El accidente de avión que más le arrebató al soul: 58 años del trágico final de Otis Redding
Recordamos uno de los finales más prematuros y trágicos de la historia del soul
Otis Redding sobre el escenario. / Sulfiati Magnuson
No hay soul sin Redding, no hay historia de la música sin Otis. Este gran artista encarna como pocos la idea de live fast, die young (vive rapido, muere joven), en su versión más cliché. Pero Otis también era lo más lejano a un cliché, pudo morir pronto, pero no vivió deprisa. Redding exprimió cada minuto, le sacó el jugo a la vida, a la poca que tuvo.
Otis Redding "Try A Little Tenderness" Live 1967
El rey del soul nos dejó prematuramente y de la peor de las maneras. Falleció en un accidente de avión con solo 26 años. Aquel 10 de diciembre de 1967, su avioneta se estrelló en el lago Monona, en Wisconsin. Otis era un gigante en todos los sentidos. Con apenas 26 años lo había logrado casi todo: una familia, un hogar, una carrera musical exitosa e incluso su propio sello discográfico. Ese 10 de diciembre fue tristemente bautizado como “el día que murió el soul”, y no exageraban: una parte del corazón del género se fue con Otis en ese avión. La tragedia despertó incluso sospechas, porque Redding estaba en su mejor momento y todo lo que tocaba para Stax se convertía en oro. Pero la importancia no reside en esas teorías, sino en su figura, en cómo entendía la música y en el talento desbordante que poseía. Hoy queremos recordarlo como el gigante que fue.
Los inicios del pequeño gran Otis
Otis Redding nació el 9 de septiembre de 1941 en Dawson, Georgia, y creció cantando en la iglesia antes de lanzarse de lleno a la música. Sus primeros pasos fueron en concursos locales y pequeñas giras, hasta que su talento lo llevó a firmar con Stax Records, donde empezó a construir el sonido que lo convertiría en uno de los grandes del soul.
Otis Redding - 'My Girl', 'Shake' & 'I've Been loving You' live [Colourised] 1967
A partir de ese momento, su ascenso fue imparable. Con canciones como These Arms of Mine o Respect, tema que, tras un silencioso “beef” histórico, Aretha Franklin transformó en el himno reivindicativo que hoy conocemos, Redding empezó a conquistar radios y escenarios, convirtiéndose en un referente del soul sureño. Su presencia era magnética: elegante, intensa, inconfundible. Sus giras por Estados Unidos y Europa lo consagraron como una de las voces más emocionantes de su generación, capaz de transformar cada nota en sentimiento puro.
Pero Otis tenía una peculiaridad que comparten muchas de las grandes figuras de la música: era un maestro del homenaje. Redding era un empresario brillante que sabía rodearse de lo mejor: Sam Cooke, Isaac Hayes, Booker T. Jones o Al Jackson Jr., entre otros. Admirador absoluto de Little Richard, no copiaba: versionaba, reinterpretaba, hacía suyo cada tema hasta convertirlo en algo único, un sonido que solo existía en su propio imaginario creativo. Y justo cuando grabó su obra maestra, llegó la tragedia.
Aquel muelle de la bahía
El último proyecto que Otis Redding grabó antes del accidente fue el material que daría forma a The Dock of the Bay, un disco que capturaba un giro inesperado y profundamente maduro en su sonido. Redding, que venía de reinar en el soul sureño más visceral, estaba explorando una sensibilidad más introspectiva, casi contemplativa, incluso cercana al espíritu de la contracultura. Su voz reflejaba esa nueva etapa artística. No era un cambio casual: quería expandir su música y llegar a un público más amplio sin perder su identidad. Aquellas sesiones de finales de 1967 serían las últimas.
Otis Redding Fa Fa Fa Fa Fa Sad Song) [Video]
Tras su muerte, el disco se completó y publicó de manera póstuma, convirtiéndose en un documento histórico. The Dock of the Bay no solo reveló la evolución artística que Redding estaba a punto de consolidar: impulsó su legado a una dimensión universal. La canción homónima se convirtió en su mayor éxito y en el primer número uno póstumo de la historia de Estados Unidos. El álbum mostró un futuro musical que ya no pudo ser, pero que un talento inmenso como el suyo logró pasar por el embudo del tiempo. Su impacto confirmó que Otis Redding estaba en pleno renacimiento creativo justo antes del trágico final. Descansa en paz, Otis. Aquí sigues reinando.
Andrea Sanz
Una chica buscando su lugar en el mundo. En este...Una chica buscando su lugar en el mundo. En este intento me encontré con el periodismo y decidimos hacerlo oficial, así que me gradué en la Universidad de Valladolid. Mas adelante me topé con el máster de radio, podcast y audio digital de la Universidad Antonio de Nebrija. Como hablo por los codos me pareció buena idea empezar a monetizarlo.