Teatralidad, poderío y pop: Chappell Roan se adueña del tercer día del Primavera Sound

Y ya ha pasado: hoy ha sido el final del festival que marca el inicio de la temporada de festivales. El último gran día del Primavera Sound ha cerrado tres jornadas de música y emoción, en una edición donde las verdaderas protagonistas han sido las reinas: Charli XCX, Sabrina Carpenter y Chappell Roan.

Desde primeras horas de la tarde, el Parc del Fòrum respiraba ese ambiente especial que solo se siente cuando sabes que todo se acaba: con ganas de exprimir hasta el último baile, de cantar con más fuerza, de darlo todo. Aunque el cartel del día venía fuerte —con nombres como Amaia, Fontaines D.C. o Central Cee—, había algo claro en el ambiente: todo el mundo estaba allí para ver a Chappell Roan.

La artista estadounidense, ya convertida en icono queer, fue la encargada de canalizar esa energía colectiva en uno de los shows más esperados del festival. Y tan esperado era que no cabía ni un alma más.

Salió a un escenario que representaba un castillo gótico, donde ya se intuía que iba a haber una teatralidad de cuento de hadas —o de misterio y terror—. Acompañada de una banda solo de mujeres, comenzó uno de los conciertos más esperados del año en Barcelona.

Empezó el show tocando temas como Super Graphic Ultra Modern Girly o Femininomenon, para seguir con canciones como Casual o Kaleidoscope. Desde el primer minuto, se notaba su entrega total sobre el escenario: no paró de moverse, cantar con fuerza y conectar con el público en cada tema.

Uno de los momentos más especiales llegó con The Giver, su último lanzamiento, en el que sacó papelitos de un casco de obrero y los fue leyendo en voz alta: eran mensajes enviados por fans hablando de sus ex. Un gesto cargado de humor, especialmente en un concierto donde el tema de las exparejas fue recurrente, donde ella misma mencionó varias veces a la suya a lo largo del show.

La recta final del concierto vino acompañada de un cambio de vestuario que no pasó desapercibido y marcó el inicio del fin. Con Hot to Go!, y el público intuía que el final estaba cerca. Por eso lo dio todo cuando sonaron Good Luck, Babe! y Pink Pony Club, dos de los temas más coreados de la noche.

Durante esta última canción, Chappell se mostró visiblemente emocionada al ver al público cantándola al unísono. Justo en el puente, confesó que su madre estaba viendo el show, lo que añadió una carga aún más emotiva a ese cierre tan especial.

Sin duda, Chappell Roan supo entregarse por completo en un escenario muy lejos de su ciudad natal. Emocionada y enérgica, se presentó ante el público de Barcelona con una actuación memorable, llena de personalidad, que la caracteriza tan bien.

Con su show se cerraron los tres días principales del festival, en los que el público respondió con la misma intensidad jornada tras jornada. Un line-up que supo conquistar con acierto, repartiendo a las tres grandes protagonistas en días distintos y manteniendo la emoción hasta el final.