Cuando Robbie Williams dejó Take That: treinta años del gran terremoto en la historia de las ‘boy bands’
Forzado a dejar la formación, en 2010, sin embargo, volvió a grabar con el grupo

Take That en Nueva York, en 1995. / Dave Hogan
El 17 de julio de 1995, Robbie Williams anunció que abandonaba Take That. Gran conmoción: la boy band británica estaba en la cúspide su popularidad y Williams era, con su talante gamberro y su seductor encanto, el componente más carismático del entonces quinteto. Todo cambió a partir de ese momento: Williams inició su carrera en solitario, Take That prosigueron su itinerario como cuarteto e incluso el ínclito fugado regresó a la formación unos años más tarde y de forma temporal… Pero aquel movimiento no solo precipitó el fin de la etapa dorada del grupo de fans sino que, en cierto modo, puso punto final a una era próspera de bandas de chicos en el pop.
La huida de Williams, por más que destrozase a sus seguidoras más acérrimas, era de esperar. Polémico y aficionado a consumir sustancias poco saludables, el cantante inglés (nacido en Stoke-on-Trent en 1974) desentonaba mucho con la personalidad de sus compañeros. Como es bien sabido, en cada una de estas formaciones (probablemente Spice Girls, banda de chicas, sea el ejemplo más claro) cada componente asume un rol: el romántico y dulce, el talentoso, el divertido… Williams representaba a la perfección el papel de travieso, pero llevado a unos extremos que sembraban dudas acerca de qué pintaba él en el grupo, en lugar de militar en una banda cualquiera de britpop.
En verdad, Williams se fue cinco minutos antes de que lo echaran. Su comportamiento errático había llegado agotado la paciencia del resto de miembros de Take That. Consideraban que desvirtuaba el concepto del grupo. Otros, como Gary Barlow, estaban más interesados en escribir canciones y defenderlas con solvencia en los escenarios. Fue Jason Orange quien, harto de la convivencia con Williams, dijo al mánager de la banda, Nigel Martin-Smith, que o Williams se marchaba o la carrera de Take That se acababa. Estaban en las semanas previas al inicio de una importante gira, y la perspectiva de tener al dicharachero e imprevisible Williams haciendo de las suyas por toda Europa no les convenía.
LOS40 Classic
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Orange y Nigel-Smith se reunieron con Williams y fueron claros: no querían llevar a cabo esa serie de conciertos con él. Williams captó el mensaje, y fue entonces, hace ahora treinta años, cuando optó por comunicar que se desligaba de Take That. La noticia fue un bombazo: aunque cada fan tenía un componente favorito, seguramente Williams era quien más fans tenía. El hecho de que esto le diera buenos augurios de cara a iniciar una carrera discográfica por su cuenta la facilitó el aceptar lo que a todas luces era un despido. Su indudable magnetismo y su sólida base de seguidoras hacían pensar que, en solitario, podía conservar, si no ampliar, la fama obtenida en Take That.

No andaba desencaminado: un año después de anunciar su salida de Take That, Williams debutó en solitario con una versión de “Freedom” (tema original de George Michael): llegó al número dos en la lista de sencillos más vendidos en Reino Unido. En 1997 lanzó su primer álbum, Life thru a lens, con el que se situó en primera posición. Este disco contenía un tema que puede considerarse un clásico del pop de finales del siglo pasado: la balada “Angels”. En general, con sus nuevas canciones Williams se alejaba del pop suave de Take That y se adentraba en el terreno más áspero del rock que se practicaba en su país en aquellos años.
Lo que casi nadie esperaba es que en marzo de 2009, Robbie Williams dejase entrever en algunas entrevistas que estaba en disposición de regresar a Take That. Su antigua banda, que se había separado en febrero de 1996 —solo siete meses después de que Williams desertase—, había retomado su actividad. En 2010 participó como uno más en la grabación de Progress, álbum que devolvió a Take That al número uno de las listas. Durante la gira de presentación, que agotó entradas en tiempo récord, el quinteto llegó a actuar ocho noches en el estadio de Wembley, en Londres. Pero ya en esos momentos Williams anteponía sus prioridades, y cuando en agosto de 2012 Take That actuaron en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres, prefirió quedarse en su casa y acompañar a su mujer, con la que acababa de tener un hijo.
Sin que hubiera comunicado de por medio, Williams no volvió a Take That, quienes han seguido publicando discos como cuarteto, sin él. Robbie, por su parte, ha continuado avanzando en su periplo como solista, y este 2025 lanzó un álbum con el elocuente título de Britpop. Sin perder su toque pícaro, en los últimos tiempos parece que Williams se muestra con los pies en el suelo y en diversas demostraciones públicas se ha reído de sí mismo. Algo que siempre define a las personas inteligentes.












