciente de los prejuicios que hay y una de las mochilas que he sufrido como artista independiente es que no era suficientemente mainstream para los mainstream y, por supuesto, empezando donde empecé, jamás seré digna de estar en la música alternativa que es la que me corresponde porque más independiente que yo no hay.
Sé que dicen que estoy loca perdida porque no tengo el peso como artista para permitirte esos lujitos que se permiten Billie Eilish y Taylor Swift y otras artistas, pero me encontré una reacción del público de, qué ganas la ilusión de descubrir un disco. No estoy sola en esto.
Y te dijo que sí.
Estoy en una edad en la que quiero trabajar con quien quiera trabajar conmigo, no estoy para pleitesías. Creo que lo que hago lo hago bien y tienes que tener ganas de trabajar conmigo porque eso es lo que trae cosas buenas. Dijo que sí. Tenía unos tiempos un poco apretados, pero yo le dije que no tenía prisas que podía adaptarme. Yo quería tener un disco bien hecho. Me tiré todo el año sin decir nada a nadie y el día 1 de octubre dije, tengo un disco nuevo y sale en tres semanas. No hay singles, hay un disco entero que no tiene singles de relleno, son canciones que están escritas desde el corazón y con una intención cero de llegar a un disco. Estoy tan segura de lo que hay dentro que, ¿quién es el algoritmo para decirte lo que te gusta? Y no solo el algoritmo, sino también, ¿quién soy yo para decirlo? Creo que hay canciones de sobra para poder hacer un periplo muy largo con este disco. Sé que dicen que estoy loca perdida porque no tengo el peso como artista para permitirte esos lujitos que se permiten Billie Eilish y Taylor Swift y otras artistas, pero me encontré una reacción del público de, qué ganas la ilusión de descubrir un disco. No estoy sola en esto.
Un poco de nostalgia en eso de descubrir un disco.
Eso de cuando ibas a comprarte un disco y había un prescriptor en la radio que se había escuchado el disco y te ponía un poco de todo y te decía, este tema a mí me encanta. No un robot, había una persona y seguías a tu locutor y lo descubrías en el momento. Ver las letras, quién lo había hecho, escuchar el disco, todo eso se ha perdido con el tema del single y el algoritmo. No sé a cuántos va a llegar, pero para los que quieran llegar he preparado unos formatos para que lo gocen mucho. Es una experiencia a través del disco. Toma unas cerillas porque una vez que le prendes fuego, el olor a quemado queda, también tienes el sentido del olfato. Intento crear una experiencia entorno a la escucha del disco físico. También está en digital, que no es incompatible.
El libro arranca con una intro que nos remite a ritos eclesiásticos y sigue con una canción que nos traslada a una atmósfera de aquelarre de brujas. Aparecen palabras como redención, purgatorio, infierno, liturgia, sermón, demonio… ¿qué es esto?
No es plenamente consciente, me doy cuenta después. Salieron así. Esa intro no es lo que yo realmente quería porque me dijo Ricky, ¿te chutas? Eso no se puede hacer en 15 segundos, no hay Dios que entienda esto. Yo quería un caos, pero me dijo que no podía hacer algo que no se iba a entender. En 15 segundos quería cantar El alambre, Edelweiss, esos temas que habían significado para mí y me habían roto y quería cantarlos todos a la vez en esos 15 segundos. Pero no se podía hacer en ese tiempo. Me dijo, no vas a sacar singles y le dices a la gente que la primera canción son dos minutos de caos, igual piensan que te tomas demasiados cafés con Björk o Portishead. Me encantaba la canción de la intro de Outlander y ese momento que me parecía una especie de aquelarre y el disco empieza así. Un aquelarre también tiene ese significado que va más allá de que quemaban a las brujas. Quemaban a mujeres adelantadas a su tiempo por lo que hacían y por eso las prendían en la hoguera. Y yo que me he quemado con muchos fuegos dije, este es mi aquelarre y voy a quemar lo que yo quiera, lo que me ha dolido, quiero exorcizar esas cosas.
De otro planeta me di cuenta que estaba escribiéndola desde ese lugar de una madre que dice, te estoy viendo venir y no quiero verte sufrir, y en el fondo es egoísta porque no quiero soportar verte sufrir.
Tu hija Noa, ¿es la que viene de otro planeta?
Ella tiene el peso que puede tener p ara cualquier madre sus hijos. Cuando tienes una madre con una vida un poquito azarosa y disidente es normal que mi hija tenga una sensibilidad bastante tocha y me doy cuenta que con tan solo 8 años tiene una inteligencia emocional muy por encima de lo que se puede esperar de un niño con 8 años hasta el punto de que le presupongo un sufrimiento futuro porque este mundo no tiene piedad. Aunque luego me ha demostrado muchas veces ser bastante más pragmática que yo, mejoran la fórmula. Cuando estaba escribiendo De otro planeta me di cuenta que estaba escribiéndola desde ese lugar de una madre que dice, te estoy viendo venir y no quiero verte sufrir, y en el fondo es egoísta porque no quiero soportar verte sufrir. Me di cuenta de que en una misma canción estaba mezclando mi visión de ella en un futuro que no era muy distinto de mi presente. Hay una mezcla de las dos que es un poco rara, sigo sin tener claro de quién de las dos habla. Le he tenido que decir muchas veces, ‘hey, no te lo han dicho, pero eres de otro planeta’, es una frase que tenía con ella para cuando se ponía triste. En el fondo es una canción muy tierna, pero está en un lenguaje más adulto.
Decías antes que te habías planteado llamar al disco Leviatán que es precisamente el título de la canción que te inspiraron ella y tu sobrina, ¿no?
Ellas, viéndome en ese proceso de duelo y no querer tocar, me dijeron, ¿por qué no haces una canción de un monstruo mitológico al que vences? Y dije, mi animal del fuego, el dragón. Ellas estaban leyendo mitología griega para niños y les gustan los villanos y se sabían todos. Medusa no tenía punch. La canción la empecé para ellas y por eso tiene esa melodía que es un poco dulce con una letra muy bestia. Y por primera vez tengo un estribillo que es sencillo porque está escrito para ellas. Con esa canción descubrí que no todo tiene que ser complejo y lo digo yo que soy letrista con letras de muchas caras y múltiples interpretaciones que están escritas a conciencia para decir lo que yo quiero decir, pero que no te impongan a ti lo que yo quiero decir, marca de la casa. Al final no sabes si estás hablando de una persona tóxica que te tira para abajo y decides priorizarte o si estás luchando contra ti misma.
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Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...