5 consejos para un verano más sostenible
Ningún cambio individual resolverá por sí solo la crisis climática, pero millones de pequeñas decisiones conscientes suman mucho.

Un verano más sostenible es un verano mejor. / Maridav
El verano es sinónimo de descanso, desconexión y disfrute. Pero también es una época de alto impacto ambiental. En España, los meses estivales coinciden con un aumento del consumo energético, una mayor generación de residuos y un uso intensivo de recursos hídricos, en un contexto climático que no da tregua: el país registró en 2023 su año más cálido desde que existen registros (AEMET). En plena emergencia climática, cada gesto cuenta. En El Eco de LOS40 te proponemos cinco consejos que no pretenden ser una guía exhaustiva, sino una invitación a repensar la manera en que vivimos el verano. ¿Te sumas?
1. Muévete de forma consciente
El transporte representa en torno al 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, 2022. Los viajes en avión son especialmente contaminantes: una sola persona emite cerca de 0,5 toneladas de CO₂ en un vuelo de ida y vuelta entre Madrid y Roma. Si tienes la opción, prioriza el tren o el autobús. Y una vez en destino, camina o utiliza la bicicleta. Cada kilómetro no motorizado es una pequeña victoria frente a la crisis climática.
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2. Replantea tus vacaciones
El turismo masivo tiene un alto coste ecológico. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), el sector turístico global es responsable de alrededor del 8% de las emisiones mundiales. Frente a esto, elige destinos menos saturados, de proximidad y con menor huella ambiental. El turismo rural, las estancias en espacios naturales protegidos (con respeto y siguiendo las normativas locales), o incluso el redescubrimiento de tu propia ciudad pueden convertirse en formas más sostenibles —y a menudo más enriquecedoras— de pasar tus vacaciones.
3. Agua: ni una gota de más
El verano coincide con un aumento del consumo doméstico de agua, justo cuando los embalses están en mínimos. A julio de 2025, la reserva hídrica española apenas supera el 40%, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica. Pequeños gestos como cerrar el grifo mientras te cepillas los dientes, duchas más cortas o reutilizar el agua del aire acondicionado para regar plantas pueden suponer un ahorro significativo. La gestión eficiente del agua no es una opción: es una necesidad. Y aunque la gran mayoría de los recursos se gastan en regadíos ineficientes o explotaciones ganaderas monstruosas, también podemos hacer cosas a pequeña escala.
4. Reduce plásticos (especialmente los de un solo uso)
La proliferación de residuos plásticos se multiplica en verano, especialmente en playas y espacios naturales. Según Greenpeace, hasta 12 millones de toneladas de plástico acaban cada año en los océanos. Usa botellas reutilizables, lleva tu propia bolsa, rechaza cubiertos y pajitas de plástico y opta por envoltorios compostables o reutilizables. Además de reducir residuos, estarás evitando que esos plásticos acaben en ecosistemas frágiles o en la cadena alimentaria.
5. Come local, come de temporada
La huella ecológica de los alimentos importados es enorme. Transportar fruta de ultramar o productos refrigerados de otros continentes implica emisiones innecesarias. Apuesta por frutas y verduras de temporada: son más baratas, más sabrosas y requieren menos recursos para producirse. El tomate, la sandía, el melón, el calabacín o el pimiento son opciones frescas, nutritivas y de bajo impacto si se cultivan cerca. Reduce el consumo de carne, pues tiene un impacto gigantesco en el planeta. Y siempre que puedas, procura comprar en mercados locales o directamente a pequeños productores para contribuir a una economía más justa y sostenible.












