Duki, el modo diablo que la rompió en Holika VII: "Espero que este recuerdo se les quede para toda la vida"
Gran protagonista de la segunda jornada de este festival en La Rioja

Duki, en Holika VII. / Maya Bargueño
La segunda jornada del Holika VII, en Calahorra, tenía un plato fuerte, el concierto de Duki en el escenario principal dentro de la parte urbana de un festival que se divide entre este género y el electrónico. El Imperio romano en el que se ha convertido estos días el pueblo riojano tuvo un Ave César absoluto y fue el argentino que llegó con un espectáculo lleno de fuego, y no solo por los colores –rojo y amarillo- que envuelven los visuales y luces de su espectáculo, sino por la energía que desprendía el modo diablo. Llegaba después de una primera jornada marcada por los conciertos de Omar Montes, Ozuna y Omar Courtz, entre otros.
Antes de su actuación, abrió el escenario el artista cubano americano, Gonzy. Pese al sol abrasador que caía a esas horas sobre la explanada del festival, el artista optó por un total look negro y no obvió los comentarios referentes al calor. Cantó éxitos como X’Clusivo y firmó, incluso, la zapatilla de un fan.
Tomó el testigo Nikone que dejó claro que no era su primera vez en el Holika y tiene esa familiaridad que le permitió interactuar constantemente con su público, totalmente entregado a su rap e, incluso, hasta a sus canciones más tristes, que las hubo como recuerdo a su álbum de 2015, Serendipia.
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Desde fuera del escenario entró cantando Cyril Kamer que derrochó actitud con temas como Cinderella, Angelina o Thalía. Un repertorio que coreó un público que aguantaba el calor con estoicismo y algún desmayo que otro.
Entre su concierto y el comienzo de Duki, muchos aprovecharon para pasarse por el escenario Cutty Shark para derrochar energía, buen rollo y adrenalina con Disobey, el colectivo madrileño cuya estética se inspira en la cultura underground de principios del 2010 que subió las revoluciones del festival. Algunos, incluso, se perdieron el inicio del plato fuerte hipnotizados por su propuesta.
Un modo diablo en La Rioja
Pero la gran mayoría de los holikers se prepararon frente al escenario principal, pasadas las diez de la noche para ver la entrada triunfal de Duki al ritmo de Rockstar, la canción de 2018 y después, la parte 2.0 de cinco años después. Ya desde el principio, dejando claro que llegaba dispuesto a conquistar el Imperio.
Con las luces de contra enfocando al público y silueteando al cantante, se marcó las dos partes de este himno para los que comulgan con su Vida de rock, que tampoco faltó después de constatar que los asistentes eran mayoritariamente jóvenes. “Disfruten la vida, la vida es una sola”, les dijo.
Fue mezclando últimos éxitos con algunos más antiguos que dejaban más parado a un público que no conocía tanto su antiguo repertorio. Una de las sorpresas fue ver a Judeline en las pantallas. No, no estuvo allí, pero el argentino quiso tenerla presente mientras cantaba Imperio, su colaboración del año pasado que venía al pelo con la temática del festival.
No faltaron esos temas que todo el mundo espera como Los Del Espacio o su Bizarrap Session que comenzó a capela. Fueron los momentos donde más móviles vimos levantados para dejar grabado ese momento que muchos recordarán de por vida, porque lo que se vive en la adolescencia, marca por mucho tiempo.
Un urbano con banda en directo
Si algo hay que destacar de la puesta en escena de Duki es que, a diferencia de muchos urbanos, él lleva banda en directo para la que pidió un ruido. De hecho, dejó claro que solo quería pedir tres favores, el ruido para su banda, el ruido para sus técnicos y el ruido para el público que compra las entradas. “Es el séptimo año que vengo a España y me siento en casa”, gritó.
Se mostró agradecido con los allí presentes, especialmente con los que, sin gustarles demasiado su música, iban a verle para acompañar a alguien que sí disfrutaba con sus canciones. Aunque de los que no iban por él, había pocos, se notaba en el ambiente que había ganas de su directo.
Hubo ladridos en Hitboy, presencia de dos fans en el escenario para cantar con él Hello Cotto y regalarle un dibujo de Tuki, o muchos saltos con la canción que escribió en 2017 cuando le rompieron el corazón –como él mismo recordó-, She Don’t Give A Fo.
Cerró la poco más de una hora de espectáculo con Nueva Era, de su álbum Ameri y supo a poco, es lo que tienen los festivales, que te abren el apetito para repetir cuando el artista vuelva con su gira propia y lo hará en octubre con LOS40 como emisora oficial.














