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La profecía del MIT que predijo el colapso de la civilización en el año 2040

Las predicciones de un estudio de 1972 sobre una debacle planetaria parecen estar cumpliéndose con inquietante precisión medio siglo después.

El colapso del planeta, una amenaza real. / Rodrigo

En los años 70 se respiraba optimismo. Todo parecía posible. El progreso era la religión y el crecimiento, su incuestionable dogma. Pero un grupo de investigadores del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts, por sus siglas en ingles), liderados por Donella y Dennis Meadows, se atrevió a desafiar esa fe ciega con un informe incómodo.

Ese estudio, 'The Limits to Growth’, fue publicado en 1972 por encargo del Club de Roma, un think tank internacional fundado en 1968 por el empresario italiano Aurelio Peccei y el científico escocés Alexander King, cuyo objetivo era, precisamente, analizar los límites del crecimiento económico. La propuesta del estudio era tan simple como radical: usar un modelo matemático, llamado World3, para simular el futuro de la humanidad. No hablaban solo de economía o de energía, sino también de cómo interactúan población, recursos, industrialización, producción de alimentos y contaminación, tal y como ha recogido esta semana un artículo de ‘National Geographic’.

Todo está conectado, y esa era la clave. Frente a los análisis fragmentados de la época, World3 ofrecía una visión sistémica del planeta. Un experimento que, medio siglo después, parece haber sido más una advertencia que una curiosidad académica.

En el clavo

Al principio, muchos tacharon el informe de exagerado. Lo tildaban de alarmismo barato. Pero las décadas pasaron y los datos comenzaron a alinearse de forma inquietante con aquel escenario de referencia.

En 2014 y 2020, sendos estudios confirmaron que los principales pronósticos del MIT se estaban cumpliendo

Ya en 2014, el investigador australiano Graham Turner comparó las curvas reales con las proyecciones de 1972. Y lo que encontró no dejaba lugar a dudas: desde la producción industrial hasta las emisiones contaminantes, el mundo se comportaba casi exactamente como había anticipado el modelo del MIT.

La confirmación llegó con más fuerza en 2020. Gaya Herrington, analista en KPMG y entonces estudiante de Harvard, publicó en la revista ‘Yale Journal of Industrial Ecology’ un estudio que volvió a contrastar datos actuales con World3. Diez indicadores clave —desde la fertilidad hasta la producción agrícola— repetían la misma melodía: la humanidad avanzaba directo hacia el declive.

Lo que ocurrirá en 2040

El modelo proyectaba un pico de crecimiento entre 2020 y 2040. Y después, un desplome en cascada: caída de la producción industrial, reducción drástica de la oferta de alimentos y, con el tiempo, descenso de la población global. No por un único factor, sino por la combinación de todos: recursos menguantes, contaminación, cambio climático y agotamiento sistémico.

Los recursos del planeta no son infinitos. / John Lund

Ahora bien, el Club de Roma insiste en algo importante: aquel estudio no fue concebido ni escrito como una profecía apocalíptica, sino como una herramienta de decisión. El mensaje era claro: tenemos límites físicos y ecológicos, y podemos elegir si nos adaptamos o si seguimos ciegos en dirección directa hacia el colapso.

El “otro camino” pasa por un cambio profundo de paradigma: abandonar la obsesión por el crecimiento infinito, apostar por una economía regenerativa, estabilizar la población, redistribuir los recursos y abrazar la circularidad como norma. En resumen: cambiarlo todo para sobrevivir.

La década actual es crítica. Herrington lo resume bien: no se trata de un cataclismo súbito, sino de un desgaste progresivo que podría desembocar en crisis encadenadas —financieras, alimentarias, migratorias, geopolíticas— si no cambiamos el rumbo. La ventana de oportunidad se está cerrando, pero aún queda margen para dar un giro de timón hacia un mundo más sostenible para todos los que lo habitamos.