Crónica: Trueno revive el hip-hop con su padre, el rapero Pedro Peligro, sobre el escenario de Alicante
El argentino se atrevió a improvisar unos versos sobre la ciudad de Alicante
Trueno en el último concierto de su gira, en el Movistar Arena de Madrid / Borja B. Hojas
Alicante vivió anoche una descarga eléctrica de energía con Trueno como protagonista absoluto del Alma Festival. Unas 3.500 personas llenaron el recinto para presenciar EL ÚLTIMO BAILE, la gira del joven argentino, en un concierto que se convirtió en una celebración de sus raíces.
Aunque arrancó el show en solitario, Trueno no tardó más de una canción en rodearse de su padre, el rapero Pedro Peligro, y KMI420. Junto a ellos, una banda de cinco músicos —teclado, bajo, guitarra, batería y congas— que no solo acompañaron, y es que era fácil quedarse embobada. Desde el primer beat hasta el último verso, la complicidad entre todos los miembros del escenario fue total. Se movían como si compartieran tanta sangre como Trueno y Pedro Peligro.
El papel de Pedro Peligro en el concierto fue clave, pero jamás invasivo. No le roba foco a su hijo, no le compite, no lo opaca. Al contrario: le da espacio, le suma, le arropa. Hay respeto mutuo y mucha química. Trueno lidera, y Pedro se pone al servicio del espectáculo. Esa armonía generacional convierte el show en la esencia más pura del hip-hop: un artista en el centro, con un séquito de aliados —MCs y músicos— que le sostienen el beat. Como en una buena jam, como en una plaza del barrio en la que empezó Mateo Palacios.
El repertorio recorrió con intensidad los puntos más álgidos de su carrera reciente, y fue un despliegue de energía desde el primer tema, PLO PLO!, hasta DANCE CRIP, pasando por hits como FUCK EL POLICE, TRANKY FUNKY, NO CUP, TIERRA ZANTA, o COMO ANTES. El show, marcado por la estética de su último disco, combinó a la perfección rap, funk, soul y hasta momentos de jazz, mostrando a un Trueno polifacético.
El público, entregado, convirtió el evento en una especie de homenaje futbolero: camisetas de la selección argentina y de Boca inundaban el recinto. El artista, con apenas 23 años, se mostró humilde pero con una seguridad escénica que impresiona. Trueno ya no es solo un freestyler, es un director de orquesta.
Trueno: "Yo no soy de Elche"
El momento más ovacionado llegó poco después, con un freestyle dedicado a la ciudad: "Yo no soy de Elche, yo soy del Che Guevara", rimó con una sonrisa cómplice que encendió al público. Y por si algo le faltaba al show, en uno de los momentos más desatados de la noche, Trueno no dudó en lanzarse al pogo junto a su público. Se mezcló entre los cuerpos saltando y empujando, sudando como uno más, como quien nunca ha dejado de estar ahí abajo
Y luego estaban ellos: los músicos. Tan jóvenes como él, pero con una destreza virtuosa. Si yo fuese músico, querría serlo de esta calidad. Con esa entrega y esa alegría genuina de estar sobre un escenario sin parecer nunca forzados. Tocaban como si les fuera la vida.
EL ÚLTIMO BAILE no suena a despedida, sino a consagración. Se le nota de celebración, como quien ha recuperado algo que es suyo por derecho: su música. Porque el pasado año, su antiguo equipo le hizo pagar por cantar sus propias letras. Ahora, libre, las canta como si fuera la primera vez.
Lola Rabal
Recién graduada en Periodismo y Comunicación...Recién graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la URJC. Viví en Chicago, donde descubrí el jazz y la producción musical. Desde entonces estudio danza clásica, piano y lenguaje musical. He pasado por Vogue, New Rock, Cadena Dial y ahora finjo saber en LOS40. Sigo buscando al sucesor de Quincy Jones.