El curioso caso del himno 'Respect': ¿Sabías que la versión original no era de Aretha Franklin?
Esta es la canción original: una canción machista que se transformó e un símbolo feminista
Es - Aretha Franklin recording en los studios de los Atlantic Records. / Michael Ochs Archives
En 1967, Aretha Franklin no solo conquistó las listas de éxitos: redefinió la música popular. Su interpretación de Respect se convirtió en un fenómeno cultural, alcanzando el número uno en Billboard, ganando dos premios Grammy y consolidándose como la voz de una generación que exigía igualdad y dignidad. Con su poderoso deletreo “R-E-S-P-E-C-T” y los coros enérgicos, Aretha transformó una simple canción en un himno feminista y de derechos civiles, símbolo de empoderamiento en una época marcada por luchas sociales.
Pero detrás de este éxito arrollador se esconde una historia menos conocida: Respect no nació como un grito de independencia femenina. La canción original fue escrita por Otis Redding en 1965, dos años antes de que Aretha la reinventara.
En 1965, el legendario cantante de soul Otis Redding escribió e interpretó una canción que, en principio, no tenía nada de revolucionaria: Respect. El tema formó parte de su álbum Otis Blue y reflejaba la queja de un hombre trabajador que pedía a su esposa un poco de atención y respeto cuando regresaba a casa tras largas giras. Según sus biógrafos, la inspiración surgió cuando Redding sintió que su mujer no lo recibía como esperaba. Conversando con su baterista, Al Jackson Jr., este le dijo: “Todo lo que puedes esperar es un poco de respeto cuando llegas a casa”. Esa frase se convirtió en el corazón de la canción.
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La metamorfosis de una súplica en himno universal
La versión original tuvo cierto reconocimiento, pero no llegó a ser un fenómeno cultural. Todo cambió dos años después, cuando Aretha Franklin, recién llegada a Atlantic Records, decidió reinterpretarla. Lo que hizo fue mucho más que una versión: transformó el sentido de la canción. Franklin no solo adaptó la melodía, sino que reescribió el mensaje. Añadió el famoso deletreo “R-E-S-P-E-C-T”, los coros potentes de sus hermanas Carolyn y Erma, y la frase “Sock it to me”, que aportó fuerza y ritmo. Con estos cambios, la súplica masculina se convirtió en una exigencia femenina: una mujer reclamando dignidad, igualdad y autonomía, no solo en su relación, sino en la sociedad.
El impacto fue inmediato. En 1967, la versión de Aretha alcanzó el número uno en la lista Billboard Hot 100, se mantuvo allí durante 12 semanas y ganó dos premios Grammy en 1968. Más allá del éxito comercial, Respect se convirtió en la banda sonora del movimiento por los derechos civiles y del feminismo emergente en los años 60.
Décadas después, el legado de Respect sigue intacto. La revista Rolling Stone la coronó como la mejor canción de todos los tiempos en su lista de 2021, pero antes, en 1987 ingresó al Salón de la Fama del Rock and Roll. Ha sido versionada, sampleada y reinterpretada en innumerables ocasiones, pero ninguna ha igualado la fuerza simbólica de Aretha Franklin. Lo que comenzó como una súplica doméstica terminó siendo un grito universal por la igualdad y la dignidad humana.
