‘Universo Calleja’: Jesús comparte la dura historia de su hijo nepalí y se rompe con la canción que le ha compuesto Antonio Orozco
Una viaje de emociones intensas con historias que necesitan ser contadas para seguir creyendo en la humanidad

Jesús Calleja con su hijo nepalí en 'Universo Calleja'. / Mediaset
Jesús Calleja está demostrando, una vez más, que un viaje te puede cambiar la vida o, por lo menos, marcar lo suficiente para que supongo un hito importante en tu vida. Él decidió llevarse a varias celebs con él para vivir aventuras y dejarse conocer. Porque cuando parece que ya conocemos todo de alguien, llega y nos sorprende.
Hemos visto a Antonio Orozco subir un 4000 con mucho esfuerzo. Le hemos visto tirarse en la tirolina con más desnivel del mundo, visitar templos y disfrutar mucho. También le hemos escuchado hablar de los momentos más duros de su vida. Pero su viaje llega a su fin. Antes, quería devolverle algo a Jesús y nada mejor para hacerlo que una canción.
"¿Tú te acuerdas el día que me llamaste para venir aquí? Me dijiste que podría componer algo, preparar algo... Y que de todo este viaje que estamos compartiendo ahora pudiese salir algo más que el viaje en sí, que ya es mucho", le decía cuando se encontraban a solas con un paisaje único de fondo.
"Estuve trabajando bastante en una idea. Me gustaría, si tienes un segundo, que puedas ponerte estos auriculares. Solo quiero que lo escuches. Por devolverte todas las cosas bonitas que me has dado. Ojalá que esto sirva", le explicaba mientras le daba unos auriculares.
Y es entonces cuando sonaba esa canción que reconoce todo lo que le ha dado Jesús a Antonio. Está claro que ya forman parte el uno de la vida del otro. "Algo que a los cinco segundos te emociona así... Resume este viaje", decía Jesús antes de romperse del todo por la emoción de lo que acababa de escuchar.
Jesús Calleja cuenta la historia de su hijo nepalí
No era el único momento en el que el expedicionario se rompía en la última entrega de Universo Calleja. En un encuentro con todos sus invitados, les contaba por qué es tan importante Nepal no solo en su vida profesional, sino también personal.
Les contaba que hace más de 20 años apadrinó a dos niños nepalíes, Ganesh y Simba que, por aquel entonces, tenían graves problemas de salud y educación.
Tres valles más allá de donde estaban, está el Valle de Rolwaling donde le encargaron en una ocasión una expedición, el valle más aislado de todo Nepal. “Llevaba varios días de exploración por allí y notábamos que alguien nos seguía, notábamos que las zarzas se movían, las plantas se movían. Me empiezo a mosquear y les digo a los otros sherpas: 'Vamos a organizaros y atrapados al tipo que nos sigue'. Era un crío que tendría como 11 años, lleno de heridas, olía que apestaba, no hablaba Nepalí", contaba sobre su hijo Simba.
"Era de un pueblo donde su madre se murió, el padre era joven y quería casarse con otra mujer y solo lo puede hacer si el padre repudiaba al hijo y lo expulsaban del pueblo. El niño es expulsado y vive en el bosque. Me le encuentro y digo, ¿qué hago con este crío? y decidimos bajarle a Katmandú”, contaba sobre su historia vital.
“Años después se me ocurrió la idea de los masajes”, relataba, “le preparé con masajistas hindús y le alquilé un local para montar una pequeña clínica muy modesta, pero el chico, muy preparado, subió aquí y lo ha petado".
También contaba que hace seis años, le llamó para contarle que el epicentro del terremoto que asoló el país había estado en su pueblo. Y, aunque no le había pedido nunca nada, en ese momento le pidió ayuda para hacer algo en el lugar del que le habían expulsado siendo tan solo un niño.
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“Hago una colecta por las redes sociales, le pido a David Bisbal que me ayude, conseguimos cinco camiones llenos de material para reconstruir las 470 casas, la escuela y el monasterio", desvelaba.
Pero ahí no acababa la historia: “Total que cuando nos sientan a Bisbal a mí en una especie de trono y sonaban las trompetas del monje y el pueblo estaba emocionado porque les habíamos ayudado. Yo mando parar y les digo: 'Estamos aquí porque un niño al que expulsasteis del pueblo, si yo no me lo hubiera encontrado, vosotros no tendríais la reconstrucción del pueblo y una nueva vida por delante’. Y cuando le saqué, imaginaos la gente”.
“El padre lloraba como jamás he visto llorar a nadie, se golpeaba, le besaba los pies a su hijo, al que había repudiado unos 18 años atrás", añadía. Omar Montes no podía evitar reconocer que le estaba explotando la cabeza con la historia.
Conociendo a Simba
En ese momento entraba Simba, el hijo nepalí de Jesús y le hacían preguntas. Orozco le preguntaba si había perdonado a su padre y se rompía, incapaz de hablar. El cantante se quedaba pillado, pero Jesús le aseguraba que era el tema más doloroso, pero que no se sintiera culpable por haber sacado el tema.
"Cada vez que se quiere hacer cualquier cosa en el pueblo no se hace sin consultarle, ocupa la mejor casa del pueblo, se casó con la profesora y tiene dos niñas maravillosas. Su vida se cambió y ha pasado de que le echaran del pueblo a ser el más importante del pueblo", decía como final feliz, Jesús.
“La cosa, al final, se resume en que hay muchas historias por ahí en las que podemos involucrarnos y, a poco que hagamos, cambiamos vidas. La vida de él cambió otras vidas y cambió un pensamiento. El pueblo olvidó esa traición y prometieron que no volverían a hacer eso".
Está claro que los viajes de Jesús son más que un viaje.