¿Cómo de fiel a la historia es la película de 'El Cautivo'? Las licencias artísticas de Amenábar
La historia de Cervantes como nunca antes se había visto en la gran pantalla
Julio Peña y Alejandro Amenábar en el rodaje de 'El Cautivo'. / Buenavista Internacional / Buenavista Internacional
Mucho antes de escribir sobre un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor, Miguel de Cervantes Saavedra estaba muy, muy lejos de cualquier lugar de La Mancha en un cautiverio que marcó su vida. Y que ahora Alejandro Amenábar ha llevado al cine.
El Cautivo es el octavo largometraje del director, que presenta un episodio de la trayectoria del escritor español más conocido de la literatura universal que puede no ser tan conocido como otros. Uno que ha acabado comentándose mucho por el enfoque que le ha dado Amenábar.
En la película, Julio Peña interpreta al Cervantes de 1575, que acababa de ser apresado en alta mar para pasar a ser un rehén en Argel durante el siguiente lustro. Así empieza, pero con ciertas tramas —relación homoerótica incluida— que ha hecho dudar a más de uno sobre su rigor histórico.
Ya desde su rodaje, el director chileno-español tenía muy claro que la tensión sexual de Cervantes con el personaje de Hasán Bajá iba a dar mucho de qué hablar. Sobre todo porque no es seguro que sucediera, pero tampoco imposible.
Cervantes, ¿escritor 'queer'?
Si nos vamos a lo estrictamente correcto de la película, el abordaje que sufrió cerca de la costa catalana por parte de unos corsarios berberiscos para luego atracar en Argel es cierta. Allí fue vendido como esclavo.
Los interrogantes de su cautiverio es lo que provoca la duda de si realmente el escritor tuvo un affair con su captor. Tal y como ha informado National Geographic, y en palabras de un experto en la figura de Cervantes que incluso ha asesorado en El Cautivo, José Manuel Lucía Megías, el principal atractivo del literato residía en que su libertad se preció en quinientos ducados de la época, una cantidad de dinero por la que valía la pena mantenerle con vida en pos de acabar recibiéndolo.
Un retrato de archivo de Cervantes. / Getty / mikroman6
Tuvo ciertas ventajas respecto a otros presos, sí, aunque no necesariamente fuera por una conexión especial con el gobernador de Argel. Lo que sí que se ha investigado es que, años después, tampoco tuvo un matrimonio feliz. Pero ambas cosas no tienen por qué estar conectadas.
Resolviendo la duda que seguramente tengan muchos espectadores tras disfrutar de El Cautivo en pantalla grande, no, Cervantes no tenía por qué ser homosexual; aunque no se ha demostrado que no mantuviera en absoluto ningún tipo de acercamiento a su captor.
Es en este vacío histórico en el que se apoya el cineasta para presentar una película que, si bien explora esos cinco años en la vida del escritor madrileño-complutense, también habla de libertad, creatividad y el poder de contar historias.
El Cautivo ya está en cines.