The Who: Un fan sustituyó a Keith Moon cuando tomó tranquilizante de caballo y se desplomó en pleno concierto
Cuando el fan que ocupó el puesto del batería falleció a los 54 años, Pete Townshend escribió un emotivo mensaje que se leyó en su funeral
Keith Moon estaba nervioso esa noche del 20 de Noviembre de 1973. Lo arregló añadiendo tranquilizante de caballo a su brandy. Poco después de que The Who saliera al escenario del Cow Palace, en San Francisco, el icónico batería se desplomó. "¿Alguien puede tocar la batería? ¡Necesito a alguien realmente bueno!”, pidió al público Pete Townshend. Thomas Scot Halpin fue el joven fan voluntario que, de repente, se encontró tocando con sus ídolos frente a 14.000 personas. Se quedó en blanco.
Roger Daltrey, Pete Townshend, John Entwistle y Keith Moon acababan de lanzar ‘Quadrophenia’, su histórica ópera rock. Tras un recorrido por Reino Unido, la banda se disponía a presentar el álbum en Norteamérica. El primer concierto fue el 20 de Noviembre de 1973 en el pabellón deportivo Cow Palace, de la ciudad californiana de Daly City, al sur de San Francisco. Pero, una vez más, el icónico batería de la banda, conocido por sus numerosas ‘travesuras’, la lio. “Lo afrontamos con valentía… pero fue trágico, fue verdaderamente trágico porque Keith estaba siendo un insensato", revelaba el guitarrista en el documental de 2012, ‘Quadrophenia Can You See The Real Me?'.
Antes de la actuación Keith Moon intentó calmar sus nervios. Era el primer concierto de The Who en América después de dos años y las entradas se habían agotado. Ese día, incluso vomitó. Había llegado al recinto del brazo de una joven fan, quien le ofreció algo para tranquilizarle. Él aceptó. Al parecer, ambos añadieron un puñado de tranquilizantes de caballo a su vaso de brandy. Lo que tomaron contenía PCP (fenciclidina), comúnmente conocido como ‘polvo de ángel’, un producto químico utilizado para tranquilizar a los animales. Y les pasó factura. A los dos.
Empezó el concierto. Entre el público estaba Scot Halpin, un joven de 19 años, fan de The Who, que había viajado desde Monterrey, California, para ver a sus ídolos. Le acompañaba su amigo Mike Danese. Llegaron con mucha antelación y consiguieron situarse muy cerca del escenario. En seguida, se dieron cuenta de que algo no iba bien: “Se podría decir que Keith Moon estaba perturbado”.
Aunque Keith tocaba de forma considerablemente errática, nadie se dio cuenta de la potencia de la droga que había ingerido hasta que su amiga empezó a tener convulsiones y tuvieron que llevarla rápidamente al hospital. Veinte minutos después… el batería estaba en serios apuros. Cuando tocaban ‘Won’t get fooled again’, se desplomó. “Y entonces cayó hacia atrás y tuvo que ser arrastrado fuera del escenario”, dijo un testigo al San Francisco Chronicle. Se había quedado literalmente dormido. Pete se dio cuenta de que Keith no estaba en su puesto y se lo dijo a Roger. Terminaron la canción… con la batería extrañamente silenciosa.
Mientras en el ‘backstage’ intentaban reanimar a Keith poniéndole bajo una ducha de agua fría, Townshend decía al público: “Está fuera de combate. Creo que ha comido algo que no debería haber comido. Es vuestra comida extranjera. Lo siento”. Después de 30 minutos y una inyección de cortisona en el tobillo, Keith Moon volvió al escenario, ocupó su puesto, agarró sus baquetas e intentó continuar. Pero tocaba de forma lenta y sin ritmo. Ni siquiera pudo terminar la siguiente canción, ‘Magic bus'. Moon se desplomó otra vez. Cayó sobre la batería. De nuevo, le sacaron de allí. Pero esta vez no regresó. Esta vez le llevaron al hospital y le hicieron un lavado de estómago.
El resto de la banda se esforzó y después de tocar algunos temas sin percusión, Pete se acercó al micro y preguntó a las 14.000 personas que llenaban el recinto: "¿Alguien puede tocar la batería?". Repitió la pregunta añadiendo: "¡Necesito a alguien realmente bueno!”. Mike Danese agitó las manos y dijo al staff de seguridad, “¡Él puede tocar!". En realidad, a Scott Halpin le faltaba práctica y hacía un año que no tocaba. Aun así, se encontró de repente viviendo un sueño y tocando en la batería de Keith Moon junto a sus héroes. Tres canciones en los últimos 30 minutos del show: 'Smokestack lightning', "Spoonful' y una ambiciosa versión, cercana a los 10 minutos, de 'Naked eyes'. “Solo toqué tres temas y estaba muerto”.
El concierto concluyó con Halpin haciendo una reverencia y aplaudido por el público y por sus ídolos. En el backstage, el grupo se lo agradeció. Le regalaron una cazadora de la gira de Who y Roger Daltrey le prometió que le enviaría un cheque de 1000 dólares, aunque el dinero nunca apareció. También les dieron, a él y a su amigo, comida y bebida en abundancia para su largo viaje a casa. Posteriormente, Halpin habló de su aventura en Hoosier Times: "Para ser honestos, todo lo que pasó está envuelto en una bruma porque fue muy rápido. No tuve tiempo de darme cuenta y asimilarlo. Solo pensaba en no meter la pata”. Lo último de lo que era consciente era del trago de brandy que dio antes de sentarse y del enorme tamaño de la batería de Keith Moon.
Cinco años después, Keith Moon falleció tras una sobredosis accidental. Tenía 32 años. Su sustituto esa noche, Scott, tocó la batería en muy pocas ocasiones, prefería la guitarra. Lamentablemente, falleció de un tumor cerebral en 2008, con solo 54 años. Su mujer escribió a Pete Townshend para comunicárselo y se quedó atónita cuando el guitarrista respondió con un emotivo mensaje que fue leído en el funeral: “Scott está a menudo en mis pensamientos y siempre con gratitud y afecto. Demostró un gran coraje y humor ocupando el puesto de Keith Moon ese día fatídico. Scott tocó tan bien… sonrió y se fue a casa… Yo evalúo mi vida por la gente grande y buena que he conocido ocasionalmente. Scott es una de esas personas grandes y buenas”.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop...