Veinticinco años de los primeros Latin Grammy: cuando la música latina reclamó su propio escenario global
El 13 de septiembre de 2000, el Staples Center de Los Ángeles acogió la edición inaugural de estos galardones
Shakira posa con los dos premios obtenidos en la primera gala de los Latin Grammy, el 13 de septiembre de 2000. / Scott Gries
El 13 de septiembre de 2000 la música latina vivió un hito histórico: la celebración de la primera edición de los Latin Grammy Awards. El Staples Center de Los Ángeles acogía aquella gala inaugural que, a la vez, era celebración y declaración de principios: la música en español y portugués, tan influyente en el continente americano y cada vez más presente en el resto del mundo, merecía un reconocimiento con voz propia. Veinticinco años después, la efeméride recuerda cómo aquellos premios nacieron como un acto de visibilidad y acabaron consolidándose como la cita anual más prestigiosa de la industria musical latina.
A finales del siglo XX, el fenómeno de la música latina en el mercado estadounidense era incuestionable. El éxito de artistas como Gloria Estefan, Ricky Martin o Shakira evidenciaba que las barreras idiomáticas podían desdibujarse gracias a la energía de los ritmos caribeños, la fuerza del pop latino y la tradición heredada de géneros como la ranchera o la salsa. La Academia Nacional de la Grabación de Artes y Ciencias de Estados Unidos, responsable de los Grammy tradicionales, había entregado premios a grabaciones latinas desde los años sesenta, pero dentro de una categoría aislada y sin el foco que merecía un movimiento musical tan diverso.
En 1997, se decidió dar un paso más con la creación de la Academia Latina de la Grabación, entidad independiente con sede en Miami. Su objetivo era claro: promover y reconocer la excelencia artística de la música latina en todas sus expresiones. La apuesta respondía tanto a un contexto de expansión del mercado hispano en EE. UU. como a la necesidad de legitimar a artistas y géneros que en los Grammy convencionales aparecían en un segundo plano.
El 13 de septiembre de 2000, la alfombra roja del Staples Center de Los Ángeles se tiñó de hispanidad. Fue la primera entrega de premios de alcance internacional televisada en directo en español y en inglés para más de 100 países. La gala se convirtió en una mezcla de celebración cultural y espectáculo, con actuaciones que iban de lo tradicional a lo moderno, simbolizando la amplitud de la música latina.
No fue casual que se eligiera Los Ángeles, ciudad con una de las mayores comunidades latinas de Estados Unidos, y tampoco que se apostara por una producción de gran despliegue mediático. Se trataba de mostrar al mundo que la música latina no era un género de nicho, sino un universo artístico con peso propio, capaz de dialogar de igual a igual con cualquier otra escena musical internacional.
La primera edición contó con 39 categorías, que abarcaban desde el pop y el rock hasta la música regional mexicana, la salsa, el tango, la música portuguesa y la música clásica. El abanico de géneros dejaba claro que la Academia pretendía representar la pluralidad del universo latino.
El evento fue presentado por Gloria Estefan, Jimmy Smits y Andy García, lo que subrayaba tanto la dimensión musical como la conexión con Hollywood. El despliegue de artistas invitados, entre ellos Celia Cruz, Ricky Martin o Christina Aguilera, ayudó a dar brillo y atractivo internacional a la gala.
Los primeros ganadores
En aquella noche inaugural brillaron nombres que siguen siendo referentes. Santana fue uno de los grandes vencedores con tres galardones, confirmando el impacto global de su álbum Supernatural. La categoría de Álbum del Año la ganó el español Luis Miguel por Amarte es un placer, consolidando su reinado en el pop latino.
En el terreno del pop-rock, Maná se fueron a casa con tres premios. Shakira se alzó con los premios a Mejor Interpretación de Rock Femenina por “Octavo día” y también de Pop, con “Ojos así”. En la misma línea, Juan Luis Guerra ganó el Latin Grammy a Mejor Álbum Merengue por Ni es lo mismo ni es igual.
La primera edición de los Latin Grammy envió un mensaje claro: la música latina estaba preparada para ocupar un lugar central en la industria global. Los artistas premiados obtuvieron mayor visibilidad internacional, y la ceremonia se convirtió en plataforma para lanzar carreras más allá del mercado hispano.
En los años siguientes, los Latin Grammy se consolidarían como cita obligada, capaz de reflejar tanto la tradición como la innovación de una música en constante transformación. El impacto de aquella gala inaugural fue doble: legitimó a artistas que ya eran estrellas en su idioma y abrió puertas a otros que encontraron en estos premios la proyección que necesitaban.
Hoy, en 2025, mirar atrás a aquella noche de septiembre de 2000 es recordar un punto de inflexión. Los Latin Grammy no solo reconocieron a la música latina: la proyectaron como fenómeno global, adelantándose a lo que dos décadas más tarde confirmaría el auge del reguetón, el trap latino y la nueva ola de artistas que llenan estadios en cualquier parte del mundo. El 25 aniversario de su primera gala es la constatación de que aquel impulso inicial transformó para siempre la manera en que la industria y el público miran a la música en español y portugués.