La dura historia de la muerte del hijo de María Galiana: "Mi marido lo encontró en la cuna sin vida"

María Galiana es uno de los rostros más reconocidos de la historia de la televisión en España. Su papel como Herminia en Cuéntame, entre otros, la ha llevado a los hogares de nuestro país con una imagen entrañable y muy querida. Pero la actriz no lo ha tenido fácil en su vida.

Tiene cinco hijos y enviudó hace 17 años. "Tuve a mis seis hijos muy seguidos. Sufrí la pérdida de un séptimo hijo. Murió por lo que se conoce como muerte súbita del lactante, también llamada muerte en la cuna. Fue Rafael [su difunto marido] quien lo encontró, en su cuna, sin vida. Lo típico: lo dejas después de comer y de bañarlo. Rafael se levantó —estaba durmiendo la siesta en pijama— y me dijo que el niño había muerto. Fue aquí, en Madrid. Está enterrado en La Almudena", ha explicado María en el programa de Sonsoles Ónega este martes 10 de junio. "Se supera, sí. ¿Cómo? Teniendo más. Después de él nacieron otros cuatro hijos, así que no queda otra que seguir adelante", ha añadido.

Como mencionamos en líneas anteriores, María no lo ha tenido fácil. Con 90 años, admite que piensa en la muerte, pero intenta hacer frente a estos pensamientos de la mejor manera. "El tiempo va a ser muy corto, por eso yo intento aprovecharlo lo más posible. Te duele todo, pero no pierdes la cabeza, y eso es fundamental", se ha sincerado.

Sobre la pérdida de su marido hace 17 años, ha confesado: "Desde su muerte, hace 17 años, vivo sola. Nunca he tenido la tentación de volver a conocer a un hombre. No me aburro nunca, no necesito compañía. Yo amo la soledad y eso es muy difícil de encontrar. Yo echo de menos tener a mi lado un alma gemela. Poder hablar. El hecho de que nosotros fuéramos capaces de tener charlas inmersas, es lo que realmente echo de menos. Echo de menos, no la compañía, el hecho de cambiar impresiones. Cambiar criterios y opinar sobre cosas. Algunas veces lo hago con mis hijos, pero no tiene nada que ver."

Para María, la vida es un abrir y cerrar de ojos, y aunque a ella no se lo han puesto fácil, piensa disfrutar cada día que amanece.