Sexy, trágica y portuaria: la ‘Milonga del marinero y el capitán’, de Los Rodríguez, cumple treinta años

A nadie que se proponga componer una canción con el único fin de tener éxito se le pasaría por la cabeza escribir algo como ‘Milonga del marinero y el capitán’. Completamente diferente a lo que en España entendíamos como cánones del rock (urbano o progresivo en los setenta, desenfadado en los ochenta), esta pieza de Los Rodríguez situaba al desprevenido oyente en una taberna de puerto donde discurría una escena con tres improbables protagonistas: una mujer rubia que bailaba y dos hombres que, embelesados por la belleza de la chica, compiten por ella hasta la muerte. Los estereotipos del rock fueron desplazados aquí por ramalazos de milonga pampera, lo que sin duda descolocó al rockero medio español que, sin embargo, acogió con entusiasmo el resultado.

Después de dos discos de estudio y uno en directo, Los Rodríguez, banda madrileña formada por dos argentinos y dos españoles, habían alcanzado en 1995 la más alta cota de su reputación. Un argentino y un español eran los exTequila Ariel Rot y Julián Infante; ambos guitarristas. El porteño Andrés Calamaro y el batería madrileño Germán Vilella completaban el cuarteto (Infante falleció en 2000). Precisamente esa mezcla de orígenes, musicales y geográficos, alumbró en Los Rodríguez una suerte de sonido nuevo, distinto a casi todo lo que se conocía por entonces, y al que, por darle concepto, algunos denominaron “rock latino”.

Su segundo disco de estudio, Sin documentos, contenía un tema de mismo título que situó al grupo en primera línea de los que facturaban rock en castellano. Se esperaba, pues, que su continuación reforzara el estatus de Los Rodríguez, para lo que no se reparó en gastos. Con sesiones grabadas en Málaga y Madrid y el productor neoyorquino Joe Blaney —quien había empezado como ingeniero de sonido en los estudios Electric Lady de su ciudad, lo que le posibilitó codearse con muchos de los grandes del rock internacional; también era colaborador habitual del argentino Charly García— tras la mesa de mezclas, el álbum Palabras más, palabras menos llegó a las tiendas en abril de 1995.

“Milonga del marinero y el capitán” era precisamente el tema con que arrancaba el disco; posición que suelen ocupar canciones que la banda considera importantes y que sitúan al oyente en la atmósfera propicia para proseguir la escucha. Lo escribió Ariel Rot en solitario; no era infrecuente en Los Rodríguez que tanto él como Calamaro compusiesen canciones cada uno por su cuenta y, de vez en cuando, a medias. El otro tema clave del álbum, “Para no olvidar”, llevaba la firma de Calamaro.

La “Milonga” evocaba desde el título un género musical del folclore de los gauchos de Argentina y Uruguay, lo que en principio quedaba algo lejos al rockero español. Pero casi más llamativa que el guiño estilístico era la historia que relata. Un marinero y un capitán se reúnen en una taberna portuaria y encargan “otra botella de ron” mientras admiran las evoluciones de una “rubia loca que bailaba sola hasta el amanecer”. Aquella mujer, prosigue el texto, “ya no era joven, pero era audaz, y bailaba siempre al compás”.

La trama se complica cuando, tras el ron, aparece el champán y aquellos ebrios lobos de mar se disputan los supuestos favores de la bailarina, a quien “no le importaba que se la echaran a suerte”. La súbita rivalidad derivó en que “esa apuesta, al final, la ganó la muerte”. El desenlace lo conocíamos desde el principio, cuando en el tercer y cuarto versos de la canción se nos informa de que “ese sería el puerto final y lo fue tanto de verdad, que bajo el mar ahora descansan juntos los dos”.

Lo sexy, lo trágico, lo etílico, lo costero y cierto aire de otros tiempos tuvieron, contra pronóstico, enorme impacto en el público noventero español asiduo de bares y garitos que podían ser costeros o no, pero que conocía el deseo en noches de farra. Ayudado por un estupendo vídeo dirigido por Víctor Aparicio, cantante de Los Coyotes, la “Milonga” se convirtió en una de las canciones que más sonaron y se bailaron en nuestro país el verano de 1995, y el 15 de julio de aquel año llegó al número uno de la lista oficial de LOS40. Palabras más, palabras menos terminó siendo el último disco de Los Rodríguez, quienes en 1996 se despidieron con la recopilación Hasta luego.