Elvis Presley no quiso hablar “con ese loco hijo de puta” cuando Jerry Lee Lewis fue a verle… armado y ebrio

Tan solo nueve meses después del incidente, el ‘rey del rock’ falleció

Jerry Lee Lewis, Carl Perkins, Elvis Presley y Johnny Cash / Michael Ochs Archives

El 23 de Noviembre de 1976, un visitante inesperado llegó a las puertas de Graceland. No, no era Bruce Springsteen, quien había saltado la valla solo siete meses antes. En esta ocasión, el hombre que quería ver a Elvis Presley era Jerry Lee Lewis. Lo intentó dos días seguidos. La segunda, además de ir ‘cargado’ de alcohol, exhibió una flamante pistola cromada… igual de cargada que él. Elvis le observaba desde los monitores de su casa. “No quiero hablar con ese loco hijo de puta", le dijo a su guarda de seguridad. La policía se llevó arrestado al pionero del rock ¿Planeaba disparar a su viejo amigo?.

Curiosamente, la conexión de Lewis con Elvis se remonta a los primeros días de Sun Records, en 1956. Ambos compartían pasión por la música gospel e incluso trabajaron juntos. Es bien conocida la ‘jam sesión’ improvisada del llamado Million Dollar Quartet, en la que, además de Elvis y de Jerry, también estaban Carl Perkins y Johnny Cash. La sesión, que tuvo lugar el 4 de Diciembre de 1956, en los estudios Sun Records, en Memphis, Tennessee, se considera un momento transcendental en la historia del rock and roll.

Dos décadas después de aquel histórico ‘cuarteto del millón de dólares’, Lewis, conocido por su destreza al piano y por descomunales hits como ‘Great balls of fire’, se presentó a las puertas de Graceland. Fue a primeras horas del 22 de Noviembre de 1976. Llegó en su nuevo Rolls Royce. Quería ver a Elvis. Sin embargo, el guarda de seguridad, Harold Loyd, le dijo que estaba dormido y le indicó que se marchara. Jerry dio las gracias cortésmente y se fue. Horas después, sobre las 9:30 a.m. Lewis volcó su Rolls… valorado en 46.000 dólares (el equivalente a 204.000 dólares de 2020). Pasó por comisaría acusado de imprudencia temeraria por conducir ebrio y sin carnet de conducir

El 23 de Noviembre, menos de 24 horas después, salió de uno de sus garitos nocturnos favoritos (The Vapors) en torno a las 2:30 a.m. y por motivos que todavía son objeto de debate, decidió regresar a Graceland. Esta vez conducía el último modelo Lincoln Continental y exhibía una flamante pistola cromada en plata. Además de ir armado, estaba enfadado y, obviamente, borracho. Una peligrosa combinación para alguien que tenía el pseudónimo de ‘The Killer’. “Estaba fuera de sí”, recordaba Loyd en www.elvis.com.au. “Gritaba, vociferaba, decía palabrotas”. Y ordenó, “Coge ese maldito teléfono. Sé que tenéis un sistema de intercomunicación. Llama a Elvis y dile que quiero hacerle una visita ¿Quién demonios se cree que es? Dile que el ‘Killer’ está aquí para verle”.

Lo que el ‘Killer’ no sabía era que Elvis estaba observando lo que ocurría a través de los monitores del circuito cerrado de su casa y llamó a su persona de seguridad. “Tartamudeaba un montón cuando se enfadaba, ‘¿Q-Q-Qué demonios pasa ahí, Harold?”, recordaba Loyd. “Le dije, ‘Bueno, Jerry Lee Lewis está sentado aquí en su coche, en la puerta, blandiendo una pistola Derringer y montando un buen lio”. Presley contestó, ‘Oh, n-n-no quiero hablar con ese loco hijo de puta’. Y pidió a Loyd que llamara a la policía. “Le dije que ya lo había hecho y él añadió, ‘Bueno, cuando lleguen, diles que encierren su culo y tiren la condenada llave lejos. ¿De acuerdo?”.

Elvis Presley en Graceland

Elvis Presley en Graceland / Bettmann

Enviaron seis coches patrulla. El oficial Billy J. Kirkpatrick fue el primero en llegar. Jerry seguía sentado en su coche con una de las ventanillas del Lincoln rota. El artista había  estampado en ella una botella vacía de champagne y tenía heridas en la cara de los cristales rotos. Balanceaba sobre su rodilla la pistola calibre 38. Amartillada y cargada. Lee Lewis se mostraba extremadamente inestable, arrastraba las palabras y el aliento le olía a alcohol. Le informaron de sus derechos y le arrestaron por llevar la pistola y estar ebrio en un sitio público.

La historia ocupó los titulares de todo el país… Según los rumores, Jerry había querido asesinar a Elvis. El incidente dio pie a todo tipo de especulaciones.  Algunos cuentan que Jerry agitaba la pistola y gritaba que él era el auténtico “rey del rock and roll”.  Lewis testificaría después en el juzgado que estaba allí porque Presley le había llamado diciéndole que quería verle. Según publicaba The Press Chronicle, durante un concierto aludió al incidente: "Yo y Elvis somos amigos. Él es el mejor artista, exceptuándome a mí". También dijo, "Yo no disparé a nadie... solo quería que supiera que estaba en la ciudad".

Finalmente, en el juicio del 3 de Mayo de 1977, Lewis fue  absuelto de todos los cargos. Testificó que estaba tomando medicación, que había olvidado que la pistola estaba en el coche y que nunca gritó: “El ruido que oyeron debió ser mi reproductor de cintas de cassette".

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Las verdaderas intenciones de Lewis esa noche en Graceland siguen sin estar claras. Es un extraño capítulo en la historia de las dos leyendas del rock and roll. Elvis y Jerry nunca se volvieron a ver. Tan solo nueve meses después, Elvis Presley falleció.

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Alicia Sánchez

Periodista en busca de historias chulas del pop...