La crisis del voto en Eurovisión: ¿Puede el festival volver al antiguo sistema único de jurado?
Cada vez son más las voces que critican el televoto que ha pasado de popular a organizado

Eurovision 2025. / picture alliance
Eurovisión afronta desde hace varios años una crisis de imagen y credibilidad de la que tiene muy difícil poder salir si no toma medidas urgentes. Y no estamos hablando solo del lío político del festival por la presencia de Israel (cuestión tan antiguamente debatida como la propia guerra en Palestina) y no de Rusia (por poner un ejemplo) sino de un sistema de televotación que ha pasado de ser un elemento popular a estar controlado por lobbies organizados.
Lo ocurrido en la edición de 2025, celebrada en Basilea, ha reabierto un viejo debate y ya son varios los países que están pidiendo a la UER y la EBU transparencia total en la publicación de los listados del televoto o amenazan con abandonar el festival. España ha estado en el ojo del huracán por lo sucedido en RTVE durante la presentación de Israel en semifinales y el mensaje previo a la retransmisión de la final. Pero no es el país más afectado ni mucho menos por lo sucedido en el televoto.

La indignación de Suiza (y de Bélgica, España...)
Pocos pueden entender que tras conocerse la opinión experta de profesionales que conforman los distintos jurados de los países participantes en Eurovisión 2025, una canción como la de Suiza, que marchaba en segundo lugar con opciones a reeditar su triunfo de 2024, quedara relegada a posiciones de media tabla. Los 214 puntos que le dieron los jurados de los países se convirtieron en 0 para el televoto. ¿A nadie en Europa y resto del mundo le gustó un tema que había enamorado a los profesionales de la música? Difícil de creer.
LOS40
LOS40

En el lado contrario del espectro Ucrania e Israel, dos países inmersos en la guerra que desde hace años vienen acumulando gigantescas cifras de votos populares cuando sus canciones son ninguneadas por los expertos (posición 14 de 26 para ambas con apenas 60 puntos).

El televoto en Eurovisión: de popular a organizado
Lo de Yuval Raphael con la canción New Day Will Rise llamó especialmente la atención por cuanto que en los 38 países (incluyendo resto del mundo) que pudieron hacer televoto triunfó en 12 de ellos (y en la edición de 2024 fueron 15).
Este fenómeno ha sido interpretado por muchos como el resultado de una estrategia de lobbies organizados que movilizan votos masivos desde la diáspora o por afinidades políticas.
En el caso de Israel, el contexto geopolítico ha sido determinante: su participación, en plena guerra en Gaza, generó protestas, abucheos y una intensa polarización. A pesar de ello —o quizás precisamente por ello—, el televoto le otorgó un respaldo abrumador. ¿Es esto justo en un concurso que se define como apolítico?
Historia del televoto en el festival de Eurovisión
La Unión Europea de Radiodifusión (UER) introdujo el televoto en 1997 en algunos países para democratizar y popularizar el certamen, permitiendo que el público tuviera voz. Desde 2009, se adoptó el sistema mixto actual: 50% jurado profesional, 50% televoto. Pero los resultados de los últimos años han demostrado que el equilibrio es frágil porque cada vez con más frecuencia suceden estos 'vuelcos' de votación que dejan claro que el sistema tiene rendijas por las que estas organizaciones intentan modificar el resultado el festival.
Y no lo dice este humilde redactor sino los que participan de esta movilización. En redes sociales, se han hecho públicos una serie de tweets que muestran a usuarios activos del certamen comentando sus votaciones. La aplicación permite votar hasta 20 veces con distintas tarjetas de crédito, sin necesidad de identificarse.
El problema no es solo la disparidad entre jurado y público, sino la percepción de manipulación. El televoto, aunque democrático en esencia, es vulnerable a campañas organizadas, nacionalismos exacerbados y factores extramusicales. En cambio, los jurados —compuestos por músicos, productores y expertos— evalúan aspectos técnicos como la voz, la composición o la puesta en escena. Su criterio, aunque no infalible, aporta una capa de profesionalismo que el televoto no garantiza. E insisto, ni siquiera estoy hablando de Melody.
¿Puede Eurovisión volver a un sistema único de jurados?
Volver a un sistema exclusivamente basado en jurados, como el que rigió hasta 1996, no sería una regresión, sino una forma de proteger la integridad artística del certamen. En aquel entonces, las decisiones eran más predecibles, sí, pero también más coherentes con los méritos musicales. El televoto ha traído espectáculo, pero también ha convertido Eurovisión en campo abierto para quienes tienen tiempo y dinero que invertir en poder cambiar los resultados de un festival de la canción por mera afinidad política o para blanquear la imagen de un país.
Por supuesto, eliminar el televoto no es una decisión sencilla y más bien impopular entre los fans pero mucho más entre los lobbies. Bastaría con limitarlo y que el sistema sólo supusiera un 10 o un 20% del total o, en último caso, que fuera considerado como un 'país' más con posibilidad de otorgar 12, 10, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2 y 1 punto como máximo.
Lo que está claro es que el sistema actual está en crisis. La indignación en Suiza, que vio cómo su candidatura se desplomaba pese al respaldo del jurado, es solo un síntoma más. No se trata de negar la voz del público, sino de garantizar que esa voz no sea secuestrada por intereses ajenos a la música. La pelota ahora está en el tejado de Eurovisión que afronta una de las mayores crisis de imagen de su historia.