Ainoa Buitrago se une a las denuncias por violencia machista y señala a varios profesionales de la industria musical

En los últimos días, hemos asistido a una nueva oleada de denuncias dentro del movimiento #SeAcabó (o #Cuéntalo), el #MeToo español; y esta vez no ha sido dentro del mundo del deporte ni del cine, sino la política.

El pasado jueves, el político Íñigo Errejón dimitía como portavoz de Sumar, prácticamente al mismo tiempo que el periódico Público sacaba a la luz que diversas mujeres habían sufrido violencia machista y abuso de poder por su parte. Es más, la actriz Elisa Mouliáa ha sido una de las primeras víctimas que ha denunciado públicamente, y ante la policía, los hechos.

Otro de los últimos testimonios que hemos conocido recientemente ha sido el de Mar Lucas. Hace un par de semanas, la cantante publicaba Rota, un single que cuenta en primera persona el maltrato que sufrió (y que sufre, incluso, tras la ruptura) dentro de una relación tóxica y abusiva por parte de su ahora expareja, Naim Darrechi. Por si esto fuera poco, la barcelonesa también compartió un vídeo en TikTok contando todo lo que había pasado, hace no mucho. "Estoy harta de ser la que calla", decía, mientras se repetía constantemente una de las afirmaciones del año en torno a la violencia sexual, la dicha por Gisèle Pelicot (víctima de un centenar de violaciones en Francia, perpetradas por su marido y más de 60 hombres, durante casi una década): "La violencia tiene que cambiar de bando".

Ante esta oleada de valentía y sororidad, Ainoa Buitrago ha decidido, del mismo modo, romper su silencio en redes sociales y emitir un comunicado señalando a varios profesionales del mundo de la música, con la esperanza de ayudar a otras víctimas y dar voz a una lacra que es transversal y salpica a todas capas y estamentos de la sociedad.

"A ti, señor de 45 años que cuando tenía 20 y no tenía ni idea de lo que implicaba dedicarme a la música te aprovechaste de eso, de que había bebido alcohol y de tu posición como artista importante para acorralarme en la esquina de un bar para meterme mano hasta que otro hombre me sacó de allí", se puede leer en los primeros párrafos.

"Cantautores", un "músico", un "técnico de sonido"... que le han insultado, vejado, humillado, maltratado y tratado con condescendencia y paternalismos varios en privado, mientras, públicamente, muchos se daban puñetazos en el pecho en nombre del feminismo. "Ojalá nosotras entendamos que esto no va ni de izquierdas ni de derechas, que el machismo está en todos lados y no es que nosotras tengamos que aprender a verles de lejos, es que ellos tienen que dejar de sentir impunidad, que sepan que nosotras HABLAMOS Y ALZAMOS LA VOZ", concluía.

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