Los villancicos y el jazz llevan mucho tiempo hermanados, pero… ¿sabes realmente de dónde viene esa unión?
Ambos comparten una misma esencia y llevan años compartiendo lenguaje
La cantante de jazz, Ella Fitzgerald. / Hulton Archive
La alianza entre el jazz y la música navideña no nació de una decisión estratégica, sino del encuentro casi accidental, y profundamente humano, entre dos tradiciones que, aunque separadas por siglos y contextos radicalmente diferentes, compartían una misma pasión: el deseo de acercar a las personas y envolverlas en una atmósfera inolvidable. Los villancicos, antes de convertirse en himnos religiosos, fueron cantos populares que nacieron en la calle, en la voz de la gente. El jazz, al igual que estos villancicos, al igual que el soul o el blues, nace de la voces de la calle y cuando irrumpió en el siglo XX, trajo consigo esa misma cualidad: era urbano, cálido, frágil y poderoso a la vez. Y en esa dualidad, la Navidad dejó de sonar solemne para volverse profundamente humana.
Merry Christmas
A comienzos del siglo XX, Estados Unidos ya tenía un repertorio navideño propio: Christmas songs que circulaban por radios y cafés, a menudo interpretadas por crooners y envueltas en ese pop tradicional que buscaba comodidad más que innovación. Cuando el swing, las big bands y el jazz vocal se apoderaron del país en los años 30 y 40, una pregunta empezó a flotar en el aire: ¿qué pasaría si esas melodías tan reconocibles se dejaran llevar por el lenguaje del jazz? Las primeras respuestas llegaron pero tímidamente, en singles sueltos, alguna que otra version. Aún no eran discos navideños como tal, pero sí eran señales de que dos mundos estaban empezando a mirarse a los ojos.
Vince Guaraldi Trio - Christmas Time Is Here (Instrumental)
Entonces, en 1965, llegó el momento que cambiaría para siempre la manera en que escuchamos la Navidad: A Charlie Brown Christmas. Vince Guaraldi y su trío fueron capaces de algo que parecía imposible: unir la inocencia de la Navidad con la sofisticación del jazz sin que ninguno de los dos perdiera su esencia. Ese piano cálido, el bajo suave, la batería casi susurrada… Guaraldi creó una música que parecía mirar al invierno a los ojos, melancólica, luminosa, repleta de verdad. Su banda sonora no solo se convirtió en un clásico; marcó un antes y un después. Por primera vez, la Navidad podía sonar moderna y elegante sin renunciar a su ritual.
De Ella Fitzgerald a Sinatra
A partir de ahí, la alianza ya no fue casual. Y algunos de los grandes guardianes del jazz se encargaron de sellarla para siempre. Ella Fitzgerald, con ese swing que podía levantar cualquier espíritu, transformó Jingle Bells o Let It Snow en auténticas celebraciones de vida. Louis Armstrong llevó su sonrisa, su ironía y su nostalgia a canciones como Zat You, Santa Claus?, convirtiendo la Navidad en un lugar más cálido. Nat King Cole, con esa voz que parecía un abrazo, convirtió The Christmas Song en un estándar eterno, un ritual sonoro que vuelve cada diciembre. Y los crooners como Bing Crosby o Sinatra, con sus arreglos de big band y su elegancia infinita, llevaron el jazz navideño a hogares y generaciones enteras.
Ella Fitzgerald - Sleigh Ride (Official Video)
Pero la historia no se quedó ahí. La tradición siguió creciendo pero sobre todo reinventándose. Diana Krall le devolvió a la Navidad un jazz elegante y nocturno. Harry Connick Jr. mezcló swing, pop y espíritu festivo con naturalidad. Norah Jones, Michael Bublé, Jamie Cullum y otros tantos demostraron que esta alianza no es algo que pueda permanecer en el pasado, sino un pequeño ritual que permanece cada año.
Jamie Cullum, Kansas Smitty's - Winter Wonderland
Hoy la Navidad puede sonar clásica o moderna, íntima o universal, gracias a ese diálogo entre villancico y jazz. Uno recordándonos de dónde venimos, el otro recordándonos quiénes somos cuando la música nos atraviesa. Porque al final, esa unión no es solo una tradición musical; es un gesto de humanidad compartida. El mundo, aunque sea por un instante, parece respirar al mismo son.
Andrea Sanz
Una chica buscando su lugar en el mundo. En este...Una chica buscando su lugar en el mundo. En este intento me encontré con el periodismo y decidimos hacerlo oficial, así que me gradué en la Universidad de Valladolid. Mas adelante me topé con el máster de radio, podcast y audio digital de la Universidad Antonio de Nebrija. Como hablo por los codos me pareció buena idea empezar a monetizarlo.