Razer Raiju V3 Pro: cuando el mando importa tanto como el juego

El Razer Raiju V3 Pro es uno de esos mandos que, en cuanto lo sacas de la caja, dejan claro que juegan en otra liga. No es un accesorio más para tu consola o tu PC, sino un periférico pensado para gente que vive los juegos competitivos con la misma intensidad con la que otros se compran un teclado mecánico tope de gama o un monitor de 240 Hz. Y, aun así, tiene algo que lo hace interesante incluso para quien sólo ha conocido el mando estándar de la consola y siente curiosidad por lo que ofrecen estos productos “PRO”.

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Diseño, materiales y sensaciones en mano

Lo primero que llama la atención es su presencia. La versión en blanco y negro tiene un contraste muy marcado, casi de “dispositivo profesional” más que de juguete, y el agarre de goma texturizada contribuye mucho a esa sensación. Es curioso, porque si desconfías un poco de las gomas —por cómo pueden envejecer con el tiempo o con ciertos ambientes— aquí es fácil reconciliarse con ellas. El tacto es espectacular, muy adherente sin resultar pegajoso; un agarre firme cuando la tensión de la partida sube.

Esa sensación de precisión se refuerza con los botones. Razer ha llevado aquí su filosofía de periféricos de ratón: los botones frontales, los traseros y hasta los pulsadores de la cruceta son microswitches de alta precisión. En la práctica, cada pulsación se siente como un click de ratón: recorrido muy corto, activación clarísima, cero dudas sobre si se ha registrado o no. Quien venga de las tradicionales membranas de goma de un mando normal notará enseguida la diferencia. No es sólo que responda rápido, es que la propia sensación sonora y táctil de ese “click” contribuye a meter en la cabeza la idea de que todo es más inmediato.

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Lo mismo ocurre con los gatillos, que tienen un recorrido muy corto pensado expresamente para shooters. Aquí no se busca una sensación progresiva, como cuando aceleras en un juego de coches, sino recortar milésimas entre que decides disparar y la bala sale. El Raiju V3 Pro te quita ese recorrido extra; el gatillo se convierte casi en otro botón más, muy directo. Y por si fuera poco, los sticks analógicos no sólo son muy precisos, sino que están pensados para ser resistentes al temido “drifting” que tantos quebraderos de cabeza ha dado en los últimos años. Además, puedes intercambiar las piezas y jugar con diferentes alturas, según si prefieres priorizar la rapidez de movimiento o la precisión de apuntado.

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Personalización total y nueva forma de jugar

Donde este mando muestra su vocación de gama alta es en la personalización. No se limita a ofrecer un par de botones extra y ya está: prácticamente todo es configurable. Desde una aplicación de escritorio o desde el móvil, vía Bluetooth, es posible reasignar funciones a todos los botones, en especial a las palancas posteriores. Esta es, probablemente, la gran diferencia respecto a un mando convencional. Poder llevar a esos botones traseros acciones que normalmente están en la cruceta o en los botones frontales cambia la forma de jugar.

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Imagina un Dark Souls: curarte, cambiar de objeto o usar la cruceta suele obligarte a mover la mano izquierda del stick o a hacer algún malabar con los dedos. Con un mando como el Raiju, puedes asignar esas acciones a las palancas traseras y mantener siempre el agarre perfecto, sin soltar la cámara ni el movimiento. Lo mismo ocurre en shooters, donde saltar, agacharse o recargar sin levantar los pulgares de los sticks se traduce en una pequeña pero constante ventaja. Esa es la idea de fondo de este tipo de mandos: no se trata de “hacer trampas”, sino de optimizar lo que ya haces, de eliminar pequeños tiempos muertos en los que tus manos dejan de hacer lo importante para irse a un botón mal situado.

Ergonomía, comodidades y renuncias

En cuanto a la forma, el Raiju V3 Pro se acerca más a un mando de Xbox que a un DualSense, aunque los sticks están colocados de forma simétrica, al estilo PlayStation. Es un mando ligero y, en general, muy cómodo, pero si estás acostumbrado al mando oficial de PS5 es probable que sigas considerándolo un peldaño por debajo en términos de pura comodidad. El DualSense sigue siendo, para muchos, el “sofá-mando” por excelencia, el que apetece tener entre las manos para sesiones tranquilas.

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En el Raiju hay un detalle ergonómico que merece mención: las palancas “M” de la parte posterior. Los dedos que descansan detrás del mando caen justo sobre ellas, lo cual es perfecto cuando las estás usando activamente… pero introduce un pequeño matiz de inestabilidad cuando no es el caso. Aunque se pueden desactivar por completo para que tocarlas no suponga un problema, los dedos siguen apoyados sobre ellas, y como son muy sensibles es fácil que acabes haciendo ese “click, click, click” de manera involuntaria mientras juegas a algo que ni siquiera necesita esos botones. No es un problema grave, pero es uno de esos compromisos que vienen con la ambición de meter más controles en un mismo espacio.

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Otro aspecto definitorio del Raiju V3 Pro es aquello de lo que prescinde: no tiene vibración. Nada de motores internos, ni vibración háptica, ni gatillos adaptativos al estilo DualSense. La lógica detrás de esta decisión es clara: este mando está pensado para jugadores que se juegan la victoria, y para muchos de ellos la vibración no sólo no aporta nada, sino que puede llegar a ser una distracción. Desde un punto de vista práctico, esa ausencia de vibración también contribuye a aligerar el mando y a mejorar la autonomía. Pero si vienes de disfrutar de la sutileza háptica del DualSense en juegos narrativos o campañas muy cuidadas, notarás que aquí se pierde una parte importante de esa “magia sensorial”.

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A nivel de conectividad, el mando puede funcionar de manera inalámbrica mediante un dongle, con una latencia mínima que lo hace perfectamente válido para competitivo, y también puede conectarse por cable USB para quienes quieren eliminar cualquier posible duda sobre el lag. En la práctica, ambas opciones funcionan muy bien, y el cable incluido permite convertirlo en un mando puramente cableado si así se prefiere. Hay, sin embargo, una limitación concreta en el uso con PS5: el Raiju V3 Pro no puede despertar la consola del modo reposo. Sony reserva esa función para el DualSense, de modo que, si quieres jugar con el mando de Razer, tendrás que encender primero la PS5 y después coger el Raiju. Es, ciertamente, un mal menor, pero conviene tenerlo en mente si estás acostumbrado a hacerlo todo con un único mando.

Accesorios, precio y a quién va dirigido

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El empaquetado y los accesorios refuerzan la idea de producto de gama alta. La funda rígida que se incluye protege el mando cuando se transporta, algo muy útil si piensas llevarlo a torneos, viajes o simplemente a casa de amigos. En la caja también encuentras un cable USB y piezas de recambio para las palancas posteriores y los sticks analógicos, para que puedas ajustar la configuración física a tu estilo de juego.

Y llegamos a la parte delicada: el precio. Con un PVP en torno a los 209 euros, estamos claramente ante un mando caro. Sin embargo, dentro de la liga de los mandos PRO es, paradójicamente, uno de los más “baratos”. Frente a otras opciones especializadas, este Raiju se sitúa como una de las alternativas más atractivas en relación prestaciones/precio. No es una compra impulsiva, es un capricho tecnológico consciente.

Este mando brilla especialmente en dos terrenos: los shooters y los juegos en los que se abusa de la cruceta o de accesos rápidos. En esos contextos, las palancas traseras y la rapidez de los gatillos dan una nueva dimensión al control. Todo se vuelve más eficiente: cambias de arma sin pensar, te curas sin apartar los pulgares de los sticks... Hay situaciones en las que esa diferencia de eficiencia se traduce, literalmente, en salvarte donde con otro mando habrías caído.

En juegos de lucha, el Raiju V3 Pro también se defiende muy bien, especialmente en títulos de cuatro botones como Tekken o los juegos de SNK. Son una prueba de fuego para cualquier mando y aquí el conjunto de cruceta, botones y microswitches responde a la altura.

Hay, eso sí, un tipo de juego en el que quizá no sea la mejor opción: las experiencias tranquilas en las que prima la comodidad por encima de todo. En esos casos, el extra de ergonomía relajada y de efectos hápticos del DualSense puede pesar más que las prestaciones “PRO” del Raiju. No todo el mundo necesita botones extra para leer diálogos o explorar un mundo abierto a ritmo pausado, y ahí el mando estándar sigue siendo un compañero más natural.

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Conclusión: un lujo que merece ser probado

En conjunto, el Razer Raiju V3 Pro es una pieza de tecnología espectacular, diseñada con un propósito muy claro: ofrecer la máxima eficiencia posible a jugadores que quieren ir un paso más allá. No es un mando para todo el mundo, pero sí uno de esos dispositivos que todo el mundo debería probar alguna vez para entender qué significa realmente un mando “PRO”. Para quienes pasan buena parte de su tiempo en modos competitivos o en juegos exigentes, puede convertirse en su nueva herramienta favorita. Para otros, será quizá un lujo innecesario… pero uno de esos lujos que, una vez los pruebas, cuesta dejar de mirar de reojo.