Del asfalto al oasis: cómo cambiar el suelo y plantar árboles puede salvarnos del calor extremo
La Termometrada 2025 confirma que árboles y suelos permeables son la mejor receta contra el calor extremo: hasta 8,5 grados de diferencia en un mismo municipio.

La vegetación es clave para combatir las altas temperaturas. / RyanJLane
Hay calor extremo... y calor insoportable. Y no son la misma cosa. El pasado 20 de septiembre cientos de personas voluntarias salieron a la calle, termómetro en mano, para medir lo que ya intuimos cada verano: no todas las esquinas de una ciudad arden igual. La Termometrada 2025, convocada por diversas organizaciones ambientales y ecologistas, desplegó un gran operativo en 24 capitales de provincia y 44 municipios, alcanzando más de 150 zonas de medición en tres franjas horarias —8:00, 17:00 y 23:00 horas—. El resultado fue tan claro como alarmante: el diseño urbano importa, y mucho, cuando hablamos de altas temperaturas.
Paraíso... o infierno
La metodología era sencilla y muy visual. Tres categorías de espacios: "Paraíso" (suelo natural y buena sombra de arboleda), "Intermedio" (pavimento duro, pero al menos con sombra) e "Infierno" (asfalto o granito sin sombra alguna). En cada uno, se tomaron temperaturas para comparar realidades que, en muchos casos, parecían mundos distintos separados apenas por unos metros.
Los suelos artificiales acumulan calor durante el día y lo liberan lentamente durante la noche
Los datos lo confirman. A primera hora de la mañana ya se detectaban diferencias superiores a 3 ºC entre zonas Infierno y Paraíso en ciudades como Gijón o Arnedo. En Jaén y Chiclana la brecha fue de 4 y 5 ºC, respectivamente. Y en municipios madrileños como Alcobendas y Pozuelo de Alarcón los registros se dispararon hasta los 7 y 8,5 grados de diferencia. ¿La explicación? Los suelos artificiales acumulan calor durante el día y lo liberan lentamente durante la noche, convirtiéndose en auténticas "islas de calor".
LOS40
LOS40

El mercurio ha roto récords este verano. / SimpleImages

El mercurio ha roto récords este verano. / SimpleImages
La fotografía de las cinco de la tarde es aún más gráfica. En Murcia, Chipiona o San Antonio Benagéber se midieron contrastes de 5 ºC entre el Infierno y el Paraíso. Valladolid alcanzó los 6 ºC y Chiclana llegó a un récord de 7 ºC de diferencia en pleno centro urbano. Aproximadamente un 40% de las llamadas "noches tórridas" —aquellas en las que no se baja de 25 ºC— tuvieron lugar precisamente en esos Infiernos.
Más allá de los números, la Termometrada deja claro que el confort térmico depende de múltiples variables —temperatura del aire, humedad, viento—, pero que la más inmediata de controlar es la temperatura radiante del suelo. Los pavimentos artificiales, sobre todo el granito, disparan esa temperatura, mientras que los suelos naturales la suavizan de forma instantánea. Es decir, revertir la impermeabilización innecesaria de nuestras ciudades sería una medida rápida y eficaz contra el calor.
Manos a la obra
La otra gran aliada es la vegetación, aunque aquí el reto es de tiempo: los árboles y arbustos necesitan décadas para crecer y cumplir su papel como grandes moderadores térmicos. De ahí que la combinación de renaturalización urbana y sustitución de pavimentos artificiales por permeables se presente como una receta básica para hacer frente a los veranos que cada año baten récords.
Una sombra y un suelo de tierra pueden convertirse en un oasis frente al asfalto ardiente
El balance de la convocatoria no es solo científico, también social. Las organizaciones destacan la amplia participación ciudadana y la implicación de quienes madrugaron, volvieron a salir por la tarde y repitieron a las once de la noche para medir lo invisible: cómo una sombra y un suelo de tierra pueden convertirse en un oasis frente al asfalto ardiente.
La Termometrada 2025 nos recuerda que no todas las ciudades tienen por qué ser un infierno en verano. La decisión está, literalmente, bajo nuestros pies y sobre nuestras cabezas: más árboles, más sombra, más suelo natural.












