Chappell Roan y SZA se confiesan en una conversación diferente: “No me importaba, hasta que la gente empezó a odiarme por mí misma y no por mi arte”
Se confiesan sobre asuntos tan dispares como la magia, las hadas o las críticas negativas

Chappell Roan, en Broadway. / Bruce Glikas
Si algo tiene en común SZA y Chappell Roan más allá de que son mujeres en la industria musical es que ambas se han hecho un hueco siendo ellas mismas y expresándose sin filtros. Por eso, una charla entre ambas, es siempre interesante y la tuvieron en abril antes de que SZA emprendiera gira con Kendrik Lamar. La publica ahora Interview Magazine y nos deja claro que, en el fondo, esa autenticidad acaba pasando factura.
Desde luego, son diferentes al resto y basta ver las preguntas que le lanza Roan a su compañera. Tras preguntarle por si cree en las hadas y la magia, sabemos que SZA es una artista mística que le lanza deseos al río. De hecho, reconoce que de niña la consideraban una friki. Y en parte es por series como Xena la princesa guerrera, Buffy Cazavampiros o Hércules, asegura.
“Solía recopilar pequeños secretos y pistas sobre la vida de todos, que no decían en voz alta, y luego los guardaba en carpetas manila en un archivador. Cada uno tenía su propia carpeta”, relata sobre algunas de sus rarezas de la infancia.
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No duda en compartir algunos de esos secretos que guardaban en esas carpetas: “Encontré una tarjeta de visita de un club de striptease en el abrigo de mi padre, pero no le dije nada ni a él ni a nadie. La guardé en la carpeta manila. O vi a la Sra. Murphy fumando un cigarrillo y teniendo una conversación de la que no debería haber sido testigo, al fondo de la cafetería, y la guardé en la carpeta”.
En cuanto a la amistad, le costaba de pequeña y ahora no lo busca, simplemente surge como la suya con Lizzo a la que considera una buena amiga con la que emborracharse o resguardarse si le duele la barriga.
SZA y su espiritualidad
Esa espiritualidad le ha llevado a hacer las cosas a su manera, esa que no todo el mundo entiende: “Hablé con una astróloga y me dijo: 'Saca estas tres canciones porque tu luna está en Piscis y la luna está cambiando'. Eso funcionó, así que le preguntaré de nuevo. O hablé con un padrino y me dijo: ‘Solo di esto siete veces y lávate con este jabón’. Y funcionó. A veces las cosas se concretaban; a veces no”. Era una forma de enfrentarse a sus ataques de pánico. Ahora, prefiere darle poder a la curiosidad y ver a dónde le llevan las cosas.
También habla de religión, más concretamente del cristianismo y antes de meterse en jardines, quiere matizar porque lo equipara a algo más esotérico. “No digo que el cristianismo sea brujería. Digo que el cristianismo, y prácticamente todas las religiones, son una expresión de las leyes de la magia. Nada escapa a las leyes de la magia, y punto”, matizaba.
Dudas de Chappell Roan con las críticas negativas
SZA lanzaba un mensaje de construirse cada uno su propio espacio sin sentirse solo en el mundo ni importarle el qué dirán, porque siempre se puede encontrar, antes o después, alguien con quien conectar. Chappell Roan reconoce que está en ese momento de valorar si hacer las cosas como ella quiere, compensa.
“Creo que lo estoy haciendo como quiero, pero no a todo el mundo le gusta. Le gritaría a una zorra en la alfombra. Creo que ahora mismo en mi carrera, solo estoy tratando de ver si la forma en que lo he estado haciendo es sostenible. ¿Me siento cómoda con las críticas por decir lo que pienso? Ahí es donde estoy ahora mismo”, admite.
Porque sí, aunque parezca que no le importa nada, en realidad, sí que lo hace. “No me importaba, hasta que la gente empezó a odiarme por mí misma y no por mi arte. Cuando ya no se trata de mi arte, es como: Me odian porque soy Kayleigh, no porque odien las canciones que hago. Ahí fue cuando cambió”.
“Cuando se sacan las cosas de contexto, la gente asume mucho sobre ti. No pensé que me importaría tanto. Cuando se trata de mi arte, soy como: ‘Perra, puedes pensar lo que quieras. Tienes derecho a odiarlo con todas tus fuerzas’. Pero cuando se trata de mí y mi personalidad, es como: ‘¡Rayos! ¿Soy la zorra más insufrible de nuestra generación?’", añade.
No puede ser más sincera.