Muere Marisa Paredes, icono del cine español y Goya de Honor, a los 78 años

La actriz Marisa Paredes, icono del cine español, presidenta de la Academia y Goya de Honor 2018, ha fallecido este 17 de diciembre según ha informado la propia Academia de Cine.

Nacida en Madrid en el año 1946 en el seno de una familia humilde, la actuación siempre ha sido su pasión. Quiso ser actriz desde que tenía cinco años, algo que terminó logrando con una filmografía tan extensa como variada.

Trabajó con directores como Guillermo del Toro, Fernando Fernán Gómez o Pedro Almodóvar —entre otros—, con títulos como El Espinazo del Diablo, El Mundo sigue o Tacones Lejanos y Todo sobre mi madre, respectivamente. Más allá del cine, también hizo proyectos en televisión; entre los que destaca Estudio 1, que conectaba con otra de sus pasiones: el teatro.

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Su gran nombre ha ido siempre acompañado de una larga lista de reconocimientos. De sus más de 75 películas, 80 proyectos televisivos y 15 obras teatrales, Paredes ha recibido el mencionado Goya de Honor 2018 —estuvo nominada en 1987 y 1995 por Cara de acelga y La flor de mi secreto, respectivamente, aunque no se lo llevó—, la Gran Medalla Vermeil de la Villa de París, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y el Premio Nacional de Cinematografía, entre otros.

Entre sus trabajos más destacados, además de lo nacional, estuvo su participación en películas como La vida es bella, Mi familia italiana o Tres vidas y una sola muerte; aunque también se le quedaron cuentas pendientes: rechazó trabajar con uno de los últimos ganadores del Oscar, Yorgos Lanthimos, director de Pobres Criaturas. Más allá de la interpretación, estuvo su cargo como Presidenta en la Academia de Cine, del año 2000 al 2003.

Actriz por vecindad, compromiso por clase

El interés por las interpretación le vino, como se indica sobre estas líneas, a la temprana edad de cinco años. El motivo fue sorprendente: vivía en la madrileña plaza de Santa Ana, frente al Teatro Español. En tiempos de posguerra y dictadura, los actores y actrices, así como las radionovelas, fueron su gran escapatoria y el espejo donde mirar el futuro que quería. Acabó debutando a los catorce años a raíz de pedir trabajo en la puerta, en un papel de prostituta.

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Feminista confesa, su compromiso con lo social también le viene de la época. Supo desde niña que pertenecía a una familia pobre, algo que influyó en cómo se ha manifestado y dado su opinión en diferentes ocasiones, desde el discurso en los Goya de 2003 que dio como Presidenta de la Academia contra la Guerra de Irak a uno más reciente, en el funeral de Concha Velasco, cuando se opuso ante las cámaras a que una política estuviera presente.

Con Marisa Paredes se va una vida de cine, ya sea delante de las cámaras o sobre las tablas. Un legado que posiblemente sea homenajeado en la próxima edición de los Premios Goya 2025, y que ya forma parte de la historia del cine español, del que siempre será un rostro imprescindible. Descanse en paz.